El alcalde de Santa Marta nombra a dedo un nuevo asesor
El alcalde del PP de Santa Marta de Tormes, David Mingo, decreta de forma unilateral engordar la lista de trabajadores de libre designación, o lo que es lo mismo, nombrados a dedo, con la creación de un nuevo puesto que ejercerá labores de asesoramiento al propio primer edil.
La creación de este nuevo puesto de trabajo, de libre designación y nombrado a dedo, cuenta con una remuneración de 24.000 euros, salario que saldrá de las arcas municipales y, por tanto, del bolsillo de todos los vecinos.
Un nuevo puesto de libre asignación que, además de su alto coste de dinero público para las arcas municipales, no cuenta ni con las explicaciones ni las razones de necesidad que justifiquen su creación o su conveniencia. Las funciones o las labores que se le han encomendado van a ser las de asesoramiento del alcalde en eventos, ferias y actividades de carácter cultural, un trabajo que ya es desempeñado, a juicio de los concejales socialistas, por otros miembros del equipo de gobierno municipal o por empleados públicos que ya forman parte del Ayuntamiento.
Al Grupo Municipal Socialista le llama poderosamente la atención que las funciones de asesoramiento que se le van a encomendar a este nuevo cargo de libre designación, nombrado a dedo por el alcalde, tengan mucho que ver y estén relacionadas con el área que ocupa el propio David Mingo como diputado provincial en la Diputación de Salamanca, la delegación de cultura. Un hecho que resulta cuando menos sospechoso, y con lo que se podría estar encubriendo que el nuevo asesor, pagado con dinero de todos los santamartinos, estuviera, o pudiera estar al servicio de la Diputación y del cargo que el alcalde David Mingo desempeña en la institución provincial, y por los que, entre unas cosas y otras percibe más de 5.000 euros al mes.
El Grupo Municipal Socialista considera en este sentido que el equipo de gobierno del PP en general, y el propio alcalde David Mingo en particular, han convertido el Ayuntamiento en su cortijo particular, utilizando el Consistorio como una agencia de colocación para emplear a dedo a acólitos y allegados.