Dar a conocer la ciencia que tienen los cuentos, pero también el génesis de las historias y de su parte literaria, donde todo ello se focaliza a través del arte. Ese es el sentido del Museo de los Cuentos y la Ciencia de Paredes de Nava, con cerca de 10.000 visitantes en apenas un año de vida, el cual es un espacio singular en su género, ubicado en la iglesia de San Martín, porque no existe ningún museo similar en toda Europa que relacione los cuentos, la ciencia y el arte. Un resultado que aúna 14 años de trabajo de recuperación y creación de las obras que se exponen, más otros dos años más para el montaje del conjunto al completo.
La promotora y artífice, Rosana Largo, asegura a la Agencia Ical que unir los cuentos y la ciencia parece, por lo menos, dispar, pero muchos de los científicos recurren a los cuentos para denominar determinados descubrimientos o cuestiones, como ocurre, por ejemplo, con los exoplanetas.
Todos ellos son denominados ricitos de oro, ya que ningún planeta puede estar demasiado cerca ni lejos de su estrella para poder albergar vida. “Vemos como en ‘Ricitos de oro’ ocurre lo mismo, donde la sopa no puede estar demasiado caliente ni tampoco fría para poder comerla”, aclara. Se puede hablar también del Síndrome de Peter Pan o de la Galaxia del Gato de Cheshire, de ‘Alicia en País de las Maravillas’, entre multitud de ejemplos similares.
El Museo se compone de varios apartados, con un primer monográfico sobre ‘El Principito’, al ser una pieza clave desde el aspecto literario y científico, porque enseña los valores, pero, de su mano, se puede explicar y entender la luminosidad de las estrellas.
En segundo lugar, existe otro gran monográfico sobre Leonardo Da Vinci, que se vincula con 'Peter Pan' y el sueño de volar, porque ambos tienen la misma pretensión. Además, se contempla el apartado científico de los cuentos clásicos, con ‘Los tres cerditos’, ‘Gulliver’, ‘La sirenita’, ‘Pinocho’, ‘Aladino’, ‘Blanca Nieves’, ‘La Casita de chocolate’ o ‘Alicina en el País de las Maravillas’.
Por último, el museo cuenta con el Vestidor de los Cuentos, donde se habla de la indumentaria en ellos. “Nadie conoce el cuento de ‘Caperucita roja’, pero sí su caperuza; el zapato de cristal de ‘La cenicienta’ o las botas del ‘Gato con botas’. Todo ello juega un papel relevante y se cuenta con ello en el espacio museístico”.
Avanza que se trabaja para llevar a cabo una ampliación en la nave lateral y en la torre, unas mejoras que están en vías de desarrollo y que contendrán diversas sorpresas. “Lo interesante de este museo es que no se calza la ciencia con un calzador y no se improvisa ninguna historia para añadir los elementos científicos, sino todo lo contrario, porque se parte de dicho cuento clásico y del mismo se obtiene la ciencia”.
Adaptado y didáctico
Largo subraya a Ical que se ha adaptado todos los cuentos con una serie de cartelas e infografías para poder explicar los aspectos científicos, con la ayuda de la astrofísica, Inés Rodríguez, directora del Museo de la Ciencia de Valladolid y jurado del Premio Princesa de Asturias, al ser ella la que contrasta las cartelas y realiza labores de asesoramiento de Rosana Largo.
Quizás la figura de ‘El Principito’ les queda más distante a los pequeños, pero todas las informaciones están adaptadas y se explican de manera muy sencilla, apunta la promotora del mismo.
Se habla de las potencias de 10 para ver las distancias en el universo o cómo se mide la cosa más pequeña, por ejemplo, una mariquita; o en el Caso de Alicia, quien come del pastel y se hace grande o bebe de la botella y reduce su tamaño.
De igual manera, también se habla del mercurialismo, es decir, ese mercurio con el que se hacían los sombreros de fieltro en ‘El sombrerero’, de ahí que afectara al sistema nervioso y provocaba que las personas tuvieran alucinaciones, comenta.
Hay hueco para hablar de la Teoría de la Relatividad, la fotosíntesis, la metamorfosis, aspectos marinos con ‘La sirenita’ o de ingeniería con ‘Los tres cerditos’, entre otros muchos ejemplos que acoge el museo en la localidad paredeña, los cuales no se sabrán sin visitar el espacio en la provincia de Palencia.
Rosana Largo traslada sentirse agradecida por el apoyo del municipio y del Ayuntamiento, con su alcalde, Luis Calderón, a la cabeza, donde Paredes de Nava supone un lugar afectivo, ya que, desde pequeña, Largo acudía a este pueblo, aunque la parte materna también le relaciona con la localidad palentina de Villaeles de Valdavia.
Relata a Ical que sus tíos se encontraban en Paredes y visitaba el pueblo con sus abuelos, un lazo afectivo que le vincula. No es lo único, ya que el ámbito artístico cobra protagonismo, porque con siete años observó la iglesia de Santa Eulalia y el retablo del Rey David de Pedro Berruguete, algo que le ha marcado toda su vida y ha servido para llevarla hasta Times Square, en Nueva York.