Dueñas se despertaba en la madrugada del jueves con la peor de las noticias: un incendio en la empresa Cascajares. Un lugar en el que trabajan muchos de los vecinos de la localidad palentina y que comenzó a las 3:00 de la mañana. La fábrica, según las palabras de su dueño Alfonso Jiménez está “destruida por completo” y ahora toca comenzar con el resurgir de un sitio que da nombre a Castilla y León gracias, en parte, a sus tradicionales subastas de capones y al renombre que ha ido logrando con el paso de los años, hasta convertirse en una de las empresas más importantes en el ámbito nacional.
Cascajares comenzaba el jueves con una gran columna de humo y con toda la materia prima “totalmente calcinada”, tal y como afirmaban los trabajadores que se encontraban en la zona. Al parecer el incendio tenía lugar en un motor y se propagaba rápidamente hasta alcanzar todas las naves y oficinas.
Una empresa que comenzaba con dos perfectos compañeros de viaje: Alfonso Jiménez y Fracisco Iglesias. Con tal solo 19 años y las 160.000 pesetas que habían logrado ahorrar decidieron comercializar un capón entero enlatado. Apostaron por una línea que mezclaba la innovación unida a la tradición.
Este negocio alcanzaba ya grandes éxitos en 1998 cuando Alfonso recibió el premio 'Empresario del año de la Provincia de Valladolid'. Desde la ciudad pucelana llegaron a Villamuriel (Palencia). En la fábrica siempre han trabajado personas con alguna discapacidad y desde hace más de dos décadas promueven la Subasta de Capones con carácter benéfico.
Desde entonces, se trata de la empresa por excelencia de los capones navideños. Cabe destacar que el capón de Cascajares estuvo presente en la boda del Rey Felipe VI con Leticia Ortiz en 2004. Aquel día lograron estar en las mesas del banquete nupcial y sabían que eso supondría un antes y un después para la empresa. Ellos mandaron 600 capones al restaurante para que los elaboraran en las cocinas con una receta propia. Un éxito incalculable que supuso un punto de inflexión para la empresa familiar. Desde entonces se pasaron a la fábrica de Dueñas (Palencia) y han logrado que se convierta en un referente en tecnología agroalimentaria.
Son muchos los que participan en la subasta tradicional que se realiza cada año. Algunos como Samantha Vallejo-Nágera, Leo Harlem o Santiago Segura han estado presentes en estas citas más señaladas. También la infanta Elena en 2019. En este 2022, que ha supuesto la vigésimo tercera edición, han recaudado 82.415 euros con la subasta benéfica que destinaron a la Fundación Nuevo Futuro, con el objetivo de fomentar la autonomía y la inclusión social de los jóvenes con capacidades diferentes que saldrán de los hogares que tutelan tras cumplir la mayoría de edad. En ella se subastaron nueve capones y dos pavos. A la cita también han acudido célebres como Boris Izaguirre, Josemi Rodríguez-Sieiro o el mago Jorge Blass.
Si de algo no cabe dudas es que se trata de uno de los lugares con más nombre de Castilla y León. En España, mediante su fábrica de Dueñas, han cerrado el año fiscal con casi diez millones de euros de facturación. Cifra que supera los 6,2 millones del ejercicio pasado Y, además, está levemente por encima de las cifras registradas en el ejercicio 2018-2019, cuando se alcanzó una facturación de 9,6 millones.
"He visto cómo se quemaban 30 años de historia"
Alfonso Jiménez ha sacado fuerzas y ánimos para comenzar con la recuperación de esta empresa familiar. Tras ver "cómo se quemaban 30 años de historia", está preparado para "salir adelante" con un proyecto "más vivo que nunca".
Una fábrica que se ha destruido por completo después de años de insaciable trabajo. Un lugar del que "solo queda la fachada". Sin embargo, Cascajares remonta y están "más fuertes que nunca" con tan solo "dos grandes cosas" en pie: "La marca y los empleados".
En "tiempo récord" habrá otro lugar donde podrán seguir produciendo para que el mundo entero disfrute de los mejores capones del país. Una mañana gris con una fatídica noticia en la que solo importaba "el equipo" porque, junto a ellos, será la forma de "salir adelante".
Un pueblo invadido por la tristeza
Cascajares es mucho más que una empresa, es un "punto de economía, una gran familia y un lugar muy importante para Dueñas", así es como lo definen los vecinos y trabajadores de la misma. Son muchos los habitantes que trabajan en esta fábrica y que han visto cómo se quemaba su puesto de trabajo, del que ahora solo quedan cenizas. En concreto, hay 100 trabajadores en la empresa. El sentimiento general es de "mucha tristeza".
[Empleados de Cascajares y vecinos de Dueñas lloran el incendio: "Somos una gran familia"]
Sueldos en juego, recuerdos y un espacio en el que tenían su vida. Los trabajadores, atónitos, veían cómo el cielo desaparecía tras una gran nube gris. Una de las vecinas de la localidad palentina confesaba -con la voz entrecortada- que su hija lleva 17 años formando parte de esta familia. A primera hora, según recibió la noticia, fue a donde su madre y se echó a llorar. No se lo podía creer. "Era su segundo hogar", afirma. Otros se muestran un poco más positivos, como Sergio Gutiérrez, que ha sido cuando iba a entrar en el turno de las 6 de la mañana cuando ha visto lo que estaba sucediendo. Sin embargo, confía en que "saldrán" de esta situación y cree que es el momento de "no hacerse demasiadas preguntas".
No todo el mundo puede pensar de esa forma. Decenas de empleados -con cara triste- se preguntaban qué pasará ahora. Mucha incertidumbre y dudas, pero con "confianza" en que saldrán adelante. Por si alguno aún sigue pensando en su futuro, el dueño tiene una respuesta: "Sabiendo que tengo un equipo tan grande, lo vamos a conseguir todo".
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