Dicen que las apariencias engañan y así ocurre con un hombre bien vestido y aseado que merodea las tiendas y supermercados del centro de Salamanca, principalmente la calle, su arteria comercial, para sustraer productos de forma sofisticada. Una técnica de engaño de la que ha hecho su forma de vida, y aunque ya ha sido detenido varias veces, por el momento está en libertad.

Suele vestir camisa, pantalones y calzado de marca. Es moreno, repeinado. Conoce los cambios de turnos en los supermercados y los momentos con menos empleados para aprovechar a cometer el delito. También la ley, evitando superar los 400 euros de botín, el límite que diferencia el delito leve de hurto, penado con multa de uno a tres meses, del delito de hurto, con penas de 6 a 18 meses de cárcel.

Este ladrón ‘pijo’ roba al descuido preferentemente embutido envasado, que posteriormente revende a un establecimiento de hostelería o entrega a terceros para su venta en el Rastro de La Aldehuela los domingos de forma clandestina. En momentos clave introduce los productos entre los pantalones y se las ingenia para evitar los sistemas de seguridad. Tal es su pericia.

Así lo ha demostrado con otros productos. En un vídeo de las cámaras de seguridad de una tienda de gafas se ve cómo coge un par, se lo prueba y después lo agarra con las manos, que lleva hacia la espalda, como si estuviera mirando otro par y pensando cuál le gusta más. Se acerca hasta la pared y comienza a manipular las gafas que tiene entre las manos para quitar el precinto de seguridad. Pero no puede, así que aprovechando que los empleados están centrados con otros clientes, coge las gafas y las introduce entre una manga de la camisa, junto a la muñeca, levantando el brazo al salir como si fuera a estirarse o rascarse para evitar el arco de seguridad. Vídeo que será utilizado como prueba por las autoridades policiales.