Uno de los mayores atractivos de León es, sin lugar a dudas, su exquisita gastronomía. Y no, no solo nos estamos refiriendo a las deliciosas y baratísimas tapas que ofrecen la gran mayoría de bares y restaurantes de la ciudad y provincia, sino también a la cantidad de establecimientos especializados en cocina tradicional que deleitan a sus comensales con recetas únicas, deliciosas y absolutamente inmejorables.
Centrándonos en la provincia, existe un pequeño pueblo con un encanto especial por sus calles empedradas y casas blasonadas, de piedra y arcilla roja, que se ha convertido en parada obligatoria para la gran mayoría de turistas, ya no solo por su estética, sino también por su gastronomía, ya que alberga restaurantes llenos de historia y tradición, y, además, es la cuna del famoso cocido maragato.
Este no es otro que Castrillo de los Polvazares, una localidad perteneciente al municipio de Astorga, que fue declarada Conjunto Histórico-Artístico de alto valor monumental en 1980, que conserva íntegra su arquitectura popular y que hoy vive, fundamentalmente, del turismo.
Pues bien, en una de sus atractivas calles se encuentra, precisamente, un restaurante reconocido por la guía Michelin, por la calidad de los platos que ofrece en un espacio cuidado al más mínimo detalle. Se trata de Coscolo, un establecimiento con casi 25 años de historia, habilitado en una antigua casona con la misma estética del pueblo y creado por Pedro y Eva, dos apasionados de la cocina que siempre soñaron con tener algún día su propio restaurante.
Teniendo en cuenta que es un negocio recomendado por la guía Michelin y que, además, cuenta con un Solete de la Guía Repsol, cualquiera podría pensar que comer en él supone un coste demasiado elevado. Pero nada más lejos de la realidad.
En Coscolo es posible disfrutar de una comida espectacular e inolvidable por menos de 30 euros por comensal.
Además, cuenta con una particularidad, y es que únicamente ofrece un menú cerrado, integrado por un aperitivo de cecina sobre pan tostado con queso y aceite de rúcula, y por uno de los platos más representativos de la gastronomía española y el más típico de la provincia de León, el cocido maragato. Un tipo de cocido elaborado con los mismos ingredientes del cocido tradicional, pero que sí implica comerlo de una manera muy diferente a la habitual, al revés. Primero la carne y los embutidos, luego los garbanzos y verduras, y en último lugar la sopa.
Si bien, Pedro ha querido añadir al plato tradicional su sello personal, incorporando nuevas técnicas culinarias y convirtiéndolo en un plato de alta cocina que, además, ha recibido varios premios.
Tanto es así, que hasta elaboran los diferentes productos en la propia casa, con materias primas de proximidad, que embuten, ahúman, adoban y curan ellos mismos.
En el primer vuelco se sirve morcillo de buey, costilla, chorizo, morcilla curada, tocino, careta, pata, albóndiga de gallina y relleno, todo ello acompañado de una ensalada de lechuga, tomate cherry y cebolleta.
Por su parte, el segundo está integrado por los garbanzos, repollo rizado, patatas, mojo maragato y piparras en vinagre; y el último por una sopa de fideos "desgrasada y llena de sabor".
Todo ello se puede completar con un rico postre, ya sean natillas caseras al caramelo con mantecada de Astorga, sorbetes de lima y campari, sorberte de mojito, crema de queso con cacahuetes garrapiñados, o crema de chocolate, bizcocho y crujiente de fruta de la pasión. Y todo por un total de 28 euros por comensal, a los que habría que sumar 1,40 más del pan y el aperitivo.
Además, es importante señalar otras dos peculiaridades que hacen las comidas en Coscolo más especiales si cabe. Y es que, los cocidos son servidos en fuentes con la forma de cabezas de cerdo; y todos sus platos están serigrafiados con el mismo mensaje. Una especie de poema que habla expresamente del protagonista del restaurante, el cocido.
"La carne es débil, pero nos hace fuertes, el garbanzo es un pequeño corazón y el caldo inspira al soñador. Fuerza, pasión y sueños, gritaba un francés de Avignon. Comamos antes el cocido, y si caigo mal herido, que mi alma esté servida y el rojo vino acompañe tu oración. Fuerza, pasión y sueños".