“No tengo por qué eludir la cárcel; eso lo hacen los culpables, no los inocentes”. Así lo afirmó hoy el exconcejal de Ponferrada Pedro Muñoz, condenado por la Audiencia Provincial de León a penas que suman 16 años y once meses de cárcel por un delito de maltrato habitual en el ámbito familiar, otros tres de maltrato en el ámbito familiar y uno por lesiones agravadas, con los agravantes de parentesco y discriminación por razón de género contra su exmujer, Raquel Díaz.
En la vista celebrada el día de hoy en la Audiencia para determinar su entrada o no en prisión provisional hasta la existencia de una sentencia firme, Muñoz quiso dejar claro que no va a ir a ninguna parte, ya que está “luchando por su libertad y su inocencia”, para lo que hará “los recursos necesarios”, convencido de que “antes o después se podrá demostrar”. “¿Cuál es el final de esto? Esa es la pregunta clave y quiero dejar claro que lucharé hasta el último aliento que me quede de vida”, insistió.
En este sentido, trasladó a la sala que “lo más cerca” que puede estar es “de un Hospital”, ya que además de encontrarse en vigilancia activa por un cáncer de próstata -según alegó hoy la defensa mediante un informe médico- sufre “problemas de salud cardiovascular que igual terminan con esto antes de lo esperado”.
El ex político berciano también quiso poner de relieve durante su intervención en la vista que ha cumplido “con todo” lo que se le ha recurrido judicialmente, así como que no existe “intención” de irse “a ninguna parte”, ya que vive solo y “tan solo me muevo cuando cuando alguien me acompaña a comprar al médico”-. “Quiero seguir hasta el final y si tengo que ir a la cárcel lo haré con la misma dignidad con la que estoy en esta Audiencia”.
Riesgo de fuga
Durante la vista celebrada hoy en la Audiencia Provincial de León intervinieron todas las partes implicadas en la causa -Fiscalía, acusaciones particulares y defensa-. En su discurso, la fiscal, defendió la necesidad del ingreso en prisión de Pedro Muñoz debido a un “riesgo de fuga” por “la extensión de las penas -cerca de 17 años-, la gravedad de los hechos y la vulnerabilidad de la víctima”.
A estas causas sumaron desde las acusaciones particulares que “ya intentó eludir la responsabilidad civil mediante una donación de vienes a sus hijos”, así como las razones de la condena, “con tipos penales especialmente graves”, lo que hace “previsible que intente eludir el cumplimiento de la sentencia”. Asimismo consideraron que “hay que proteger a Raquel”, de la que recordaron que “vive enclaustrada, aislada y absolutamente aterrorizada, mientras que Muñoz mostró en su alegato final “soberbia, desprecio y una total falta de empatía, al llamarla mentirosa en reiteradas ocasiones, lo que muestra que vive alejado de la realidad”.
También expusieron ante la sala los letrados de la defensa que la ubicación de la finca en la que reside actualmente Pedro Muñoz hace que la pulsera telemática que lleva puesta para vigilar su libertad provisional “sufra múltiples incidencias”, de forma que “podría aprovecharlo para fugarse y acercarse a la víctima”.
Frente a todos ellos, la defensa del ex político aseguró que “no concurre riesgo alguno de fuga”, ya que además de “existir arraigo personal y familiar”, Muñoz “ha acudido cada vez que se le ha llamado”, mientras que “no consta relación con terceros países ni tiene suficientes recursos por tener el patrimonio embargado”, a lo que añadió la “pérdida de anonimato” por el proceso judicial.
“La prisión provisional no es objetivamente necesaria y para la protección de la denunciante existe un dispositivo de control telemático y una orden de protección que no ha incumplido en ningún momento, además de desconocerse su domicilio”, señaló el letrado de la defensa.