Viaje al epicentro de la soberanía regional
Cuando se cumplen 37 años de la aprobación del documento básico del Estatuto de Autonomía de Castilla y León en el salmantino Colegio del Arzobispo Fonseca, la presidenta de Las Cortes, Silvia Clemente, ha querido recibir a un pequeño grupo de informadores procedentes de la capital del Tormes en el epicentro de la soberanía regional. Podría servir como preludio del próximo pleno del Procurador del Común que viajará el próximo 16 de mayo al lugar donde en 1981 se produjo tan importante acuerdo.
Fue en mayo de 1997 cuando el órgano de Gobierno de la institución regional abandonó el regio castillo de Fuensaldaña para instalarse en un moderno edificio inserto en el núcleo urbano de la capital de la Autonomía. Una instalación repleta de comodidades para la celebración de reuniones, comités, conferencias, comisiones, comparecencias, debates y plenos regionales. Dotado además con los últimos métodos de comunicación, cuenta con circuito de televisión interno, canales de sonido que conectan todas las estancias y todo tipo de conexiones para enviar datos al exterior.
Si bien es cierto que resulta fácil informar desde Las Cortes, más difícil es salirse de la pauta marcada. Por ejemplo, está prohibido tomar imágenes. Es la propia institución quien las sirve. Las mismas para todos. Eso sí, bien ubicados en cabinas ‘full equip’ y algunos, como éste, con despacho propio. Lo cierto es que, al final, el debate no está en el hemiciclo. Tal vez sí en los pasillos, y ahí es donde los profesionales de NOTICIASCYL se baten el cobre para ‘contar y cantar’ las verdades a sus lectores. Casi siempre, a la votación llega ‘todo el pescado vendido’.
El edificio de Las Cortes fue diseñado por el arquitecto granadino Ramón Fernández Alonso, cuya propuesta fue escogida entre más de 130. No se sabe cuántas de ellas eran de castellanos y leoneses, aunque se podría presumir que alguna habría. Un inmueble funcional y accesible, dividido en dos plantas, que corona el cubo del hemiciclo. El epicentro de la soberanía regional. Un imponente espacio presidido por un mosaico romano del siglo cuarto, recubierto de láminas de madera que potencian la acústica, y acabado en piedra de alabastro. Construido, claro, en la época buena.
Por eso, la institución regional se afana en abrir sus puertas al gran público. Alberga actos de cualquier tipo de organización sin ánimo de lucro y asume sus costes. Recibe a escolares y les pone a debatir. Así, enseña y se enseña. Invita incluso a los periodistas de las provincias a conocer las entrañas de su funcionamiento. ¿Virguería o temeridad? En los tiempos de la defensa de la transparencia como única bandera que viste sin mácula y ante el riesgo latente de las condenas mediáticas a golpe de móvil, tal vez no haya otro remedio. Así que pasen y vean: el epicentro de la soberanía regional.