Carbajosa apuesta por la no violencia con gaviotas infantiles
Este 30 de enero se celebra el Día Escolar de la Paz y la No Violencia, un tema que Ciudad de los Niños de Carbajosa ha abordado durante este mes en el proyecto educativo que desarrolla en los tres colegios del municipio.
Además, en esta ocasión, los más pequeños del municipio han querido profundizar en la tradición japonesa de “Sadako y las 1.000 grullas”, una historia que narra el afán de una niña que sufrió las consecuencias de la bomba atómica de Hiroshima por construir estos mil pájaros de papel como una forma de salvarse de una muerte que parecía segura. La protagonista, Sadako, sólo consiguió completar 644 grullas antes de morir, pero sus compañeros de clase y amigos construyeron las otras 356 para que Sadako pudiera cumplir su tarea. Hoy, estas mil grullas de papel se han convertido en un símbolo de la paz en todo el mundo.
Ciudad de los Niños de Carbajosa, con el apoyo del Ayuntamiento de Carbajosa, explica Águeda Arranz, concejala de Educación y de Participación Ciudadana, se ha propuesto realizar mil grullas de origami involucrando además de a niños, padres y profesorado, también al resto de los vecinos del municipio, construyendo unas cortinas de grullas de papel que se instalarán en los colegios además de en otros edificios municipales.
Sadako y las mil grullas de papel
Sadako tenía 2 años cuando una bomba atómica cayó sobre su ciudad, Hiroshima. Aparentemente no sufrió secuelas, pero a los 12 años los médicos le diagnosticaron leucemia, un cáncer causado por aquella bomba.
Cuando Sadako estaba en el hospital, su compañera de habitación le cuenta la leyenda japonesa de las mil grullas. Esta historia cuenta que si haces mil grullas de papel se te cumplirá el deseo que más anhelas. Así que Sadako se puso manos a la obra. Pero sólo consiguió completar 644 antes de morir.
Sus compañeros de clase y amigos construyeron las otras 356 para que Sadako pudiera cumplir su tarea.
Tres años después los niños y niñas de la ciudad de Hiroshima dedicaron una estatua de ella con una grulla en su mano en un parque que se llamó Parque de la Paz.
Sadako y las mil grullas se han convertido desde entonces, para todo el mundo en un símbolo de paz.