El matador de toros salmantino Eduardo Gallo, crecido como torero en la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, llegó a considerarse como la figura que los aficionados salmantinos necesitaban, ya retirados los grandes maestros. Vivió unas temporadas de grandes éxitos, toreando en las mejores plazas, inigualables ferias y de la mano con las primeras figuras. Pero, como todo en la vida si no se logra mantener, dio un revés en la vida profesional de Gallo. Quizás la inmadurez y la llegada tan rápida de la fama le han llevado, ahora, a vivir en Querétaro, México, donde ha rehecho su vida profesional y personal.
En ese periodo más gris, Gallo vivió diversas vicisitudes con diversos apoderados y, en ese tiempo, llegó la oportunidad de volver a torear en México. Y allá que se fue. La campaña americana del diestro salmantino suma, hasta el momento, cerca de 20 corridas de toros en plazas como Tijuana, Orizaba, Tequisquiapan, San Miguel de Allende, Durango o Puebla, en México. Como también en Tuta (Colombia) o San Cristobal (Venezuela), entre otras, obteniendo importantes triunfos. Pero se metió la pandemia de COVID por medio, y mandó parar. Pero el buen toreo de Gallo no se le ha olvidado. Así lo demostró en los dos festivales que ha toreado en Salamanca, uno en Ciudad Rodrigo, y otro, reciente, en Alba de Tormes, donde cortó dos orejas.
Eduardo Gallo también triunfó en su confirmación en La México, quizás la plaza de toros más importante de América, donde el diestro salmantino consiguió un merecido trofeo tras una faena templada a un buen ejemplar de Campo Hermoso. "Asentado y macizo se mostró Eduardo Gallo en el toro de su confirmación mexicana, un buen ejemplar de Campo Hermoso, oreja y palmas, el 27 diciembre 2011", escribían las crónicas. Luego regresó en 2013, desarrollando una gran faena, donde los aceros le privaron de la puerta grande. Pero eso fue el pasado, aquellas grandes temporadas. Ahora, hablamos con el Gallo más reposado, más maduro y asentado, en su última estancia en Salamanca. Ya emprendió el regreso la semana pasada.
P.- ¿Cómo ha sido su breve estancia en Salamanca?
R.- Muy bien. Me ha servido para ver a la familia, para hacer tentaderos. Siempre que puedo, intento venir. Además, participé el sábado 23 de octubre, en el festival de Alba de Tormes, en el que corté dos orejas, y estuve muy a gusto con un novillo de El Collado. Por tanto, ha sido un viaje bonito e intenso.
P.- ¿Cuánto tiempo lleva viviendo en México?
R.- Llevo tres años, prácticamente desde 2018, ya que el pasado año, debido a la pandemia, no pude venir.
P.- ¿Qué lo llevó, como torero, irse a vivir a México?
R.- Fui a México para torear una corrida de toros en Tijuana, el 14 de octubre de 2018, alternando con Fermín Espinosa y Sergio Flores, además de los recortadores, lidiando toros de la ganadería de Hernando Limón. Como no tenía fechas en España, decidí quedarme hasta Navidad, por si salía alguna otra corrida en la temporada americana. En ese periodo, conocí a mi apoderado actual, la empresa mexicana Tauro Espectáculos, dirigida por Juan Antonio del Hoyo, quien había organizado alguna corrida, pero no había apoderado a nadie. Hablamos y decidió apoderarme y, por ello, me quedé un poquito más, hasta marzo, porque me salieron más corridas.
La verdad es que acabé 2019 matando 14 corridas de toros, algo impensable aquí y, también, para muchos matadores, porque era casi inimaginable. Y me quedé todo el año en México. Luego llegó el 2020 con la pandemia, en el que maté dos corridas de toros, una en Colombia y otra en México, en Querétaro, donde corté tres orejas. Me quedé en México porque estaba en el campo, entrenando, tentando y matando muchos toros, y creí que fue lo mejor para pasar ese año de pandemia.
