La evolución de la humanidad es fruto de un persistente, arduo y costoso trabajo de investigación y ciencia, unidas ambas en una simbiosis perfecta que ha supuesto todos los avances que hasta ahora conocemos. Detrás de esta mezcla hay personas que dedican su vida a conocer, estudiar y descubrir lo que las 'cosas' esconden. Concretamente, en Burgos hay dos científicos que se han convertido en eminencias mundiales y hoy traen a este periódico la receta del éxito para llegar hasta este punto. Ellos son Santiago Aparicio y Roberto José Sanz, profesores en la Universidad de Burgos.
Ambos han sido reconocidos por su trayectoria en la prestigiosa lista internacional 'Ranking of the World Scientists: World's Top 2% Scientists' de la Universidad de Stanford, que reconoce a los investigadores y científicos más influyentes del mundo. Aquí se sitúan estos dos burgaleses, que acentúan dos de las claves del éxito en el "trabajo y las personas".
Los dos profesores del departamento de Química de la UBU han llegado hasta aquí fruto de su trabajo en investigación científica, pero ¿cuál es la receta? Santiago Aparicio destaca la importancia de una financiación "adecuada", además de la necesidad de "personas que desarrollen esa labor de investigación". Por su parte, Roberto José Sanz atribuye todo a la "brillantez de las ideas" y, sobre todo, al "trabajo" que hay detrás de los proyectos.
"La investigación es cara, requiere dinero, es muy necesario que esta financiación actualmente se incremente. Estamos todavía muy lejos de los porcentajes en otros países", reclama Aparicio en una idea que comparte su compañero Sanz, que añade que es un aspecto "fundamental" para seguir trabajando. "Otras comunidades, independientemente del signo político, tienen programas de atracción de talento mucho más potentes que aquí", aclara Roberto.
Aparicio también pone en valor la "gran calidad y la buena formación" de los investigadores españoles, que son "capaces de desarrollar los proyectos de forma sistemática". Sin embargo, asevera que se vive una situación "inestable" porque es "difícil establecer una carrera de investigación". "Es una cuestión de financiación, recursos adecuados y personas adecuadas con la formación adecuada", insiste el docente burgalés.
Para Roberto el éxito se sustenta sobre "dos patas", pero no sabría decir cuál es "la más importante". La primera de ellas es la "brillantez" de las ideas anteriormente mencionada. Seguidamente, remarca el "trabajo duro". "No hay otra receta más que trabajar y esforzarse. Ahí es donde vienen las diferencias", subraya el científico de la Universidad de Burgos.
Santiago Aparicio centra su línea de investigación en el desarrollo y diseño de materiales para aplicaciones en energía y medioambiente junto con materiales que sean sostenibles y tengan una baja toxicidad y un mínimo impacto medioambiental. "La línea principal es una línea que se basa en métodos de química teórica y modelización de materiales", explica en declaraciones para EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León, al mismo tiempo que aclara que al final el objetivo es "resolver problemas medioambientales y energéticos".
Por su parte, Roberto José Sanz y su equipo están centrados en la síntesis orgánica. Es decir, en la primera fase de un fármaco, por ejemplo. "Lo que intentamos es poner a punto nuevos procedimientos o reacciones o mejorar otras existentes buscando el poder sintetizar o preparar compuestos orgánicos de manera más sostenible medioambientalmente o eficiente", desgrana el burgalés.
En 2019 fueron dos los científicos de la UBU que entraron esta prestigiosa lista, mientras que en 2020 ascendieron a cuatro y ahora este año a siete. Esto demuestra el buen hacer de una Universidad que ha decidido apostar por la investigación. "Es verdad que la capacidad de la institución académica no es excesiva, a nivel de poder financiar sobre todo, pero en el apoyo a la investigación sí que nos sentimos reconocidos", asegura Sanz.
Aparicio añade que la calidad de la investigación en la UBU "está creciendo" y eso se demuestra en la consecución de proyectos tanto a nivel nacional como europeo, que cada vez es "mayor"."Somos la Universidad de Castilla y León en la que mayor número de proyectos tiene en relación al número de investigadores que disponemos. Esto manifiesta una apuesta por una investigación de calidad y de impacto internacional", presume el profesor.
La investigación y la ciencia son primordiales en el avance de las sociedades desde sus inicios, pero estas "no son conscientes de la importancia" de este sector. Esta es una idea en la que los dos científicos de la UBU vuelven a coincidir, aunque Aparicio entona el 'mea culpa' y cree que son los investigadores tienen "cierta responsabilidad en ello". "No hemos sido capaces de transmitir la relevancia que tiene la investigación para el desarrollo", matiza.
Asimismo, Roberto puntualiza que la investigación no es algo que se considere "prioritario, ni a nivel social ni político". "Vivimos en una sociedad y un país en el que se prefiere la ganancia inmediata a invertir, y al final la investigación es una inversión", señala el profesor burgalés.
En esta vocación didáctica, Aparicio subraya que son "los países que tienen economía más pujantes aquellos que son capaces de desarrollar procesos, productos y tecnologías más avanzadas que el resto". En este sentido, vuelve a recordar la importancia de la inversión en ciencia, ya que es "fundamental" para tener una sociedad competitiva económicamente. "Esto se traduce en una industria más competitiva y en puestos de trabajo de mayor calidad y mejor remunerados", añade.
En resumidas cuentas, un compendio de claves y aspectos que se funden en la receta del éxito de estos dos científicos burgaleses para convertirse en dos eminencias mundiales. "No somos científicos aislados en nuestro laboratorio que no pensamos más que en nuestros materiales y ecuaciones, sino que las investigaciones que hacemos tienen un claro impacto en la mejora de la calidad de vida", finaliza Santiago Aparicio.