Hoy se conmemora el Día Internacional de la Conservación de los Suelos, una fecha establecida en memoria del científico Hugh Hammond Bennet, que fue pionero en la investigación sobre los suelos y en demostrar que su cuidado está indisolublemente vinculado a su capacidad productiva.
Con la celebración de esta jornada, se pretende conseguir una mayor concienciación de la población mundial para darle a la conservación del suelo la gran importancia que tiene para todos los seres vivos. Acciones humanas como la tala incontrolada de árboles, las quemas descontroladas y agresivas o el uso continuado y excesivo de abonos y fertilizantes artificiales, pueden provocar un alto grado de erosión y con ello un empobrecimiento de un componente tan básico para la vida como es el suelo, con las consecuencias que eso supone desde el punto de vista medioambiental, social y económico.
El Ayuntamiento de Salamanca, dentro de su estrategia Savia, viene desarrollando distintas acciones para renaturalizar la ciudad, haciéndola más saludable y sostenible y dotándola de capacidad para mitigar los efectos del cambio climático. La recuperación de suelos degradados es el punto de partida en gran parte de estas actuaciones que suponen frenar la erosión que puedan estar sufriendo los suelos en cuestión y fomentar la fertilidad de estas zonas creando, además, unas condiciones propicias para mantener y promover la biodiversidad y para poder convertir zonas degradadas o en desuso en espacios de disfrute ciudadano y la generación de nuevas actividades turísticas, lúdicas e incluso económicas.
A través de su Plan de Infraestructura Verde y de proyectos como el LIFE Vía de la Plata y la Estrategia EDUSI TORMES +, el Ayuntamiento de Salamanca está generando una red estratégicamente planificada de zonas naturales y seminaturales a través de corredores verdes que contribuyen de una manera directa al objetivo de conservación de los suelos urbanos, facilitando su fertilidad a través de la promoción de la biodiversidad y el impulso de los servicios ecosistémicos, además de la planificación de acciones concretas vinculadas a la presencia de agua como nutriente del suelo: creación de zonas de encharcamiento en los espacios periféricos y ribereños, mejorar los acuíferos e implantación de suelos permeables en el centro urbano.
El ejemplo de las riberas del Tormes
Algunos de los casos más significativos de este tipo de actuación los encontramos en las riberas del Tormes, a través de las iniciativas desarrolladas dentro de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI) TORMES+, donde la recuperación de este espacio se proyecta con vocación de lograr un beneficio ecológico, social y económico para Salamanca.
Por un lado, la creación de nuevos espacios verdes y saludables en la ribera del río Tormes con un gran parque de más de 100.000 metros cuadrados en el entorno de la ribera del río Tormes, con 617 huertos urbanos, y nuevas zonas de ocio y disfrute para lo que se ha recuperado un espacio degradado junto a Salas Bajas, creando en su lugar un nuevo pulmón verde para la ciudadanía de Salamanca.
La recuperación de la Noria de Sangre, en la margen derecha del río Tormes, como recurso turístico vinculado al medio ambiente es otra de las acciones vinculadas. Los trabajos de acondicionamiento de este vestigio patrimonial de Salamanca supusieron un trabajo de recuperación de toda la zona, que ahora se ha establecido como un espacio verde con interés turístico y medioambiental en el que, además, se ha incluido nueva vegetación para potenciar la biodiversidad de la zona.
En la misma línea se plantea el proyecto del Parque Botánico de Huerta Otea, donde la modernización de este espacio integrando soluciones sostenibles y de eficiencia energética, vendrá acompañado de un aumento de la vegetación y de mejora de las condiciones ambientales de la zona y de la creación de refugios para animales destinados al aumento de la biodiversidad.
El proyecto LIFE Vía de la Plata también incide de forma específica en la zona de la ribera del Tormes, donde están proyectadas toda una serie de actuaciones que tienen como objetivo potenciar y mejorar el funcionamiento ambiental de la ribera como corredor de biodiversidad, aumentando en especies que favorezca la condición de bosque de ribera y promuevan la conservación del suelo unido a la mejora de la recarga de acuíferos y la ampliación de zonas de encharcamiento de lluvia para lograr un suelo más fértil.