Actividad de teatro en Ponferrada

Actividad de teatro en Ponferrada César Sánchez / ICAL

León

Teatro que recupera la historia

Cerca de 400 personas descubren los secretos del Castillo Viejo de Ponferrada de la mano de los recorridos teatralizados protagonizados por la compañía Conde Gatón

12 diciembre, 2021 13:46

El pasado mes de junio, concluyeron las obras de rehabilitación de la zona conocida como Castillo Viejo, la parte más antigua de la fortaleza templaria de Ponferrada. El acto de inauguración, al que asistió el entonces ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, contó con las coloridas intervenciones de la compañía teatral Conde Gatón, responsable también de las visitas teatralizadas que dan a conocer los nuevos espacios abiertos al público de la mano de varios personajes históricos vinculados a la fortaleza. Desde el mes de octubre son cerca de 400 las personas que han disfrutado de estos recorridos en los que la reina Isabel la Católica o el conde de Lemos son los encargados de rescatar la memoria oculta tras los muros del castillo, tal y como informa D. Álvarez en Ical.

Este montaje de nueva creación acerca a los visitantes a diferentes episodios históricos de la fortaleza y de la ciudad. Este fin de semana el calendario anual de visitas teatralizadas se cierra con los últimos cuatro pases, con los que la compañía supera la quincena de representaciones. Restringidos a grupos de 20 integrantes por cuestiones de aforo, los recorridos forman parte del ciclo ‘Presencias’, con el que el Ayuntamiento de Ponferrada pretende aunar las artes escénicas y el patrimonio de la ciudad para enriquecer su oferta cultural y turística.

“Malabarismos temporales”

Tras los muros del Castillo, Javier Vecino da vida a Betuel, un judío que a finales del siglo XV se convirtió en asesor y adivino en los dominios de los Condes de Lemos. Él recibe a los visitantes en la torre de los Caracoles y los acompaña a través de la ronda baja de la fortaleza, en un recorrido que pasa por debajo de las torres de Cabrera, Malvecino y Malpica y que se desarrolla bajo la estrecha vigilancia de Mendo, el soldado más fiel del primer conde de Lemos, al que se turnan para interpretar José Enrique Pallas y José Enrique Rodríguez.

Antes de adentrarse en el recinto del Castillo Viejo, el guía señala a los visitantes algunas curiosidades relacionadas con la construcción de la iglesia de Santa María de Vizbayo, considerado el primer templo del Bierzo, con la peste que asoló la ciudad en 1576 o con el rayo que en 1736 causó la muerte del vecino de la villa Maldonado, que se encontraba tocando las campanas precisamente para alejar la tormenta. Betuel también recuerda al grupo que hasta hace tan solo 25 años un grupo de casas flanqueaba el foso que separa el Castillo de la calle Gil y Carrasco.

Una vez traspasado el arco que da acceso al espacio central del Castillo Viejo, los visitantes se adentran en cada una de las cuatro torres que delimitan el recinto y conocen a cuatro personajes históricos relacionados con la fortaleza de la capital berciana. El primero de ellos, Pedro Fernández de Castro, recibe al grupo en la torre del Homenaje Viejo, la más antigua, construida en torno al año 1340. Interpretado por Freddy Pérez, el “más grande de los nobles de Galicia” explica que fue él quien inició la construcción del Castillo, como acredita la presencia del emblema de su linaje en los muros de la fortaleza, y maldice que la historia haya olvidado su nombre en favor de una “suerte de frailes nigromantes”. “Si este Castillo ha de tener un nombre, ése ha de ser el de Pedro Fernández de Castro”, relata.

Antes de entrar en la siguiente torre, conocida como el cubo del duque, Betuel hace uno de sus “malabarismos temporales” para transportar al grupo hasta el año 1415 y conocer la triste historia de dolor y sufrimiento de Aldonza de Mendoza, la noble hija del almirante Diego Hurtado de Mendoza. Sonia Cuadrado da vida a la que fuera esposa de Fadrique Enríquez, duque de Arjona, un “mujeriego malnacido” que la mantuvo encerrada en ese torreón durante dos largos años. “Dejadme que hoy, en este tiempo que vivís, yo, Aldonza de Mendoza, grite con voz serena que la mujer no habrá de mirar al hombre sino como igual, y éste, a ella como igual la ha de tratar”, explica a los visitantes. El lamento de Aldonza frente a la saetera que durante su cautiverio fue su único contacto con el mundo exterior se acompaña con la dulce voz de Nathalie G. Bardón, que da vida a Hannad, una cortesana sefardí que interpreta con su lira el romance del duque de Arjona.

Tras un nuevo salto en el tiempo que transporta a los visitantes hasta finales del siglo XV, el grupo conoce por fin a Pedro Álvarez de Osorio, primer conde de Lemos, a quien su fiel vasallo Mendo había avisado con anterioridad de la llegada de un grupo de “gentes muy raras que parecen de otro tiempo”. Este personaje histórico, representado por Javier Louzao, recibe a los visitantes en la torre del Homenaje Nuevo, una de las seis que alzó para fortificar este enclave y se lamenta ante ellos por la muerte de su esposa, Beatriz de Castro.

El recorrido por el recinto del Castillo Viejo finaliza en la torre de los Reyes Católicos, la última en construirse, donde el grupo conoce a la reina Isabel I de Castilla, a la que da vida Almudena Galán. Como explica la legendaria monarca, el Castillo de Ponferrada fue uno de los que Rodrigo Osorio, nieto y heredero de Pedro Álvarez de Osorio como segundo conde de Lemos, tuvo que entregar a la corona “por bien de paz”. En el montaje, Betuel es el facilitador de la rendición de la fortaleza, una traición a su señor por la que recibe una recompensa de 10.500 maravedíes de mano de los monarcas. Sin embargo, su acuerdo con los Reyes Católicos no le sirve para evitar ser deportado al “apartamiento de judería” que se instaura con la llegada del enviado de la corona Juan de Torres como alcaide real del Castillo y corregidor de la villa de Ponferrada.

Para concluir la visita, el judío conduce al grupo fuera del recinto del Castillo Viejo, hasta el lugar del patio de armas en el que se encuentran los escasos restos que corresponden al periodo de 130 años en el que los caballeros templarios fueron señores de la fortaleza, entre 1178 y 1308. Allí, David Álvarez interpreta a Rodrigo Yáñez, el último gran maestre del Temple en Castilla, encargado de defender el legado de los monjes guerreros y la “otra verdad” que se esconde tras los muros de la fortaleza.

La fortaleza como escenario

A lo largo de sus más de 50 años de trayectoria, Conde Gatón ha mantenido una historia de amor con el Castillo de los Templarios, escenario de cientos de actuaciones de la compañía. Uno de sus espectáculos más recordados en el interior de la fortaleza es la puesta en escena de ‘El Señor de Bembibre’, un montaje de gran envergadura que arrancó en 1977 con el objetivo de devolver su antiguo esplendor a un castillo que en aquel entonces amenazaba con irse a la ruina.

Actualmente, la compañía también lleva a cabo durante las noches de verano un espectáculo basado en la novela de Enrique Gil y Carrasco que transcurre en varios espacios de la fortaleza. Más de sesenta actores forman parte de un montaje que entremezcla historia con leyenda a través de una trama ambientada en la Baja Edad Media y en la historia de amor entre Álvaro Yáñez y Beatriz de Osorio.