Dispuesta a recordar. Aunque duela. Aunque sea un trago amargo y duro que pasar. Aunque se levanten heridas que jamás volverán a cicatrizar. Lorena Sánchez, la madre del joven David Hernández, el chico asesinado hace año y medio en Laguna de Duero, no quiere que su caso caiga en el olvido. Habla alto y claro. Quiere justicia, respuestas y, sobre todo, quiere la verdad.
Por eso, no flaquea al volver a rememorar esa noche del 15 de abril en la que asesinaron a su hijo mayor, en pleno confinamiento estricto y sin más testigos que el lugar donde aparecía al amanecer el joven David. Lorena repite una y otra vez como un mantra que quiere justicia, "que encuentren de una vez a los culpables y que paguen por arrebatar una vida".
Una vida llena de sueños e ilusión como la de su hijo, que salió de casa de forma apresurada sin más pertenencias que su móvil para no regresar jamás.
La noche del 15 de abril de 2020, David Hernández salió al encuentro de alguien y aún a día de hoy, casi año y medio después, no se sabe quién fue el autor de la paliza letal que recibió. El traumatismo en la cabeza ya fue mortal, pero además de los golpes en el resto del cuerpo, dos cuchilladas en el costado terminaron con la vida del joven vecino de Laguna.
Las incógnitas siguen presentes, quién y por qué. Y la respuesta, el silencio. El caso sigue bajo secreto de sumario, la investigación sigue abierta y el Juzgado de Instrucción número 3 de Valladolid, así como el grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valladolid siguen tratando de recomponer este complejo rompecabezas que estremece a la sociedad vallisoletana. Al tiempo que Lorena trata de buscar respuestas, lo hace una y otra vez. Sin descanso. Cada día.
“Para el resto del mundo ha pasado año y medio, pero para mí es como si hubiera sucedido ayer, como si todo lo que ha pasado hubiera sido un sueño, nada real, como si David fuera a aparecer por la puerta”, explica su madre.
Sin testigos, sin cámaras, sin arma homicida y sin restos de ADN que confirmen la identidad de los posibles agresores, la espera se está alargando demasiado.
Poco se sabe, solo que David intentó defenderse de sus atacantes momentos antes de fallecer. Las heridas de defensa halladas en su cuerpo muestran que trató de luchar hasta el último momento.
Lorena estaba en casa con su hijo aquella noche. Sabe que salió. Era un chico muy nervioso, con hiperactividad y llevaba mal el confinamiento. “Le estuve llamando durante la noche pero no respondía, por la mañana salí a buscarlo pero no le encontré”, se culpa Lorena.
Un vecino que paseaba por la zona dio la voz de alarma, había un joven tendido en el suelo, detrás del Polideportivo Municipal, a unos metros de su casa. “No sé cómo la gente pasa esas cosas, pero nos llegó una foto de David tendido en el suelo, esa foto que su hermana va a tener para siempre grabada en la memoria. Era él”.
A partir de ahí, preguntas sin respuesta. Demasiados interrogantes que atormentan a la familia de Lorena, porque desde que arrancó la investigación no han tenido más datos.
“De vez en cuando escribo a los investigadores, pero obtengo la misma respuesta; que el caso está abierto bajo secreto de sumario y que tengo que seguir confiando y teniendo paciencia”, explica tratando de no romperse.
Hace un repaso rápido y reconoce los momentos de flaqueza que han acechado durante su duelo. “Cuando siento mayores momentos de agobio o me noto peor hablo con la psicóloga del Juzgado de Víctimas, ha sido y está siendo de gran ayuda para mí y para mis hijos. Cuando le cuento las cosas sé que no le hacen daño como le puede hacer a algún familiar si hablamos de ello, aunque para nosotros el tema nunca ha sido tabú, simplemente no quiero ver a los míos mal”, explica.
En casa le recuerdan, le recuerdan en vida, sus bromas, su carácter infantil con sus hermanos Carolina y Alex y sus planes de futuro. “Me escribió una carta en la que me decía que ojalá algún día fuera como yo, que algún día tendría una familia. No tenía la autoestima muy alta, pero no era un chico en exceso reservado por lo que no me creo que tuviera un problema y no se lo contara a nadie. Para cosas del trabajo era responsable y con cabeza y de él se han llegado a insinuar barbaridades”, añade con pesar.
Hubo un momento, en el que tanto Lorena como su familia vislumbraron una posible pista, ocurrió diez meses después de enterrar a David. Los GEAS - el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil- rastrearon el fondo del lago de Laguna de Duero (a escasos metros de donde apareció su cuerpo) en busca de pistas con las que resolver el crimen. No encontraron nada.
Detective privado
"Aunque algunas personas han insinuado un montón de cosas, como ajustes de cuentas o temas de drogas, no me lo creo. No digo que fuese un santo, fumaba porros sí, pero nada puede justificar el terminar así y en general hemos sentido apoyo por parte del pueblo", añade
De hecho, la familia se ha plantado la posibilidad de contratar a un detective privado que se vuelque en la búsqueda de pistas y sirva como complemento a los investigadores "enseguida varias personas me dijeron que si finalmente lo hacía lo publicara en redes sociales porque mucha gente estaba dispuesta a ayudarme", señala Lorena.
Ha hablado con los amigos más cercanos de su hijo en busca de alguna pista que pudiera arrojar luz sobre la identidad de sus asesinos. "Pero entre los jóvenes es un tema tabú, quizá por miedo, por respeto o porque no quieren hablar de ello porque les hace daño, pero en mi cabeza está que quien lo ha hecho es de Laguna porque mi hijo no tenía carné y apenas salía del pueblo, aquí estaba su vida", añade Lorena.
Ella piensa que quizá fue algún tipo de rivalidad la que le llevó al triste final o quizá solo estaba en el momento y lugar equivocados, "tenía dinero y no dejaba a deber a nadie, es algo que hasta me han confirmado sus amigos. No solo lo digo yo, en sus trabajos siempre quedó bien y todos hablan de David como un gran trabajador y una excelente persona"
Sus hermanos Carolina (17) y Alex (11) "lo llevan regular, por fuera están bien, pero sé que la procesión va por dentro y que se han tenido que hacer fuertes muy rápido. No hemos dejado de hablar de él, su habitación está como siempre recordamos sus cosas buenas y seguimos haciendo lo que hacíamos antes. Para nosotros recordarlo cada día es importante", asegura Lorena.
Año y medio después
Es consciente de que con el paso del tiempo cada uno hace su vida y vuelve a la normalidad, "es algo que entiendo, en ese sentido no se le puede tener rencor a la gente. Hay personas que aún me escriben o preguntan y sé que cuando la gente me ve en el pueblo piensa en él".
Pese a vivir momentos malos dentro de la angustia en este largo duelo, Lorena asegura que hará todo lo posible para que los asesinos paguen. "Nunca te das por vencida, sueñas con ese momento y que caiga todo el peso de la ley cuando les encuentren. Hoy en día por quitarle la vida a alguien en siete años estás en la calle, eso tiene que cambiar. No puede haber asesinos por la calle que puedan hacerle a alguien lo que le hicieron a mi hijo", sentencia.
En su lucha diaria por arrojar algo de luz al caso, Lorena hace un llamamiento a los vecinos de Laguna de Duero, "que la gente sea humana y se ponga en mi lugar. No voy a parar, que no tengan miedo, pero si alguien sabe algo y no quiere verse implicado ni hablar con la Guardia Civil que me lo cuente a mí, que me hagan llegar cualquier información, pista o indicio. Lo pido, por favor,".