Se llama Jorge y viste de uniforme. Concretamente de Policía Local. Este agente de Aranda de Duero será recordado por siempre por un pequeño de dos años y su familia, ya que fue su particular ángel de la guarda cuando el niño se estaba ahogando en los Jardines de Don Diego.
El agente de policía local se encontraba solo en las dependencias policiales al teléfono, donde recibía los distintos avisos de la ciudadanía. Todas las demás patrullas estaban fuera en "varios avisos", tal y como relata a este periódico el propio protagonista de esta historia con final feliz.
Fue entonces cuando entró una ficha del 112 y a los "30 segundos" llegaron los abuelos del menor pidiendo ayuda. "Llegaron pidiendo ayuda porque el niño se encontraba en parada, no respiraba y estaba azul", recuerda Jorge en declaraciones a EL ESPAÑOL - Noticias de Castilla y León.
Jorge no lo dudó ni un segundo y salió a la carrera, pidiendo al abuelo del pequeño se quedase allí porque salió sin llaves y si no la puerta se cerraría, para ir hasta el lugar donde estaba el niño.
"Había dejado de respirar, estaba inconsciente y le di dos golpes escapulares, haciéndole la maniobra de Heimlich", recuerda el agente municipal. Afortunadamente, esto sirvió para que el niño de 2 años recuperase la consciencia. "Empezó a llorar, a respirar y recobró la consciencia", relata aliviado.
Para Jorge esta es una situación que "no debería darse" ni para ellos ni para las víctimas, pero esto es algo que "por desgracia" pasa y en Aranda de Duero presume orgulloso de que están "actuando de la mejor manera". "Hace poco una compañera sacó también de una parada cardiorrespiratoria a un señor mayor y esta vez me ha tocado a mí con un niño de dos años", explica.
No obstante, reconoce que poder haberle salvado la vida es algo que le "llena de orgullo". Una historia con final feliz que será recordada de por vida tanto por Jorge como por el pequeño y su familia.