Una nueva estrella brilla en el cielo de Burgos. El restaurante La Fábrica Ricardo Temiño ha conseguido el sueño de cualquier restaurador inquieto y atrevido: una Estrella Michelín. Un nuevo galardón para una provincia que ya podía presumir de tener alguna más. Es el momento de conocer más sobre el restaurante de Ricardo Temiño, y sobre todo, por cuanto nos sale hacer una visita.

El restaurante se encuentra en la calle San Juan 3, por la que atraviesa el Camino de Santiago y que tendrá influencia en toda su obra. Su horario es de martes a viernes y tiene dos turnos. De 13,30 horas a 15.00 horas, y de 15.15 a 17.00 horas por la mañana. “ Nos comprometemos con la conciliación de la vida personal y laboral de nuestro equipo. Te agradecemos que tengas en cuenta nuestros horarios de apertura y cierre”, aseguran.

Y, como asegura el propio restaurador, se trata de “la cocina de siempre, la que nos ha traído hasta aquí. Una cocina con clásicos y con fusiones internacionales que representan a nuestra tierra”.

El chef burgalés y su pareja y socia, Cristina Lázaro, llevan diez años evolucionando una cocina que nació como La Fábrica y que hace un año y una semana se bifurcó en una propuesta más madura y compleja, de precisión y armonía, elaborada con los sabores de siempre -los más reconocibles de su tierra- y con nombre propio, Ricardo Temiño Restaurante.

Ahora bien cuenta con una carta repleta de “platos icónicos” de La Fábrica y otros nuevos según la temporada, “siempre elaborados con un producto de excelente calidad”. Para Tremiño, “Camino es un cruce de caminos donde las experiencias, distintas técnicas y productos traídos de todas las partes del mundo generan una experiencia que merece la pena transitar”.

Seguramente que dentro de poco estos precios cambien, está claro que la calidad se paga y ahora una Estrella Michelín merece otro estatus. Pero de momento, en este restaurante se puede comer menús por 28 euros.

En este caso el menú de temporada, según pone en su página web, está compuesto por una empanadilla de shitakes y mollejas, junto a un ceviche de mejillón de inicio. La primera etapa de este Camino nos llevará a elegir entre un carpaccio de presa ibérica, cebolla morada y rúcula o una menestra de verduras, huevo a baja temperatura y crema fina de jamón.

La segunda etapa también nos hará decidir entre bacalao con caponata y pil-pil y un canelón de pularda con bechamel de foie. Se acompaña de una ruta refrescante de sorbete de naranja y la travesía acaba en dulce con un carpaccio de piña o un cheese cake de maracuyá, a elegir.

En total, 28 euros por comensal, y se incluye agua, pan, cerveza o una copa de vino.

El gran 'Camino'

Sin embargo, el gran camino es el que se hace con su menú estrella, que tiene un precio de 90 euros. Su menú degustación está inspirado en los peregrinos y sus relatos y está bautizado como ‘Camino’. Se trata de un menú gastronómico en 16 pases -cuatro aperitivos, tres preludios, cinco platos, tres postres y petit fours- creado a partir del intercambio cultural a lo largo de los siglos por la diversidad de procedencia de los peregrinos.

“Un cruce de caminos gastronómicos en formato menú degustación”. Comenzamos con unos Snacks de “tapas por Burgos” con una Olla podrida y un cojonudo, una tapa estrella de la ciudad.

Luego es el turno de un bogavante del Cantábrico en tartaleta con duxelle de erizo. Posteriormente una vaca madurada con queso Peña Amaya y aliño de trufa. Hinojo a la brasa, con beurre blanc de Verdejo, y mantequilla noissete. Además, un guisante Lágrima, carabinero y caviar Osetra con pesto de pistacho ahumado y guisantes.

Y hacen también una versión de la Sopa Castellana. Lubina salvaje con caldo de boletus acidulado y toffe de piñón tostado. Secuencias del Lechazo: Ravioli de cuellos asados, consomé y lomo madurado y remolacha.

Luego es el momento de Mango, apio y lima, babá al ron y un glambeado y con helado de vainilla de Madagascar Petit Fours. En total, 90 euros por persona más 45 euros si se desea una armonía de vinos.

Ahora, ya con una estrella Michelín en el palmarés, seguramente que poder optar a una mesa en este lugar sea más complicado, pero es la recompensa al trabajo y esfuerzo de muchos años.

Temiño agradece este reconocimiento en lo personal a su mujer, a sus hijos y a la familia que “siempre está ahí, echándonos una mano” y se lo dedicó a todo su equipo tras diez años de trabajo. “Es un subidón porque tenemos gente que lleva siete, ocho y hasta nueve años con nosotros, y son gente entregada, muy joven, que sacrifica muchas cosas por este oficio, y pueden estar super orgullosos, como lo estamos nosotros de ellos, por haber logrado este objetivo”.