Lejos de cualquier creencia popular, que sitúa a Castilla y León como un lugar donde hacer únicamente turismo cultural, patrimonial y de naturaleza entre montañas, campos, valles o parajes, lo cierto es que los amantes del agua también tienen su espacio. Y es que no hace falta acercarnos hasta la costa para encontrar un lugar donde refrescarnos en las horas en las que más aprieta el sol.
Y no, no hablamos de piscinas o parques acuáticos creados artificialmente. Castilla y León también esconde rincones naturales donde el agua es protagonista y las playas fluviales son todo un reclamo. Por ejemplo, en EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León os descubríamos hace pocas semanas las playas fluviales más espectaculares de Palencia, Zamora o Soria, entre otras.
Lugares que van más allá de lo estrictamente referencial, que es el agua. Por ejemplo, en Zamora podrás bañarte con las mejores vistas a uno de los románicos más destacados de nuestro país. O en Palencia en un oasis de paz entre montañas. O Soria, donde destaca por la extrema tranquilidad del lugar y la más extensa naturaleza.
Ávila, por su parte, también tiene su pequeño rincón fluvial donde disfrutar este verano de una espectacular experiencia refrescante, a las faldas de la Sierra de Gredos y en un marco natural incomparable. Aunque no es puramente una playa tal y como la conocemos y se asemeja más a una especie de piscina natural, hace de ello y más si cabe en unas fechas como las estivales.
Hablamos del denominado Charco Verde, en el río Pelayo y cara sur de la Sierra de Gredos, donde las aguas cristalinas se retienen en una pequeña charca rodeada de las estampas naturales más bellas del lugar.
Un lugar idóneo para disfrutar de un día de tranquilidad y aprovechar para hacer un pícnic mientras se disfruta del cochifrito o la típica y sabrosa ternera abulense, como manda los cánones en una zona como esta.
Cerca del municipio de Guisando, el Charco Verde es un lugar hecho para los amantes de la naturaleza pura. Esta charca asilvestrada se encuentra un kilómetro arriba si se coge la carretera del camping. Además, si queremos hacer un parón en nuestro momento relax para comer en mesa y silla, nos encontraremos tres restaurantes cercas como el del Camping de Los Galayos, el Fogón de Gredos o El Tropezón.
Eso sí, tal y como advierten los aventureros que se han acercado hasta el Charco Verde, es un lugar donde sus aguas son notablemente frías, incluso en las épocas de verano donde el mercurio sube a temperaturas que calienta las rocas a grandes temperaturas. Por eso, debes estar mentalizado antes de lanzarte al agua sin prepararte mentalmente.
Además, si nuestra estancia en estas zonas a las faldas de la Sierra de Gredos va a ser de varios días y el Charco Verde se nos hace repetitivo, en las cercanías del casco urbano de Guisando también encontraremos la piscina natural de Charco de Risquillo.
Otro espacio natural que además cuenta con un chiringuito para refrescar nuestra garganta y recuperar la energía para darnos un segundo chapuzón y hacer frente al asfixiante calor de los meses de julio y agosto. Para completar la experiencia, también cuenta con zonas verdes con asientos y mesas de piedra, que se complementan con barbacoas para hacer las delicias de nuestro paladar.