Verónica Velázquez, propietaria de La Posada de Aza

Verónica Velázquez, propietaria de La Posada de Aza

Burgos

El bar de un pequeño pueblo burgalés vuelve a la vida gracias a una joven con ganas de emprender: "Me parecía un reto interesante"

Desde hace muchos años se dedica a la hostelería y buscaba un espacio que también contara con alojamiento 

23 octubre, 2023 07:00

Los pueblos están repletos de vida y todavía quedan miles de personas que siguen apostando por ellos. Más allá de las personas que los habitan diariamente, y de los cientos de monumentos e historia que hay en ellos, una de sus principales peculiaridades son los bares.

Esos lugares de reunión, donde se juntan cada día cientos de personas a hablar. Un símbolo de identidad de España, un espacio en el que surgen negocios, planes de fin de semana, confidencias. Paredes que escuchan buenos y malos momentos. En definitiva, un pequeño hogar, sobre todo cuando hablamos de los pueblos, porque es muy frecuente que siempre se acuda al mismo.

En esa apuesta por continuar con esta cultura de los bares llega Verónica Velázquez. Tan solo tiene 33 años y se ha adentrado a regentar un establecimiento que cerró a cal y canto hace unos meses en la pequeña localidad de Haza, en Burgos. Un pueblo muy pequeño, ubicado a una hora de la capital, y que en 2022 solo contaba con 29 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Ella lleva toda su vida vinculada a la hostelería, desde los 16 años, y ahora comienza una nueva aventura en este municipio burgalés con La Posada de Aza. “Me parecía un reto bastante interesante. Es un punto de encuentro que pensaba que podía funcionar bastante bien”, afirma en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León.

La Posada de Aza, en Burgos

La Posada de Aza, en Burgos

Abrieron a principios de este mes de octubre y reconoce que están teniendo “mucho éxito”. Decidió adentrarse en el proyecto dado que buscaba un lugar que tuviera tanto restaurante como alojamiento y surgió esta oportunidad que no pudo dejar escapar. “La acogida está siendo muy buena. En el puente del 12 muchas personas ya se han quedado a dormir. Damos muchas comidas, cenas y todo está yendo bastante bien”, reconoce Velázquez.

Verónica no era la única que se postulaba para regentar este restaurante, pero fue la seleccionada para llevarlo. Cuando se enteró, se puso “muy contenta”. No es natal de Haza, sino que vive en La Aguilera, pero es de Langa. Cuando acudió a esta pequeña localidad burgalesa se enamoró y desde entonces supo que quería tener algo allí.

Cuando abrió el primer día sentía un poco de vértigo, esos nervios que siempre aparecen con los nuevos comienzos: “Siempre tienes miedo de que el negocio no vaya a funcionar. No depende solo de la gente del pueblo, sino de los turistas o de cómo se lleve”.

Habitaciones de La Posada de Aza

Habitaciones de La Posada de Aza

Sin embargo, los propios vecinos ya pedían que volvieran a reabrir este negocio puesto que es un lugar muy turístico y muchas personas preguntaban por “algún bar” en la zona. El alcalde también hacía un llamamiento para que volviera a la vida debido a que, sobre todo en verano, es un lugar muy visitado.

Ahora, Velázquez solo pide que “cada vez más personas” les vayan conociendo y se quieran quedar, también, en el alojamiento a disfrutar de una experiencia completa. Ella tiene “mucho ánimo” ante una nueva aventura que no ha hecho más que empezar y, además, lo ha hecho de la mejor forma posible.

Qué ver en Haza

Es una pequeña villa amurallada de la Ribera del Duero que tuvo un gran protagonismo en el año 912 dado que fue repoblada por el conde Gonzalo Fernández. Tiene un castillo de estilo románico y sus murallas -declarado Bien de Interés Cultural desde 2010-, además de una Torre del Homenaje.

No solo eso, sino que cuenta con una iglesia, la de San Miguel, a la que también acude mucha gente a visitar. Así como la ermita de Santa Juana de Haza, en honor a la madre de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden Dominica.

Para los amantes de la naturaleza, también se pueden adentrar en el sendero del valle del Riaza y contemplar el serbal, que es un peculiar árbol ribereño.