Uno de los responsables de las excavaciones en el yacimiento de Cueva Fantasma, en la sierra de Atapuerca (Ibeas de Juarros, Burgos), el profesor en la Universidad Isabel I, Marcos Terradillos, subrayó hoy que en la presente campaña arqueológica, la 44 edición, se está estudiando el comportamiento principalmente tecnológico de la última especie que se ha encontrado en Atapuerca, que son los Neandertales, en 2016.
En este sentido, recordó que fue “un gran descubrimiento” porque “desde el año 2000, encontrar el Neandertal era el principal objetivo porque era la especie única de la filogenia europea que nos faltaba por encontrar en estos yacimientos”. Así, Terradillos relató que desde el pasado 17 de junio que comenzaron los trabajos arqueológicos en Cueva Fantasma se empezó por “limpiar la superficie” y se está estudiando “la relación entre los animales, las materias primas, cómo fabrican sus cuchillos los neandertales, cuál es su papel, su rol en el yacimiento o cómo aprovecha la biomasa, por ejemplo, de los caballos que mueren dentro de la cueva”.
El investigador explicó cómo aprovechaban la cueva los neandertales y relató que en Cueva Fantasma “hay un gran charco en la zona central y los caballos, cuando están cerca de morir, y otros mamíferos, acostumbran a morir cerca del agua” por lo que indicó que “ahí hay mucha carne disponible”.
En este contexto, manifestó que “hay dos agentes principales, que serían las hienas y los neandertales” y que se está estudiando “quién llega primero, cómo se alimentan”. “Entonces, vemos que el agente principal serían las hienas que vienen a lo que ha quedado de los caballos, roen los huesos y, en muchas ocasiones, sería el propio Neandertal el que llega después de las hienas y hemos visto cómo fabrica sus cuchillos, como cortaría la carne…”.
Asimismo, precisó que en Cueva Fantasma se están excavando niveles en torno a los 70.000 años y aclaró que “comparado con el resto de yacimientos de la Trinchera del Ferrocarril, es una fase muy moderna del Paleolítico”. Algo que calificó de “bueno” porque “permite completar información que no está disponible en la Trinchera”.
“En la Trinchera del Ferrocarril, todos los yacimientos, por ejemplo, se rellenaron de sedimento hace unos 200.000 años; entonces, los neandertales clásicos nunca pudieron ocupar estos yacimientos de la Trinchera y, tanto sus restos fósiles como sus comportamientos, los estamos buscando en otros yacimientos, entre ellos Cueva Fantasma o en Galería de las Estatuas”.
Unos 20 investigadores excavan 250 metros cuadrados en la superficie de Cueva Fantasma, uno de los yacimientos más grandes de Atapuerca, que según estimó, puede tener una superficie de entre 600 y 700 metros cuadrados, “entre seis y siete veces más grande en superficie que el yacimiento de Gran Dolina”.
El mundo de los neandertales
Otro de los codirectores de este yacimiento de Cueva Fantasma, Ana Isabel Ortega, recordó que los trabajos de excavación en Cueva Fantasma comenzaron en 2018, después de haber descubierto “todo su potencial” entre 2016 y 2017 y resaltó que la significación de este yacimiento es que “por ahora, tiene los registros más recientes, junto con Galería de las Estatuas, de la secuencia de Atapuerca, corresponden al Pleistoceno Superior y estaríamos en el mundo de los neandertales”.
En esta línea, relató que “por los años anteriores ya vemos que es un yacimiento que está dando mucho potencial, es muy rico en fauna y también ya desde el año pasado también están saliendo muchos restos de industria lítica, lo que nos está hablando de la presencia en situ de los neandertales”.
“Este año hemos vuelto a la normalidad y estamos excavando toda la superficie que no habíamos intervenido y empiezan a salir ya mucho caballo, muchos huesos y también mucha presencia de industria lítica, algunos son útiles pero también tenemos pequeños restos de talla que nos están hablando que tallaban y si no aquí en el lugar, en zonas muy cercanas”. “No hemos encontrado el hogar pero sí que lo utilizaban”, concluyó Ortega.
Zona de entrada y sector interno
La actuación de este año se centra en la zona de entrada de Cueva Fantasma y en el sector interno de Sala Fantasma. En la zona de entrada de la cueva se está realizando un sondeo estratigráfico para conocer y documentar la secuencia arqueopaleontológica de la cavidad y profundizar así en el desarrollo del uso de esta cavidad a lo largo del tiempo.
En el espacio interior de la cueva, Sala Fantasma, se quiere indagar en las características de la ocupación. Para ello se va a trabajar en dos frentes de actuación: un primer frente continuará con la excavación del perfil estratigráfico del año anterior, con el objetivo de disponer de una secuencia estratigráfica de referencia del yacimiento. El segundo frente de trabajo en Sala Fantasma retomará los trabajos de excavación en extensión, desarrollados en la campaña del año 2020, con el fin de conocer el tipo de ocupación del nivel 32F, en el que ya se ha obtenido una ingente cantidad de fósiles de mamíferos.
Además, durante la presente campaña, se explora por primera vez la abertura original de la cueva -localizada al norte de la cavidad– ya que se dispone de un testigo sedimentario con una potencia de 11 metros. Se realizan nuevos perfiles geofísicos y un sondeo arqueológico. Con ello se quiere conocer el horizonte cronoestatigráfico cercano a los 30.000 años obtenido en el nivel 28 de Cueva Fantasma.
Esta intervención será una gran oportunidad de localizar registro arqueológico de finales del Paleolítico medio e inicio del Paleolítico superior, un periodo temporal de gran interés por el escaso registro de este ámbito temporal en la sierra de Atapuerca, si exceptuamos los conjuntos líticos y la datación del asentamiento al aire libre del Valle de las Orquídeas.