Este miércoles se ha celebrado en los juzgaos de León la última jornada de toma de declaraciones para los 16 acusados por el accidente del Pozo Emilio del Valle de la Hullera Vasco Leonesa del 28 de octubre de 2013 y donde murieron seis mineros. Han prestado declaración los últimos cuatro acusados, el ingeniero José Carlos García Jarrín; los vigilantes de seguridad Andrés Rodríguez Cuesta y Alberto Rivero Fernández y el delegado minero Alberto Fernández Díaz. Ahora la vista oral se aplaza hasta el próximo lunes cuando se produzcan las declaraciones de los testigos.
El primero en declarar ha sido José Carlos García Jarrín, ingeniero técnico y jefe de Seguridad Minera del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales. Como ha ocurrido con el resto de sus compañeros en pasadas declaraciones ha asegurado que “nunca vi nada raro” en los días previos al accidente en la mina de Emilio Valle, a la que ha calificado como “bastante menos problemática” que las otras de la zona. Y se ha vuelto a reafirmar en que este accidente fue “impredecible”.
Sobre las medidas de seguridad, ha asegurado que no vio necesario “nada más” que llevar un autorescatador. Fue en estos momentos cuando se ha vivido lo más intenso de la mañana, ya que las preguntas de los abogados de la acusación han ido en una única dirección, la forma de trabajo de la Brigada de Salvamento, y por la ausencia de los vigilantes en la zona siniestrada en octubre de 2013. Para García los autorrescatadores son la "mejor fórmula de seguridad" ante un escape de grisú, pero ha manifestado que es imposible que la Brigada de Salvamento llegue en solo cinco minutos a cualquier punto de la mina. De ahí que este elemento de seguridad sea el que tienen que usar los trabajadores. Y ha afirmado que le dijeron que los mineros que fallecieron no los habían intentado abrir. “Con el autorrescatador te da tiempo a salir al pozo fijo”, ha respondido. El acusado ha insistido en que si se lleva un autorrescatador "por si hay una subida de grisú, no hay mayor medida preventiva".
García Jarrín ha afirmado que nunca rellenó los libros de las incidencias porque “no había” y “todo estaba bien” y se había algo se decía a los superiores “de palabra” en concreto a David Torío. Además, ha asegurado que dos vigilantes eran suficientes para vigilar todos los pozos e instalaciones de la mina, aunque ha matizado que “cuando una persona está de vacaciones no hay sustituto”.
Noticias relacionadas
- Juicio por la tragedia en Pozo Emilio: la jueza permite a los acusados no estar presentes durante todas las sesiones
- El jefe de Seguridad del pozo donde murieron los seis mineros de la Hullera asegura que no recibió denuncias previas
- Un ingeniero de la mina de la Hullera afirma que si el nivel de grisú fue alto "el vigilante debió ordenar salir"