La Archidiócesis de Burgos ha celebrado esta tarde la apertura del Año Santo Jubilar 'Peregrinos de Esperanza', coincidiendo con el 950 aniversario del traslado de la sede episcopal de Oca a Burgos.
Cerca de mil personas, entre ellas más de 100 sacerdotes y cuatro obispos, han asistido a la ceremonia presidida por el arzobispo monseñor Mario Iceta.
La jornada ha comenzado en la capilla de la Facultad de Teología del Norte de España, donde se ha proclamado el Evangelio y leído un fragmento de la Bula de Convocación del Jubileo del papa Francisco.
Desde allí, una procesión encabezada por la cruz jubilar ha recorrido el camino hasta la Catedral, simbolizando la peregrinación de los fieles. En la puerta de la Catedral, el arzobispo ha elevado la cruz jubilar y proclamado: «Salve, cruz de Cristo, única esperanza».
Tras situar la cruz en el altar mayor, donde permanecerá hasta el fin del jubileo en 2026, se ha iniciado la eucaristía. Monseñor Iceta ha asperjado a los asistentes con agua bendecida del río Oca, evocando el origen de la sede episcopal.
Durante su homilía, el arzobispo ha destacado que este año jubilar está dedicado a la esperanza y ha subrayado la misericordia de Dios como pilar fundamental del jubileo. También ha recordado las raíces de la archidiócesis y su contribución histórica a la santidad y la transformación social.
La ceremonia ha incluido la interpretación de la Misa del VIII Centenario de la Catedral y el himno del jubileo 'Peregrinos de Esperanza', a cargo de los coros Tiento y Vadillos, acompañados del ensemble Emiholia y el organista capitular. La celebración ha culminado con la oración del jubileo y un agradecimiento del arzobispo a los fieles presentes.