La investigación interna realizada por Renfe ha terminado dando la razón al interventor que decidió apear en la estación de Palencia a 22 menores y a los dos monitores que viajaban en un tren desde Barcelona hasta León. Este los expulsó por "ruido y mal comportamiento" debido a las quejas del resto de viajeros. 

El informe será remitido por el Defensor del Pueblo después de que el organismo pusiera en marcha una investigación al conocerse los hechos ocurridos. Renfe deja claro que el grupo generó "alboroto y desorden" y tampoco "hacían uso de la mascarilla obligatoria". Incluyendo de este modo a los monitores que tenían una "actitud indiferente" respecto a los hechos.

En la información confirmada desde Renfe a Ical, se explica que los menores habían inutilizado el servicio "con papel higiénico", ya que este lo habían empleado como "serpentinas". Además de todo ello, también había "restos de comida" así como "latas y suciedad" en los asientos de los menores.

El documento detalla que el interventor tuvo numerosas quejas del resto de pasajeros por las molestias del grupo. Su decisión fue tomada con el fin de minimizar los problemas en el trayecto que restaba. Una decisión que apoyan el resto de usuarios puesto que Renfe añade en el informe que los pasajeros habían facilitado contactos para atestiguar lo sucedido.

Este hecho ocurrió el pasado 24 de octubre. Y para que pudieran llegar a su lugar de destino, la empresa movilizó un autocar exclusivo para ellos, que les llevó desde Palencia hasta León. En el tiempo que estuvieron en la estación, estaban acompañados por el personal de Renfe, agentes de la Policía Nacional y el propio subdelegado del Gobierno en Palencia, Ángel Miguel. 

Tal y como afirmaron en aquel momento, era la primera vez que ocurría un hecho así y fue una medida "absolutamente excepcional".