La Nora del Río es una localidad con mucha historia que pertenece al municipio de Alija del Infantado, en la bella comarca de Tierra de La Bañeza, dentro de la provincia de León. Anteriormente perteneció a la antigua jurisdicción de Alija de los Melones, dentro de la provincia de Zamora.
Alija del Infantado cuenta con 360 habitantes, aproximadamente, mientras que La Nora suma bastantes menos censados, entre 60 y 70, como afirman fuentes municipales. Sin embargo, desde mayo de 2022, a esta población hay que sumarle entre 50 y 80 más, los refugiados ucranianos que viven en paz lejos de la guerra y que han sido acogidos en suelo leonés.
La localidad se ha convertido en la más acogedora de la provincia de León. Refugiados que se alojan en el antiguo colegio Amor Misericordioso. Por las calles del lugar estos jóvenes rubios, de ojos claros huyen de la crueldad de la guerra en su país y se adaptan a las costumbres leonesas.
“La gente del pueblo está contenta y los ciudadanos refugiados también. Han hecho amistades. Los vecinos de Nora del Río son gente sencilla a los que les duele la situación que se está viviendo por culpa de la guerra en Ucrania. Empatizan mucho con ellos”, asegura en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León Ángel Domingo Crespo, el superior de la Casa Colegio Amor Misericordioso de Nora del Río, donde se hospedan estos ciudadanos que llegan de Ucrania.
Una iniciativa para enmarcar
Es, precisamente, el Seminario Amor Misericordioso de La Nora uno de los lugares elegidos por la Diócesis de Astorga y también por la ONG Diaconía para alojar a estos refugiados prestándoles un apoyo importante en esta crisis humanitaria junto con Cáritas Nacional y Cáritas Diocesana y también con la Delegación de Migraciones.
El martes, 3 de mayo, las instalaciones religiosas de La Nora del Río, que son propiedad de la orden Amor Misericordioso, recibía a los primeros 24 residentes que procedía de Ucrania, contando con una capacidad total para acoger a 180 personas.
“Queríamos ofrecer el espacio para servicio espiritual y humanístico, pero no llegó la ocasión. Una amiga me dijo que la Diputación de León necesitaba espacio para acoger y los miembros de la Asociación Diaconía también les gustó. Se adecuaron nuestras instalaciones, que llevaban dos años cerradas, se limpiaron y se puso la calefacción a punto y han pasado ya cerca de 80 refugiados por ellas”, asegura Ángel Domingo Crespo, orgulloso.
Domingo Crespo añade que “desde el primer momento” la comunidad formada por los padres Antonio Balerdi, Juan José Argandoña, Carmelo González y por él mismo “han puesto todo su corazón para acoger a los refugiados”.
La vida en el pueblo
La vida en el municipio leonés ha cambiado mucho desde entonces. La población se ha duplicado, aunque los ciudadanos procedentes de Ucrania “vienen y van” dependiendo de sus circunstancias personales, claro está, como nos explica el superior de la Casa Colegio Amor Misericordioso.
La localidad tiene bar. El médico va un par de días y también Casa de Cultura, como aseguran fuentes municipales, que añaden que los ciudadanos que llegan huyendo de la guerra en su país aprovechan para irse hasta Alija del Infantado, a dos kilómetros, y con más servicios para hacer su día a día.
“El 15 de mayo, en San Isidro, se hizo una comida popular en Nora y estuvieron invitados. Fue el primer contacto. Estuvieron en esa comida, de fiesta. Fue algo entrañable”, recuerda Ángel Domingo Crespo, que añade que el 20 de junio, en el Día del Inmigrante, se hizo también “fiesta en el colegio” con grupos de dulzainas y música folklore ucraniana” en otro día para el recuerdo y para la integración de estos refugiados.
“Gente educada y que no hace ruido”
El superior de la Casa Colegio Amor Misericordioso de Nora del Río no duda en asegurar que estos refugiados son “gente educada y que no hace ruido” que además han cambiado la cara a la localidad leonesa, con mucha población mayor, que se carga de vitalidad viendo a tanta gente joven que llega huyendo del mal de Putin.
“Hay unos diez niños. Recuerdo que vino una familia con cuatro pequeños. El menor de un mes y unas semanas, que nació bajo el ruido de las bombas de Kiev, se llamaba Miguel. Pasaron por aquí. Dimitri y María, era el nombre de la pareja que fueron destinados a Jaén”, recuerda nuestro entrevistado.
La Nora del Río se ha convertido así en un espacio de paz para estos ciudadanos ucranianos, unos 80, que han pasado por el lugar.