La arquitectura popular se ha basado tradicionalmente en la utilización de los recursos al alcance de las personas que habitan un territorio. Un aprovechamiento de los bienes de manera sostenible, en cuanto que se trataba de recursos naturales procedentes del territorio que una vez finalizado su ciclo útil volvían a integrarse en la tierra de donde procedían y en la eficacia, ya que la tipología arquitectónica se adaptaba al clima local y a las necesidades del hombre.
Algunos elementos de esta arquitectura, como las casetas de era o los palomares, en los que nos detenemos en este reportaje, son claves en los variados paisajes de nuestra provincia, desde la Tierra de Campos, a la Montaña, pasando por el Cerrato, el Boedo, la Ojeda, o la Vega- Valdavia. La mayoría, forman parte de la denominada arquitectura en tierra, por su carácter arcilloso, y estaban situadas en los alrededores de los pueblos.
Las casetas de era, eran lugares de gran actividad estival, se usaban para comer, cómo alojamiento a los jornaleros, cobijaban en algunos casos a las mulas y en invierno servían de almacén de los aperos de labranza, hoy han perdido el uso, pero son señas de identidad de esta provincia. Lo mismo pasa con los palomares, y de manera más notable, de la misma forma que el molino de viento define a la Mancha o el hórreo a los pueblos gallegos; en la provincia están catalogados más de 900 palomares, ya sean circulares cuadrados o rectangulares, que generan la imagen paisajística de nuestra provincia.
El barro es la base constructiva en ambas, un material, que puede adoptar las formas de tapial o de adobe, tiene la ventaja del buen aislamiento térmico y sonoro necesario para en tanto para albergar a los labradores en su faena, como para la cría de las palomas.
PROYECTO “PALOMARES DE PALENCIA” El proyecto “Palomares de Palencia” es el resultado de la colaboración institucional con el Colegio Oficial de Arquitectos de León, Delegación de Palencia, con el objetivo de difundir y proteger el patrimonio arquitectónico de la Provincia de Palencia. Iniciaba su andadura en el año 2018, en el que se fijaron las bases para la documentación y caracterización de esta arquitectura, que incluye un punto de vista paisajístico.
Ya antes, y con el objetivo de difundir la tradición de los palomares, en 2007 se abrió al público el Centro Temático del Palomar en la localidad de Santoyo, con el apoyo de la Diputación palentina. Ubicado en una antigua casa de labranza, ofrece al visitante un recorrido temático por un elemento patrimonial que se ha convertido en una de las claves de su identidad territorial.
El objetivo del programa “Palomares de Palencia” es establecer medidas de protección de esta arquitectura de tierra, se ha definido un método actuación para documentar y caracterizar estas construcciones en la provincia, de cara su preservación. A raíz de la colaboración con el Colegio de Arquitectos, la institución se ha implicado especialmente en este punto y empezó a convocar ayudas a particulares, para recuperarlos. En total se han invertido más de cien mil euros, y se prevé finalizar esta convocatoria con casi una treintena de edificios rehabilitados.
Además de sensibilizar y divulgar la propia existencia de esta arquitectura, no sólo hacia el exterior sino también entre los propios habitantes de los municipios, pues el desconocimiento es el primer paso para el abandono más allá de los cambios sociales y el desuso de los edificios, e intentar que se integre en un conjunto territorial de gran valor.
Al proyecto se suman la creación de una serie de rutas documentadas:
Tierra de Campos (este y oeste), que alcanzan a 9 municipios, cuyos palomares pudieran entenderse como un conjunto relevante, monumental e identificador, con especial valor en clave paisajística y definidor del skyline del pueblo, cuya desaparición supondría una pérdida irreparable de identidad del propio municipio y del territorio. Los municipios son: Villamartín de Campos, Pedraza de Campos, Torremormojón, Capillas, Guaza de Campos y Frechilla en la ruta Este (67 palomares de gran envergadura) y Támara de Campos, Astudillo y Santoyo en la ruta oeste (51 palomares de tipologías variadas muchos singulares)
Palomares en los municipios del Camino de Santiago Francés (78) en Boadilla del Camino, Fromista, Población de Campos, Revenga de Campos, Villarmentero de Campos, Villalcazar de Sirga, Carrión de los Condes, Quintanilla de la Cueza, Ledigos, Terradillos de los Templarios y San Nicolás del Real Camino. Con la colaboración también de la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León. Y próximamente, se incluirán en el proyecto los trabajos que se están realizando en la zona sur, en la comarca del Cerrato.