El partido más importante de la vida de David García de la Loma comenzó el pasado domingo con el pitido inicial. Era un partido en el que había ganado al maldito cáncer y a sus secuelas. Un partido en el que nunca se rindió y que salió victorioso pese a que se lo pusieron muy complicado. Este árbitro de Palencia, de 28 años, volvió a dirigir un encuentro después de varios meses apartado por un sarcoma sinovial que obligó a amputarle una parte de su brazo derecho. Sin embargo, esto no ha sido un problema para volver a los terrenos de juego nueve meses después.
Todo comenzó hace dos años cuando García se notó un bulto en un codo. Por suerte era benigno. Un breve paso por quirófano y a seguir con el día a día. Sin embargo, en enero de pasado año ese bulto volvió a crecer. “Y ya no tenía buena pinta”, recuerda el protagonista. En el mes de junio, después de las pruebas para ascender de categoría arbitral y de estudiar un Máster, se confirmaron los peores presagios. Un sarcoma sinovial llegaba a su vida. “Lo poco que he leído de ello, porque creo que era mejor para mí, sé que es un cáncer que sale cerca de las articulaciones. Es muy poco probable, solo tiene una tasa de 1% sobre 100.000 personas. Suele salir cerca de las rodillas, tobillos, pero en mi caso fue cerca del codo”. Ahí cambió la vida de David para siempre.
Le operaron en julio de 2021 en Burgos, estuvo una semana ingresado y volvió “con un bulto en mi brazo que ya no era mi brazo”. Desde ese momento, le tocaba a aprender a convivir con ello y precisamente en su brazo derecho. “Hasta ahora no he tenido una vida normal”, afirma esperanzador sabedor que es en este 2022 cuando comenzará “su nueva vida”. De momento ya está trabajando en su empresa consultora de análisis de datos en Valladolid, y el pasado sábado comenzó con su pasión: el fútbol y el arbitraje.
"Momentos muy duros"
El partido de la semana pasada se le quedará para siempre en su mente. Arrancó con un Club Internacional de la Amistad B - Deportiva Leonesa B de Segunda Regional cadete, una categoría inferior a sus cualidades, pero que es la primera piedra de toque para su vuelta a la cima. Fue el regreso más esperado. “Fue todo muy emotivo”, recuerda. Se vestía de corto después de muchos meses y en ese momento se le pasó toda la enfermedad por la cabeza. “Momentos muy duros, pero estaba deseando que llegará el partido porque era el momento de cerrar una etapa triste, una página de mi vida que había que vivirla para borrarla”. Por supuesto en este día se acordó de su familia (sus padres Carlos y Loli estuvieron en la grada), amigos, cuerpo médico…y en el campo su hermano, Sergio, que se ha convertido en su alma gemela durante estos meses, y, que junto a Rubén, hacen las veces de colegiado auxiliar en el campo.
¿Qué ha aprendido de todo esto? No lo duda: “A relativizar las cosas, a entender a valorar el tiempo y que la vida es como la cesta de los huevos de oro, puedes tener muchos planes pero todo se puede parar de la noche a la mañana. Hay que estar preparado para nuevos retos, nunca sabes lo que te va a pasar”, reflexiona.
El palentino ya afronta nuevos retos. Le apasiona el deporte, por eso va a intentar “experiencias” que antes no había hecho, y por supuesto seguir con el arbitraje para poder debutar la próxima temporada en 2 RFEF.
Y como David siempre tiene una sonrisa por bandera, ya advierte a los jugadores que pese a no tener un brazo, seguirá sacando tarjetas ante el juego sucio. “Soy un árbitro dialogante, pero que no duden que se las sacó hasta con el brazo que me falta”, bromea.