La Diócesis inicia la actualización y digitalización de su patrimonio
El servicio diocesano de Patrimonio Artístico y Cultural, dirigido por el sacerdote Tomás Gil, acaba de iniciar un proyecto de actualización y digitalización de los bienes artísticos y culturales de la Diócesis de Salamanca. Para desarrollarlo han firmado un convenio con la Facultad de Historia del Arte de la Universidad de Salamanca (USAL), en el que alumnos y profesores están abordando esa tarea. La primera zona donde se está trabajando es en las parroquias del arciprestazgo de Ledesma, Vitigudino, Arribes y Vecinos.
Otro de los proyectos se centrará en el Palacio Episcopal, “para que sea reparado íntegramente con el fin de que sea un espacio de referencia diocesana y social, como lugar donde se sientan acogidos todos, creyentes y no creyentes, para mantener un diálogo evangelizador por medio de las obras de arte y los fondos documentales del Archivo diocesano”, aclara Gil.
En cuanto a los pilares de este servicio diocesano, su responsable enumera algunos de ellos, como por ejemplo, “concienciar a nuestra Iglesia diocesana sobre lo importante que es el arte cristiano, y necesitamos educación que nos introduzca al lenguaje de la belleza para desarrollar la capacidad de captar su mensaje”. Tomás Gil también transmite que es fundamental dejar en manos de profesionales acreditados las obras de arte, “y para ello hay que contar con el equipo del servicio de Patrimonio Artistico y la delegación de Patrimonio de Obras”.
Este servicio ha incorporado a su equipo a siete expertos de diferentes áreas, en concreto, a los profesores Eduardo Azofra y José María Martínez Frías; los historiadores Francisco Javier Blázquez y Montserrat González; el sacerdote Juan Andrés Martín, el artista salmantino Andrés Alén y la responsable de Sensibilización de Cáritas Diocesana de Salamanca, Belén Santamaría.
Coincidiendo con esta nueva etapa también han estrenado un nuevo logotipo, cuyo autor ha sido el sacerdote reparador Ángel Alindado Hernández, donde destaca un detalle de una tabla pintada por Fernando Gallego, ‘Natividad’, realizada entre 1485 y 1490, procedente de la parroquia de El Campo de Peñaranda. Se trata de las manos de San José, que están trazadas dentro de una circunferencia, cuyo centro es la luz de una llama, símbolo de Cristo. “La mano izquierda toma delicadamente por debajo la vela, y por encima, la derecha protege y conserva la llama ardiente para que no se apague y extinga, detalla Tomás Gil, y confirma que es un gesto “muy sugerente a seguir por nuestro servicio diocesano de Patrimonio Artístico”.