La cebolla horcal, un manjar con sabor a Palencia
Con una producción media de 50 toneladas por hectárea, en una campaña catalogada como regular a causa del calor
8 octubre, 2022 16:53La cosecha de la cebolla de Palenzuela se cierra con una producción media de 50 toneladas por hectárea, en una campaña catalogada como regular a causa del calor, lejos de las cifras de años anteriores, con 30.000 kilos por debajo de una temporada buena para los agricultores de esta hortaliza, que han visto como los costes se han multiplicado hasta por tres y los precios se han mantenido impasibles.
Palenzuela no sería lo mismo sin su cebolla, la horcal. La localidad palentina, que limita con la provincia de Burgos, se engalana este domingo para que vecinos y visitantes disfruten y conozcan de primera mano este manjar durante la celebración de la decimoséptima edición de la feria, aunque muy sensible a todo tipo de inclemencias meteorológicas, ya sea el granizo, la sequía, el calor o el frío, dado que es “un cultivo que acusa todo”, explica a Ical uno de los agricultores, Enrique Gil, que cultiva 20 hectáreas.
Detalla que la horcal es una cebolla que tiene mucha materia seca, por lo que es excepcional para ser empleada en la morcilla de Burgos. De hecho, cuece mucho antes y cunde más, razón por la que es muy demandada por los morcilleros. Es dorada y presenta una forma ovalada, la cual es jugosa, de piel fina y crujiente.
No es la única utilidad, ya que la cebolla horcal se adapta a todo y es apta para muchos platos y ámbitos gastronómicos, como la totilla de patata, mientras que la legend, otra de las variedades que cultiva, es mucho más dura y peor para comer, aunque se conserva mejor, añade.
A la hora de rentabilidad, apunta que ambas andan en márgenes similares, y comenta que se optó por la otra variedad para diversificar la producción y no solo centrarse en la autóctona de Palenzuela, ya que cada cliente demanda un producto distinto. De igual manera, reconoce que también se siembra cebolla gallega y morada.
Costes y futuro
Gil detalla que este año han aumentado los costes, y el valor de los abonos se ha multiplicado por tres y el combustible se ha doblado. Es decir, todos los imputs han subido, mientras que el precio de la cebolla no ha repuntado, al posicionarse en torno a los 20 céntimos, con lo que cubren los costes y obtienen un beneficio muy pequeño. Asegura que para obtener una buena rentabilidad debería venderse a 30 céntimos el kilo.
“Todo depende de la oferta y la demanda, por lo que en aquellos años en los que la producción es muy alta se vende como se puede, pero, en esta campaña, al dar el campo menos producción, no hay mucha cebolla en el mercado y está algo más cara”. Aun así, destaca que se demanda muy poca cebolla y se nota que los hogares consumen los imprescindible debido al contexto socioeconómico actual.
Actualmente, la localidad palentina cuenta con diez agricultoes de la cebolla, pero no hay relevo. “Estamos cansados de trabajar y no ganar dinero, porque trabajar por el amor al arte para los artistas”.
Afirma a la Agencia Ical que en dos años dejará el cultivo y abandona la labor, ya que trabajar “entre 14 y 16 horas al día para sacar al final del mes un sueldo no merece la pena”. “Me temo que, en un plazo de diez años, la gente se retire y pasará algo similar que los ganaderos”.
Por ello, Enrique Gil pide a las administraciones que ayuden y no pongan tantos impedimentos y burocracia, además de “pagar lo que se merece por el producto nacional”, con el fin de evitar que se importe cebolla de Marruecos, quienes “no cumplen la misma normativa que en España”. “No se puede competir, es imposible”, asevera.
Alerta de que, en un futuro, cuando no haya productos locales, todos estos terceros países “se aprovecharán de nosotros y nos pegarán el sablazo. Hay que mirar más a largo plazo”, sentenció a Ical.