El codirector del proyecto Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, repasa durante su penúltima campaña al frente de la dirección cuáles fueron sus inicio en el mundo de la paleoantropología, su primera visita a la sierra de Atapuerca y cómo le gustaría despedirse de esta aventura a la que ha dedicado 40 años. Bermúdez de Castro se jubiló el pasado mes de marzo de su trabajo en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh), y junto a Eudald Carbonell dirán adiós a la dirección del proyecto Atapuerca en 2024, mientras que Juan Luis Arsuaga continuará hasta 2025. El investigador, en una entrevista con Ical, reconoce que lleva varios años haciéndose a la idea de su marcha, para poder hacerlo “sin sufrir” y “sin echarlo de menos”, y afirma estar “tranquilo” porque las personas que se harán cargo de ello están “muy preparadas”.
La próxima campaña de excavaciones en Atapuerca será la penúltima con usted como codirector. ¿Cómo se dice adiós a este proyecto después de tantos años?
Hay que hacer un ejercicio mental importante. Mi primera campaña de excavación fue en 1983. Me lo pasé tan bien que dije: “Yo esto no me lo puedo perder”. Para mí ha sido una parte de mi vida, 40 años. La mitad de tu vida dedicándote a este proyecto. Cuando llega este momento, tienes que hacer un ejercicio mental para decir, tengo que desconectar. Llevo intentándolo dos o tres años, me tengo que ir, además sin sufrir y echarlo de menos. Creo que lo estoy consiguiendo. Me iré a casa, el año que viene volveré pero al siguiente ya no. Dejar la dirección tampoco lo voy a echar demasiado de menos, porque me he mentalizado para ello. Me quedo tranquilo porque las personas que van a venir están muy preparadas, para el tema de la investigación y excavación.
Dejan un relevo…
Lo que hicimos fue ir dejando ya la responsabilidad en una serie de personas. Por lo menos en los yacimientos del Ferrocarril y Cueva Fantasma, fuimos dejando a personas que tuvieran la responsabilidad de llevar eso, de manera que lo único que iban a necesitar de nosotros es consejos, opiniones y discusión de cómo iban a ir las cosas. Ya saben cómo funciona, con lo cual no estoy preocupado. Nosotros estaremos en la Fundación Atapuerca, ahí si que no nos jubilamos y por tanto, Atapuerca tiene un reconocimiento tan importante que cualquiera que venga no lo va a estropear, puede tener otra estrategia de excavacion, otra forma de verlo, pero Atapuerca va a estar siempre ahí, porque es eterno, mientras que nosotros vamos a ir pasando. Va a estar siempre apoyado por las administraciones. Con eso estoy tranquilo. Nuestros hijos científicos, que son Atapuerca y el equipo, van a responder, sí o sí. Eso te tranquiliza. Lo van a llevar estupendamente y van a mejorar todo lo que hemos hecho nosotros y las ideas, hipótesis que hemos promovido, algunas se mantendrán, otras serán mejoradas.
¿Qué planes tiene a corto y largo plazo?
No voy a estar aburrido. Tengo muchas cosas que hacer. Es un periodo que me lo tomo muy bien, con mucha tranquilidad. Además de correcciones científicas y la familia, está el tema de la Real Academia Española. Estoy muy activo. La mayor parte de las personas que forman parte de los académicos son escritores, gente del cine, del teatro, personas de letras, y en cambio ha habido muy pocas personas de ciencias. Se pueden contar con los dedos de las manos.
¿Cómo está siendo el trabajo en la RAE?
En la parte científica, muchas palabras están un poco o bastante desatendidas. Se propusieron en el siglo XVIII, XIX, XX… Algunas están bien, pero la mayoría necesitan una revisión, porque la ciencia avanza muy rápidamente y es una continua revisión de todo lo que se hace. Lo que se hizo hace 40 años hay que revisarlo, forma parte de la ciencia, con lo cual las definiciones, acepciones de las palabras científicas en el diccionario hay que revisarlas. Me he propuesto revisarlas. He estado con primatología, paleontología, he pedido hacer zoología. Son muchísimas palabras, y algunas otras áreas o entradas que controlo como geología, estoy con algunas palabras. Esto requiere mucho tiempo, puedo estar un par de días de la semana dedicado a esto. Todo esto me mantiene muy entretenido. Los jueves hay que ir allí, estar en la comisión, defender las palabras. Ya llevo más de medio centenar de palabras , en relativamente poco tiempo, y el curso que viene a ver si consigo hacer otro centenar de palabras.
¿Cuál es su recuerdo sobre esa primera vez en la Sierra?
