Brillaron por su ausencia durante el pasado curso 2020-2021 por las calles de la Salamanca universitaria. Ellos -esa pléyade de estudiantes europeos que venían eligiendo las facultades salmantinas cada curso para estudiar y mejorar su formación procedentes de diferentes confines del viejo continente- vieron frustradas totalmente sus expectativas académicas y vitales durante el anterior periodo letivo por culpa de la pandemia del mortífero coronavirus. Las enormes trabas para viajar debido a las restricciones aplicadas por las autoridades de las diferentes naciones quebraron los planes y las ilusiones de centenares de estudiantes foráneos que habían elegido los campus universitarios salmantinos para disfrutar de estancias académicas, sufragados con la correspondiente beca, que acostumbran a oscilar entre los tres y los nueve meses.

Los datos que maneja la institución académica salmantina respecto al pasado curso son absolutamente demoledores, dado que durante el periodo 2020-2021 los estudiantes venidos de Europa a través del emblemático programa de intercambio estudiantil Erasmus sufrieron una caída vertiginosa, cifrada porcentualmente en nada más y nada menos que el 70%. El cierre de fronteras y la exigencia de costosos test PCR en los aeropuertos dinamitaron este tradicional flujo estudiantil.

Datos esperanzadores

Este curso, sin embargo, las perspectivas son halagüeñas y se aprecia un giro de 180 grados. Buena prueba de todo ello es que el rector Ricardo Rivero anunció en la última sesión del Consejo de Gobierno que la USAL recuperaba su tradicional atractivo como destino especialmente codiciado por los estudiantes europeos del programa Erasmus. No en vano, en este curso llegarán a las aulas de las facultades salmantinas casi un millar de estudiantes a través del programa de movilidad Erasmus, exactamente 984.

¿Cuál es la razón por la que Salamanca y su Universidad recuperan su tradicional esplendor y su capacidad de captación de alumnos europeos?. Ricardo Rivero interpretó en una reciente comparecencia las causas que han pincelado este reconfortante y esperanzador panorama. Con el arranque del curso 2020-201 y después de que quedaran atrás los meses más duros de la pandemia, cuando los confinamientos domiciliarios dictados por los gobiernos se extendieran por la mayoría de las naciones del viejo continente, la USAL tuvo muy claro que la única fórmula de garantizar una docencia de calidad era ofrecer una enseñanza presencial y segura en las aulas. Así se entiende que durante los meses del pasados curso la USAL estuviera abierta siempre, a diferencia de lo que sucedió en universidades de Francia, Alemania o Italia, que optaron por mantener cerradas las facultades y desarrrollar la docencia en formato telemático.

Esta realidad no fue ajena a los estudiantes que pedían becas del programa Erasmus, pues tuvieron conocimiento a través de Internet que la USAL seguía abierta, que las clases se desarrollaban con normalidad y que no se registraban contagios en aulas, según explicó el rector. Ese modelo de presencialidad segura, que abanderó de forma decidida el Estudio salmantino durante el pasado curso, no ha pasado desapercibido para ese casi millar de alumnos que han elegido Salamanca como inolvidable e irrepetible destino Erasmus para este curso.

Requisitos

Conviene recordar que para optar a una beca Erasmus es necesario haber superado un primer año de carrera, en una licenciatura, o de 60 créditos ETCS en un estudio de grado. Se debe tener una nota media de expediente superior al aprobado (por encima de 1 en una clasificación de 1 a 4), además de matricularse en una cantidad variable de créditos (por lo general 30 para una estancia de un cuatrimestre y de 60 para una estancia anual). También se requiere al solicitante tramitar un acuerdo académico (un impreso específico) con la universidad de acogida para la convalidación de las asignaturas cursadas en el extranjero.

Ademas, también hay requisitos lingüísticos, que son obligatorios para poder optar a las becas Erasmus. En este sentido, se exigen las equivalencias lingüísticas marcadas por el Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas. En función de la lengua en que se imparten las clases en la universidad extranjera, son para inglés, francés y alemán nivel B1, mientras que para italiano y portugés no se exige nivel.

Toda Europa

¿Y qué son las becas Erasmus? Pues son ayudas que se conceden a través del proyecto Erasmus, acrónimo del Plan de Acción de la Región Europea para la Movilidad de los Estudiantes Universitarios; un programa de la Unión Europea nacido en 1987 que permite a los estudiantes universitarios continuar sus estudios en un país diferente al de residencia y para un período variable que oscila entre 3 y 12 meses.

Desde su creación, las becas Erasmus se han convertido en fundamentales para aquellos estudiantes que desean acabar o complementar su formación en el extranjero, pero no solo en países de la Unión Europea, sino que también ofrece la posibilidad a los estudiantes a que realicen sus estudios universitarios o de doctorado en países que pertenecen al Espacio Económico Europeo, y regiones asociadas como por ejemplo Islandia, Noruega, Suiza, Macedonia, Turquía y Liechtenstein.

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