Once guardias civiles y sus respectivas familias tendrán que abandonar el cuartel en el que residen en Herrera de Pisuerga (Palencia) por “riesgo de derrumbe”. Así lo han denunciado los propios afectados a través de un comunicado en el que denuncian que lo ocurrido es culpa de la “dejadez” ya que, aseguran, hace un mes solicitaron el arreglo el tejado sin obtener respuesta alguna. Ahora, un arquitecto les ha confirmado que deberán abandonar sus viviendas porque hay riesgo de que el edificio se venga abajo.
En un comunicado de este viernes, la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) reitera como en estos últimos años no han dejado de denunciar el mal estado de los acuartelamientos de la Guardia Civil, "de la falta de inversión en su mantenimiento que podría evitar situaciones tan desastrosas como la que ahora viven los 11 compañeros del Puesto de Herrera de Pisuerga".
A una que a una semana de Navidad se han visto en la calle sin tener donde ir. Como ha reconocido el propio alcalde de este municipio palentino, en la zona no hay vivienda para alquiler por las obras del AVE.
"A lo mejor en la Dirección General de la Guardia Civil pensaron que como estamos en estas fechas tan señaladas con los agentes, dos de ellos con hijos, se podía hacer un Belén con los afectados buscando un pesebre para vivir", dicen en esta asociación.
Para AEGC situaciones así son perfectamente evitables. "Es cuestión de previsión, de anticiparse e invertir en prevenir llevando a cabo el mantenimiento necesario de los edificios, como están haciendo ahora mismo en la dirección, donde sí se están llevando a cabo los arreglos necesarios en uno de sus tejados".
El pésimo estado de uno de los tejados del acuartelamiento de Herrera no ha surgido de la noche a la mañana, apuntan desde el Instituto Armado. "Ha sido cuestión de tiempo, de dejadez por parte de los responsables del edificio que no han valorado la necesidad de llevar a cabo inspecciones que eviten gastos mayores a las arcas del Estado y daños colaterales a los agentes y sus familias", continúan desde la AEGC.
Entre estos daños colaterales está el desembolso económico que tendrán que hacer estos guardias ahora buscando una solución habitacional donde no la hay y que si tal vez la encuentran esté fuera de sus posibilidades económicas, o se encuentre a muchos kilómetros de distancia con lo que eso supone en gasto de transporte para llegar a su puesto de trabajo.
“La única solución que nos dan es que nos realojemos en otros cuarteles que, en algún caso, distan hasta 77 kilómetros”, lamentan en AEGC.