La primera vez me quedé muy asombrado. Con la carrera había visitado yacimientos paleontológicos, no había estado nunca en un yacimiento arqueológico. Me sorprendió cómo funcionaba, aprendí bastante aquel primer año, luego al siguiente mucho más, y así sucesivamente. Sufría cada año pensando que no podría volver, hasta que conseguí un puesto de trabajo en la Universidad y dije: “Voy a volver siempre, de aquí no me sacan”. Hemos trabajado una barbaridad, con tal de conseguir que este proyecto continuase en el futuro. Es tan bonito y emocionante todo lo que se hace allí. Nos vamos satisfechos del trabajo que se ha hecho aquí después de tantos años.
El descubrimiento de ‘Pink’ ha sido uno de los grandes hitos de estos últimos años, pero, ¿recuerda otros con especial ilusión?
Recuerdo cuando descubrimos el primer trozo de mandíbula que encontramos in situ, no removido, en la Sima de los Huesos. Esto fue en 1985, y fue una alegría tan enorme encontrar esa pieza. Después fueron otros, los cráneos que aparecieron en la Sima, Homo Antecessor es un momento extraordinario, que cambió el proyecto, el descubrimiento de Excalibur, a mí me emocionó particularmente, el descubrimiento de la primera mandíbula en Sima del Elefante, y otros descubrimientos hasta ‘Pink’ el año pasado. Ha habido tantos descubrimientos importantes, casi uno detrás de otro. Cuanto más joven eres, más te emocionas. Cuando eres más mayor ya estás más acostumbrado. He tenido muchos momentos muy buenos, con descubrimientos realmente importantes, y luego la amistad, la camaradería con la gente, los buenos ratos, todo eso es de un valor extraordinario.
¿Cómo fueron sus inicios en el mundo de la paleoantropología?
Estaba en la Facultad de Medicina cuando conocí Biología. Me hablaron de un profesor de antropología que daba unas clases muy buenas. Cuando descubro que existe la evolución humana, me asombro. Para mí es uno de mis mayores descubrimientos como persona. Fui a ver a una profesora que tuve y le dije que me gustaría hacer evolución humana. Me dijo que me apoyaba, pero que lamentablemente en España no hay fósiles humanos. Los únicos que hay son los 16 que se habían encontrado en la Sima de los Huesos de la sierra de Atapuerca, que está en Burgos. En 1979, la profesora me enseñó unos huesos medievales y me dijo que los estudiase. Estaba con Juan Luis Arsuaga en el mismo despacho, y soñábamos que nos íbamos a África, estudiábamos los fósiles que estaban allí. Un buen día, nuestra directora de tesis nos presentó a Emiliano Aguirre. Pensé que él ni nos había prestado atención, pero sí nos vio, y al cabo de unos meses nos llamó y nos dijo que le gustaría que trabajásemos con ellos en el proyecto Atapuerca para estudiar los dientes de Atapuerca. Emiliano quedó encantado con nosotros. Ahí empezó todo, por esa vocación que me entró por la evolución humana y luego con la posibilidad de ir a Atapuerca. Era el sueño de cualquier joven que quería hacer esto. He tenido mucha suerte, puedo dar gracias a la vida de que he hecho lo que he querido, me he divertido, he trabajado en lo que me ha apetecido, qué más puedes pedir.
Cómo le gustaría que fuese su última campaña? ¿Acabar con un gran descubrimiento?
Sí. Me gustaría que se encontraran más restos de Pink, cosa que no es improbable. Estamos tranquilos y esperando que este verano haya algo más. Se ha encontrado parte de la cara, que son los huesos más delicados de todo el esqueleto, en cambio mandíbulas, dientes deberían aparecen. Hay un espacio todavía para trabajar y me encantaría que pudieran encontrarse más. También hay otra espinita clavada, llegar al nivel TD6, por tercera vez, y seguir viendo y encontrando más fósiles de Homo Antecessor, para mí sería genial. Me hubiera gustado haber llegado mucho antes, pero en la parte de arriba hay niveles muy ricos y hay que excavarlos con tranquilidad, paciencia y profesionalidad. Este año estamos muy cerquita ya. Por las proyecciones que se han hecho, lo estamos tocando ya, no queda nada. Si no es este año, será el que viene .Sería para mí la despedida definitiva.
En su discurso de ingreso a la RAE habló sobre la cultura, un término que se utiliza mucho hoy en día. ¿Cree que se utiliza muy a la ligera?
Sí, se utiliza muy a la ligera. La cultura es todo. Nosotros, como especie, nuestra diferencia con el resto de primates es la cultura, empezando por las herramientas que encontramos en los yacimientos , desde hace 3 millones de años hasta la actualidad, pasando por todo. En la Real Academia Española defendí esto, que no podemos restringir la cultura a las Bellas Artes, porque es incorrecto. Todo es cultura. Es un aspecto importantísimo de nuestra evolución y lo que nos hace ser totalmente distintos a las demás especies de primates.
