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San Vicente, ‘barrio chino’ y origen de Salamanca

23 septiembre, 2018 09:01

En un mundo tan célere y alocado como el actual apenas sobreviven los recuerdos que van más allá de un lustro. Ésa es la barrera que marca la pervivencia de la información en internet, pero hay otra mucho más valiosa que aún se atesora en álbumes de fotos escondidos en recónditos cajones, esos que ya apenas casi se ven en familia, y sobre todo, una información guardada a fuego en la memoria de quienes vivieron cada momento. NOTICIASCYL tiene en marcha una serie dominical que repasa la evolución de los barrios de Salamanca.

Hoy es el turno para San Vicente, ubicado entre la calle Ramón y Cajal (Campo de San Francisco), paseo de San Vicente, paseo del Desengaño y Vaguada de la Palma. Debe su nombre al antiguo convento de la Orden de San Benito, uno de los primeros de Salamanca, pues ya existía en el siglo XII, que posteriormente se transformó en colegio para los miembros de la orden, fue quemado en dos ocasiones, durante la Guerra de la Independencia convertido en cuartel del ejército francés y destruido por los aliados. Pero mucho antes residieron allí otros habitantes, pues en su cerro se encuentra el origen de la ciudad.

Sobre esta privilegiada posición junto al río Tormes y el arroyo de los Milagros (ahora bajo la jungla de asfalto) se asentaron vetones y vacceos entre los siglos VII y IV antes de Cristo. Un núcleo de población que fue prosperando según evolucionaba la sociedad y progresaba el ser humano. Tal es así que a partir de la Edad de Hierro el asentamiento se extendió más allá de su primigenia muralla a lo que hoy es el teso de la zona universitaria y las Catedrales, germen del casco histórico de Salamanca, el entonces castro de Salmantica que alcanzara la expedición militar de Aníbal.

El poblado llegó a la Edad Media y evolucionó en torno a la iglesia de San Vicente. Su vaguada era una de las huertas que abastecía a la vieja Salamanca. Las casas fueron surgiendo hasta lo que hoy es el Campo de San Francisco, donde surgió el otro edificio con protagonismo en el barrio, el Colegio Mayor de Santiago el Zebedeo, más conocido como Colegio del Arzobispo Fonseca., uno de los cuatro colegios mayores de la capital charra, fundado a comienzos del siglo XVI por el obispo de Santiago de Compostela.

Zona universitaria por excelencia con el Colegio de los Irlandeses, fundado a instancias del rey Felipe II para albergar a los estudiantes que venían a Salamanca por la persecución inglesa a los católicos de las islas británicas. Edificios que gozaron de esplendor académico y social hasta que a finales del siglo XVIII el rey Carlos III puso en marcha una reforma universitaria que cerró el Colegio Fonseca, y después la Guerra de la Independencia se cebó con esta zona, donde la mayoría de los edificios quedaron reducidos a escombros, algo que propició que a la zona también se la denominara Barrio de los Caídos. De hecho, las piedras y muros del antiguo convento de San Vicente y del Colegio de los Irlandeses fueron utilizadas para construir las viviendas del barrio. También para el Colegio Mayor Nuestra Señora de Guadalupe, edificado sobre las ruinas del convento y demolido hace menos de dos décadas tras descubrirse los restos del origen de la ciudad que hoy día forman un centro de interpretación con fines turísticos.

La zona llega así al siglo XX. Los antiguos moradores dedicados a labores agrícolas y artesanas fueron dejando paso a humildes habitantes que sobrevivían a duras penas. San Vicente se convirtió entonces en el prostíbulo de Salamanca, donde sus habitantes calmaban las pasiones humanas y daban rienda suelta a su lujuria. La zona comenzó a denominarse ‘Barrio Chino’, un lupanar inmenso donde prostitutas y droga eran sus señas de identidad. Ya en la Edad Media era un lugar de prostitución y brujería, donde los historiadores sitúan la Casa de la Mancebía que tutelaba el Padre Putas (protagonista al final de cada Semana Santa durante la fiesta del Lunes de Aguas), incluso se decía que era la universidad de la vida, donde las prostitutas aprovechaban la cercana presencia de los universitarios para aprender conocimientos que les abrieran también las puertas de instancia palaciegas, pero no en los niveles que alcanzó a mediados del siglo XX.

Tal era la actividad diaria de las meretrices que hasta se decía que el rey Alfonso XIII era un cliente asiduo. Los toreros de la época no dejaban pasar la oportunidad, tampoco los mejores futbolistas que visitaban el cercano campo del Calvario (hoy estación de autobuses, donde jugaba inicialmente la desaparecida Unión Deportiva Salamanca). El ‘Barrio Chino’ era visitado por obreros y nobles, salmantinos y forasteros, de día y de noche. Los locales más frecuentados eran el ‘Casablanca’, ‘Florida’ y ‘Serrano’, donde se recuerda a ‘La Margó’ y ‘La Carmina’.

Así permaneció la zona hasta que en los años ochenta y noventa se proyectó una regeneración del barrio. Se edificó entonces el Palacio de Congresos y Exposiciones, se reformó la Vaguada de la Palma y se promovieron nuevos bloques de viviendas en piedra de Villamayor que dieron otra imagen. Los prostíbulos desaparecieron, trasladándose hasta el barrio Labradores, en el entorno del Mercado de San Juan, y el ‘Barrio Chino’ volvió a ser sólo San Vicente.