'Lux' en el corazón del Camino de Santiago
A unos 60 kilómetros de la capital leonesa, entre los ríos Cea y Valderaduey, se erige, en pleno corazón del Camino de Santiago, Sahagún, la localidad que ejerce de culminación de la 25 edición de Las Edades del Hombre, titulada ‘Lux’ y que, por primera vez en su historia, cuenta con cinco sedes repartidas en Burgos, Carrión de los Condes y la villa facundina.
Es en esta última ubicación donde el Camino de Santiago Francés concluye su recorrido de arte sacro con los dos últimos capítulos, denominados ‘Mater misericordiae’ y ‘Salve Regina’ que, compuestos por un total de 49 obras de diferentes estilos, autores y procedencias y que se ubican en el Santuario de la Virgen Peregrina y la Iglesia de San Tirso, respectivamente.
‘Mater misericordiae’
El primero de ambos espacios, el Santuario de la Virgen Peregrina, se trata de un templo franciscano cuya construcción se inició en el siglo XII con un estilo gótico-mudéjar con una sola nave distribuida en seis tramos separados por arcos diafragma que suportan una techumbre de manera. Además, cuenta con ábside poligonal al exterior que en su interior tiende a una forma semicircular.
Un templo donde, bajo el título de ‘Mater misericordiae’, se muestra el papel de la Virgen María en la vida pública de Jesús, situada siempre en un segundo plano, viviendo su particular calvario de manera maternal y espiritual.
‘Mater misericordiae’, el cuarto capítulo de la historia que ‘Lux’ cuenta desde Burgos hasta Sahagún, haciendo parada en Carrión de los Condes (Palencia), se abre al visitante con la pintura ‘Las bodas de Caná’, un óleo sobre lienzo perteneciente a la Iglesia Parroquial de la Asunción en Arcenillas (Zamora), obra de Fernando Gallego, en el que se recoge el primer milagro de Jesús, como fue la conversión del agua en vino.
El capítulo, en su representación de “Cristo como hombre formado en las entrañas de María”, según explica el comisario local de la muestra, el delegado de Patrimonio de la Diócesis de León, Máximo Gómez, incluye desde custodias elaboradas por Enrique de Arce hasta tallas policromadas de Pedro de Mena y Medrano, pasando por metales, ‘collages’ fotográficos impresos sobre telas microperforadas o bronces, entre otros.
Destacan entre las piezas que acoge el Santuario de la Virgen Peregrina de Sahagún obras como el ‘Calvario’ de Juan de Valmaseda, una madera policromada de 1524 que se encuentra en la capilla del Santo Cristo de la Catedral de León y en el que se pone de relieve “el dramatismo del artista”. Otro ‘Calvario’ destacado es el óleo sobre lienzo del taller de Francisco Rizi, perteneciente al Museo de Segovia, y que para Máximo Gómez “es una de las piezas más grandiosas, al presentar a Cristo y a la Virgen María limpios y claros en un ambiente tenebroso”.
Tras él, se inicia de la mano de Manuel Álvarez con el ‘Retablo del Descendimiento’ del Museo Diocesano de Palencia, un recorrido de piezas que representan el descendimiento de Cristo en una historia “que más se atiene a la narración de los hechos”.
‘Nuestra señora de los Dolores’, la madera policromada de Felipe del Corral se define como representación “de la mortalidad del dolor encarnado en la Virgen” y da paso, junto a la ‘Virgen de la Amargura’, perteneciente a la Real Cofradía del Santísimo Sacramento de Minerva y la Santa Vera Cruz, depositada en el Convento de la Madres Concepcionistas de León, al último tramo de este cuarto capítulo que se clausura de la mano de ‘Misterios Dolorosos del Santo Rosario’, atribuido a Francesco Galleano en el segundo cuarto del siglo XVII y perteneciente a la Diócesis de Cádiz y Ceuta que, en una madera de ciprés tallada y poligromada, recoge todos los misterios de Jesús.
‘Salve, regina’
A varios metros del Santuario y en un marcado estilo románico-mudéjar, la villa facundina acoge la Iglesia de San Tirso, cuya construcción se inició en 1170 en ladrillo, con una planta de tres naves con tres ábsides, de los que el septentrional es una obra moderna de mediados del siglo XX.
Es en este espacio donde concluye la exposición ‘Lux’ de Las Edades del Hombre, mediante el último de sus capítulos, ‘Salve, regina’, que hace un recorrido a los misterios gloriosos de Cristo y de la Virgen, “siempre de manera conjunta”, así como las representaciones de algunos santos vinculados a María y determinadas advocaciones marianas.
En este quinto capítulo, que alberga la Iglesia de San Tirso, destacan piezas singulares como el ‘Cristo Victorioso’ de Antonio Oteiza, un bronce perteneciente a la Colección Fundación Edades del Hombre en el que “la fuerza del arte contemporáneo” muestra la cruz de Cristo y su resurrección. Perteneciente al Museo de la Fundación Sierra Pambley de León, se encuentra el oleo sobre tabla ‘La coronación de la virgen’, atribuido a Pieter Coecke van Aeist entre 1525 y 1530.
Referencias a Santos vinculados con la Virgen, representadas con obras que hacen alusión a las Once Mil Vírgenes, San Bernardo, Santa Catalina o Santo Domingo, completan una última etapa de la muestra de la que también forman parte la madera policromada barroca ‘Inmaculada Concepción’ de un autor anónimo de los Países Bajos o la policromía ‘Virgen con el niño’ de Juan de Juni, perteneciente a la Iglesia Parroquial de la Asunción de Nuestra Señora en Tudela de Duero (Valladolid).
Por último, la obra anónima fechada en la segunda mitad del siglo XV ‘Virgen intercesora’ y encontrada en la casa parroquial de la localidad leonesa de Valderas por el comisario local de ‘Lux’ en Sahagún, Máximo Gómez, ejerce, con su representación de la virgen frente al infierno, de pieza de cierre para esta 25 edición de Las Edades del Hombre.