Administran suero caducado hace seis meses a un paciente de ictus
Un paciente de ictus del hospital Virgen de la Vega recibió días atrás suero que había caducado seis meses antes. Así lo denuncia una salmantina, Patricia Villasante, quien “aburrida y desesperada, tras días y noches de hospital, me fijé en el suero que estaba recibiendo” su padre, ingresado en la planta 8 de neurología. Entonces vio que había caducado en enero.
“Tomé aire y hablé con la enfermera. Le pregunté que si eso era normal. Su respuesta: no pasa nada, hija. ¿No te comes tú los yogures caducados? Quienes me conocéis sabéis que, lo lógico en mí, habría sido soltar una burrada. Pero fui educada y le dije que los yogures caducados me los como de máximo una semana, y no de cinco meses, y que lo decidía yo. Pero que empezase a rezar para que no le ocurriese nada. Mal sé que no le iba a hacer pero efecto tampoco y era el único sustento que tenía desde hacía 48 horas. Me volvió a contestar que hablase con farmacia”, relata.
Y continúa; “Creo que ella no fue quien lo puso, yo sólo le pregunté cómo podía ser que estuviese caducado de cinco meses y nadie darse cuenta. Finalmente pudo haber tenido fiebre pero no fue así y supuestamente no tuvo consecuencias. Que sepamos. No obstante, recibimos las disculpas del neurólogo. La cuestión es que sucedió una cadena de errores, desde farmacia hasta quien puso en vía ese suero. Y que menos mal que me di cuenta”.
Patricia lamenta que “nadie denuncia porque para qué, pero esa no soy yo”, por lo que ya ha puesto este error en conocimiento de la Consejería de Sanidad y las autoridades pertinentes. Y aclara que “no todo ha sido mala atención pero no ha sido la única metedura de pata tampoco. Son muchas cosas y, en situaciones límite, las familias no necesitamos esas respuestas ni estar pendiente del trabajo de supuestos profesionales pero, cuidado. No dudo de que se trabaje en malas condiciones pero esto no se puede permitir”.
Por otro lado, quiere dejar claro que “el 85% de los profesionales han ejercido su trabajo correctamente y con mucha empatía y que muchas enfermeras me han animado a denunciar porque ellas también tienen quejas de las condiciones en las que trabajan. No hay que callarse”.