Los yacimientos, el MEH, el Cenieh, han sido clave en el desarrollo cultural de la ciudad, pero en su opinión. ¿Qué más haría falta en la ciudad?
Este centro [Cenieh] por si mismo ya es importante. Me hubiera gustado que hubiera mantenido la idea original, que hubiera sido solo centro de investigación y hubiera habido más investigadores, más científicos. Todos los técnicos son maravillosos, con una preparación impresionante, pero me hubiera gustado que hubiera habido más investigadores. 20 o 30 más, y que todas las líneas de investigación que se propusieron al principio estuvieran aquí representadas. Me hubiera gustado que este centro hubiera sido mucho más representativo de la Prehistoria. Me da pena que haya sido así, aunque me parece muy bien que sea una instalación científico técnica singular. En ese sentido el Cenieh está en el mapa, es un éxito. El Museo, si se mejora y hay más exposiciones, mejor, pero nos podemos dar por satisfechos. Cuando llegué aquí, Emiliano Aguirre ya pensaba en un museo, un sitio pequeño en Ibeas [de Juarros] con dos o tres personas. No podíamos imaginar que años más tarde tendríamos esta dimensión tan enorme. Estoy muy satisfecho. ¿Más cosas? Creo que es suficiente. Con los yacimientos está la Fundación, que ojalá pueda continuar durante muchos años aunque nosotros ya no estemos en ella, porque es fundamental para apoyar todas las excavaciones. Si no hubiera Fundación habría que inventarla de nuevo.
Invertir en ciencia e innovación es una de las asignaturas pendientes en España, ¿estamos cerca de revertir esto?
No. Estamos, lamentablemente, muy lejos. Perdimos el tren de la ciencia. Ahora mismo la lengua vehicular de la ciencia es el inglés. España se quedó fuera, muy rezagada, por muchas razones. ¿Vamos a invertir el 5 por ciento del PIB en ciencia? No. Nos podemos desengañar que no va a ser así. Se podrá invertir en armamento, porque es lo que se está pidiendo ahora, dada la situación que tenemos en el mundo. ¿Faltan centro de investigación? Claro. ¿Faltan científicos? Claro que faltan, y además, con dotaciones económicas mucho mejores, salarios mejores, etcétera. Un científico en Estados Unidos tiene un salario tres veces mayor que el que hay en España, en Alemania el doble o más, los científicos vienen a España porque la vida es más barata, más económica. Todo esto hace que la ciencia no sea algo tan atractivo para la gente joven, y muchas veces, si puede, busca otros puestos de trabajo. Esta es la realidad de este país. Perdimos el tren de la ciencia, publicamos en inglés. Si publicas en español, nadie te lee. Esto no quiere decir que no seamos muy buenos cuando hacemos ciencia. En Prehistoria y Evolución Humana estuvimos en el número dos en el ranking de publicaciones científicas a principios del siglo XXI, por detrás de Estados Unidos, y ahora estamos en una posición muy buena, pero son publicaciones en inglés.
La tecnología está avanzando a pasos agigantados. ¿Cómo está afectando esto a la evolución humana?
Está afectando mucho porque tenemos que ir adoptando las nuevas tecnologías. Cuando yo empecé, los fósiles estaban sobeteados, no tenías ni idea de que estabas dejando tu ADN allí. Ahora no tocas absolutamente nada. Ahora en Sima del Elefante se están aplicando cuatro o cinco métodos de datación. Eso significa muchas máquinas trabajando y muchas mentes pensando cómo poder datar ese fósil, así que todo esto ha hecho avanzar mucho nuestro campo.
¿Existe el riesgo de que retroceda el pensamiento humano con este avance de la tecnología? ¿Nos estamos acomodando?
Nos vamos acomodando. Por ejemplo, en el tema de la escritura. Hay gente que no sabe escribir a mano ya. Llega un momento en el que te olvida. Se convierte en Prehistoria. Sin las manos sería imposible que hiciéramos la tecnología o arte. La mente humana, que es fantástica, extraordinaria, va a seguir estando ahí, y la Inteligencia Artificial, que viene ahora, es producto de la mente humana. Sin la inteligencia humana, la Inteligencia Artificial no es más que chatarra.
¿Qué huella le gustaría dejar en la RAE?
Me he propuesto ser un trabajador más. Mi misión allí la tengo muy clara, revisar todo lo que pueda, hasta donde pueda, hasta mi extenuación, toda la terminología científica que hay en el diccionario.