La localidad leonesa Hospital de Órbigo regresó un año más al siglo XV para celebrar las Justas del Passo Honroso con las que se recuerda la batalla del caballero leonés Don Suero de Quiñones y sus nueve acompañantes en 1434 para honrar su amada, Leonor de Tovar, en una cita declarada de Interés Turístico Regional, según informa Ical.
Dos años después de tener que ser interrumpidas por la covid-19, la celebración volvió a llenar las calles de Hospital de Órbigo en su XXV edición. Esta ocasión, el equipo sanitario del municipio, compuesto por las doctoras Isabel Miguélez y Ana Cienza y las sanitarias Manuela Ferrero y María Jesús Garmón, fue nombrado ‘Mantenedor de las Justas’ por su trabajo durante los meses más duros de la pandemia.
En sus palabras de agradecimiento por haber sido elegidas como mantenedoras, la doctora Ana Cienza quiso compartir “tal honor” con “todos los compañeros de la sanidad rural”. Su compañera, Isabel Miguélez, comparó la liza de los caballeros de la Edad Media que “luchaban con lanzas y espadas” con su labor, para la que contaron “con el apoyo de todo el pueblo que, a pesar del miedo y la incertidumbre, daba las ganas de combatir a este enemigo que no se sabía por dónde agarrar”.
Las Justas Medievales del Passo Honroso atrajeron un año más hasta el puente del Órbigo a miles de turistas, así como a caballeros y damas medievales que participaron en las diferentes actividades propuestas, como el mercado, el campamento o las diferentes exhibiciones teatrales y musicales, que sirvieron para ambientar la recreación histórica del hito de Don Suero de Quiñones.
Las celebraciones llegaron a su punto álgido en la tarde de este domingo, cuando las inmediaciones del puente de Hospital de Órbigo acogieron el torneo entre caballeros medievales. Hasta el palenque llegó el cortejo encabezado por el rey Juan II de Castilla y la reina Isabel II de Portugal, junto a las damas y los caballeros. Allí, al igual que ocurrió en 1434, Don Suero de Quiñones revivió la hazaña de romper 300 lanzas contra todos los que quisieran cruzar el paso.
Don Suero, que llevaba al cuello una argolla y había hecho voto de ayuno los jueves en señal de amor por su dama, había pedido al rey Juan II en Medina del Campo (Valladolid) establecerse como mantenedor del paso del Órbigo y retar a todo aquel que quisiera cruzar para librarse de su esclavitud.
Finalmente, Don Suero se proclamó ganador, aunque sin alcanzar las 300 lanzas, y el caballero obtuvo el amor de Leonor de Trovar, en el que, desde entonces, se convirtió en el Passo Honroso.