Tomas-Hidalgo

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Salamanca

Los chismes del PP y la solidaridad ninguneada

14 junio, 2017 20:58

Los chismes de los demás es la corrupción del PP. Cuando ya es imposible defenderse, cuando las evidencias son algo más que eso, cuando las verdades superan las reflexiones tautológicas del PP,  solo quedan los chismes de los otros.

Los chismes: Murmuración, cuento sobre alguna noticia verdadera o falsa para dañar a alguien.

Los chismes de los que habla el PP han llevado a muchos dirigentes de este partido a la cárcel o directamente a su imputación, por ello, ya no son un murmullo, los cuentos no lo son tanto, son verdades incómodas.

En el Pleno Extraordinario del Ayuntamiento de Salamanca solicitado por la oposición tras la alusión de Mañueco en una conversación de un implicado en el caso Lezo, el PP y Mañueco, Mañueco y el PP han intentado, sin conseguirlo, que cualquier sospecha sobre la contratación de las escuelas municipales no fuera más que un chismorreo. Y fue en vano, surtió el efecto contrario.

La tardanza de Mañueco en salir al paso de las sospechas, el creerse impune tras el 'aparataje' del PP -ese que supuestamente le franqueó su elección como presidente regional del PP, ese hoy! ya no le sirve de parapeto y ha sido en boca de muchos su mayor error.

Se evidenció sin quererlo que hay algo más, pues es creencia de muchos que los tiempos estaban destinados para eso, para ocultar al alcalde para evitar sobre exponerlo, en una forma conocida de actuar en política que ha seguido los modismos que han llevado al PP a la situación en la que se encuentra, y muchos que hicieron lo que ha hecho Mañueco están hoy en día en la cárcel o imputados.

Lo que se ha conseguido es ahondar en el descrédito absoluto, y lo peor, es que nada de lo que se haga podrá revertir la opinión generalizada, nada dará el resultado perseguido, por la sencilla razón de que los que intentaron defender o salvaguardar la imagen del PP son los principales causantes de ese descrédito y de la consiguiente pérdida de imagen. Mucho me temo que este no será el único acontecimiento, al igual que le ha pasado a Cifuentes, el fuego es amigo.

Las donaciones de Amancio Ortega

Y hablando de descrédito, lo que ha ocurrido con las donaciones de Amancio Ortega, es un signo inequívoco de que este país no tiene arreglo o será muy difícil y costoso solucionarlo.

Si estrangulas a alguien hasta que no le quede prácticamente oxígeno, su cara delatará que prefiere respirar, aunque sea mediante respiración asistida, que morirse asfixiado. Si condenas a alguien al paro de larga duración, con una familia a la que mantener, seguramente preferirá un minijob precario y esclavo que dejar morir de hambre a su familia. Si recortas y saqueas el dinero público destinado a educación o sanidad, dedicándolo a rescatar entidades bancarias y financieras que vivieron por encima de nuestras posibilidades, la caridad, el mecenazgo, las donaciones “filantrópicas” y los “padrinos” empezarán a parecer alternativas “razonables”, o, al menos, alternativas posibles.

Es la denominada “doctrina del Shock” que ha analizado Noami Klein en su libro subtitulado “El auge del capitalismo del desastre”. La terapia de shock que se impone mediante reformas continuas, que destruyen instituciones y bienes públicos, generando “atractivas oportunidades de mercado”, provocan situaciones de trauma colectivo que facilitan los programas de ajuste. Las sociedades en estado de shock, analiza esta autora, renuncian a valores que de otro modo defenderían con entereza”.

He querido traer al inicio de esta opinión sobre las donaciones de Amancio Ortega, esta larga introducción con el fin de exponer las bases ideológicas, que a mi modo de ver, han sostenido las contrariadas y absurdas negativas a aceptar la donación de material sanitario por parte de Amancio Ortega, y que son dirigidas a los enfermos de cáncer, la investigación de la enfermedad y el tratamiento.

Esta es una donación de carácter finalista, -quizás este sea el defecto principal de esa donación y causa de su no aceptación- que no puedan pillar, desviar a otros intereses esas donaciones.

Para estos defensores de todo lo público, todo aquello que huele a caridad, solidaridad que provenga de la derecha o del centro -les da igual en su sectarismo-, la creen cargada de interés, de una doble moral. Y si viene de una de las figuras más poderosas de ese capitalismo del que demonizan, aún con más ahínco se empecinan en mantener sus posturas.

Para la izquierda radical la solidaridad altruista, sin segundas intenciones, sólo puede existir si ésta viene desde la “superioridad moral de la izquierda”. El resto es una especie de prebenda, limosna que creen que exigen o exigirán un pago, una devolución a posteriori, una solidaridad cargada de intereses.

Hace unos días pude escuchar el argumento de la portavoz de una de estas asociaciones, concretamente la de Pontevedra, escuché unas opiniones con una carga política tan fuera de lugar que difícilmente podrían ser mantenidas por profesionales de la medicina…, he dicho profesionales!

Desconozco a quienes representan estas asociaciones que están en contra de la donación, pero las asociaciones contra el cáncer ya han hablado:

Begoña Barragán, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac), es tajante: “Tiene que haber mecenas. Hay tantas carencias que bienvenidos sean.

Otra gran organización, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), se alegran de la llegada de esos fondos.

La justificación para rechazar la donación me parece absurda, absurda porque independientemente de quien gobierne en cada autonomía el problema de gestión de la sanidad pública es generalizado, la sanidad, sus profesionales y los servicios que aportan a la comunidad han visto mermada su capacidad de atender a las múltiples necesidades de la población. La cuestión es que mientras no se ha querido tocar el entramado pseudo político de la administración española se ha dejado de prestar servicios básicos, entre otros los sanitarios, y los culpables de tal ignominia son de diferente corriente política, izquierda derecha da igual, todos han utilizado el dinero que debería haber ido a la Sanidad para mantener esa endogámica administración que sustenta toda una retaíla de administradores innecesarios al servicio de los poderes políticos y que no quieren reformar por puro interés.

Todos, la izquierda y la derecha, no han realizado una buena gestión y de una u otra forma las deficiencias se han vuelto estructurales, y estas suelen ser más complicadas de solventar por su alto coste por eso es bueno que existan donaciones de tal calado.

Otro de los argumentos es que hay maquinaria suficiente y eso dicho por los profesionales es mentira. Es probable que falte personal para atender esa maquinaria como dicen algunas asociaciones, -argumento bastardo en contra de la donación- pero también es cierto que hasta hoy no existía esa maquinaria y por tanto lógico que no hubiese personal.

Yo solo espero que la decisión que han tomado estas asociaciones no tengan un valor vinculante, porque de ser así, y las donaciones son efectivamente rechazadas, habría que tomar medidas a otro nivel y calado distinto.

Sobran palabras.