Jorge C.B., el acusado de apuñalar al joven de Colindres (Cantabria), Mario Fuentes, de 18 años en aquel momento, cuando se encontraban en un botellón en el pabellón de La Torre de León en la madrugada de 16 mayo de 2021 le mandó unas horas después los hechos una fotografía a una conocida “en la que se veía una navaja y su cara muy golpeada e inflamada”.
Así lo relató hoy la mujer en la tercera sesión del juicio iniciado que se desarrolla desde este lunes en la Audiencia Provincial de León para dirimir si el varón, que tenía 21 años en la fecha de los hechos, es culpable o no de un delito de asesinato.
En su testimonio, la testigo explicó que, tras recibir la fotografía por un mensaje, le llamó por teléfono. “Me dijo que le habían dado una paliza y que luego habían vuelto a pegarle y él había sacado una navaja para defenderse”, explicó, al tiempo que reiteró “una frase que se le quedó grabada” y que el joven repetía “constantemente” en la llamada: “Te juro que creí que me mataba”. Sin embargo, no le recomendó que llamara a la Policía, ya que pensaba que “solo se había defendido y que solo había sido un pinchazo”.
Sobre su relación con el acusado, la mujer detalló que ella era “el único adulto en el que Jorge C.B. encontraba apoyo”, así como le daba “pena”, porque “era un crío que estaba solo y sin apoyo, que quería una vida correcta, que estaba intentando entrar en el Ejército y que quería mejorar su vida y cambiar de amistades”.
También habló por mensajería, pero a la mañana siguiente de los hechos, con un amigo que había recibido una visita de la Policía en búsqueda del acusado. Tras hablar con la Policía, el testigo y el acusado mantuvieron una conversación en que le compartió la noticia de lo ocurrido. “Solo me dijo que había pasado algo, yo le pregunté si podía hacer algo por él, pero me dijo que no”, explicó.
“Riesgo vital”
“En estado crítico y con una herida de riesgo de muerte inminente”. Así fue como se encontraba Mario Fuentes cuando la ambulancia del Servicio de Emergencias llegó al lugar de los hechos, tal y como relataron hoy el médico y el enfermero que acudieron y llevaron a cabo “una atención muy rápida”. Según su testimonio, Mario entró en la ambulancia “por su propio pie” y estaba “consciente aunque con bastante dificultad respiratoria, agitado y sudoroso y decía que le costaba respirar”.
El médico reconoció que le llamó la atención que la herida “ya no sangraba” y presentaba “sangre seca alrededor” pero no se sospechó de la existencia de ningún vaso interno dañado, así como tampoco recuerda que presentara cualquier otra herida consecuencia de alguna pelea. No obstante, a pesar de que la situación “era grave” y presentaba “riesgo vital”, Mario fue trasladado “vivo” al Complejo Asistencial Universitario de León.
Una vez en el Caule, la médica de urgencias que atendió y que también testificó este miércoles, describió su situación “extremadamente grave” y cómo, “en cuestión de minutos”, sufrió una parada cardiorrespiratoria como consecuencia de “una pérdida de sangre masiva”, tras la que “respondió parcialmente” pero “de nuevo cayó en parada” hasta que finalmente falleció. “Con las lesiones que traía cuando llegó, es muy posible que estas fueran lo que le causaran la muerte por un hemotórax provocado por una herida por arma blanca”, expuso.