P.- ¿Es definitivo?
R.- De momento estoy bien en Querétaro. Mi idea sería pasar seis meses aquí y seis meses allí. Es decir, media temporada en cada lugar. Hoy en día, con los viajes aéreos, si hay una corrida de toros, en nueve horas estás puesto en cualquier lugar. No como antiguamente, que había que hacer trasbordos. Para mí, la suerte sería poder disfrutar tanto en España como en América.
P.- Eduardo, ¿cómo se ve y se siente allí el toreo?
R.- Se vive con mucha pasión, y con mucha entrega. Me gusta mucho ver toros allí, sobre todo en La México. Una plaza que siempre te impresiona y seduce, sobre todo cuando eres pequeño y la ves en televisión. Luego, cuando tienes la suerte de torear allí, eres un afortunado. Sobre todo, ver la pasión con la que allí viven el toreo.
La México es una plaza que siempre te impresiona y seduce. De momento, para esta temporada no estoy anunciado en los carteles, que ya salieron
P.- Usted ya toreó en La México.
R.- Sí, en tres ocasiones. La confirmación fue en diciembre de 2011, después en 2012 y 2013. Es una plaza que siempre se me ha dado muy bien.
P.- ¿Qué tiene previsto, a corto plazo, por allí?
R.- Un festival en Maracay (Venezuela).
P.- ¿Alguna posibilidad para repetir y entrar en La México, ahora que vive en ese país?
R.- De momento, no. Ya han salido los carteles de la temporada, y vista la situación que ha existido, van a dar una corrida de toreros mexicanos, y una corrida en la que están anunciados Morante de la Puebla y Antonio Ferrera. Y de momento, nada más.
P.- ¿Qué encuentra allí, que no existe aquí?
R.- Todo es muy parecido. Como ya dije, me fui quedando muy poquito a poco, porque me iban saliendo corridas de toros. Y cuando me quise dar cuenta, estaba ya instalado. No iba pensando en buscar algo que no iba a encontrar, sino que vinieron así las cosas. No es que lo tuviera planificado, han sido las circunstancias.
P.- ¿Cómo encuentra el toro en España, tras más de tres años en México?
R.- Creo que la Tauromaquia está en uno de los mejores momentos de su historia, en cuanto a figuras del toreo. Ha habido pocas épocas con tantos nombres interesantes. También existen bastantes ganaderías que están embistiendo muchísimo. Está saliendo uno de los toros más serios de la historia. Son muchos los toros que se han lidiado en Madrid o Sevilla, por ejemplo, y han embestido una barbaridad. Un buen momento al que se suma también, quizás por el parón de la pandemia, el que la gente tiene ganas de ir a los toros.
Los aficionados quieren ver ese tipo de toro, como el de Galache. Yo no vi el festejo de Salamanca, pero, por lo que me dicen, fue una gran corrida
P.- Hablando del buen momento ganadero, ¿supongo que usted conoce la ganadería de Paco Galache?
R.- Perfectamente, he ido muchas veces a tentar allí y, además, he matado una corrida de Galache en Vic-Fezensac (Francia), y embistieron algunos toros. Es una ganadería que siempre me ha gustado.
P.- ¿Se imaginaba, dadas las circunstancias por la que pasaba ese hierro, como otros muchos clásicos, que la mataría en Salamanca Morante de la Puebla y El Juli, a los que acompañó el salmantino Alejandro Marcos?
R.- Cuando, allí en México, la vi anunciada, me sorprendió. Pero también me alegré por ese cartel, porque siempre hemos pensado que las figuras no matan ganaderías de las que se pueden llamar ‘duras’. Pero el público también agradece esos encastes, propios y totalmente diferentes. Por esos motivos, quizás se quedó atrás, porque no se quiso salir de ese tipo de toro y, al final, ha obtenido su recompensa. Ahora, la gente quiere ver ese tipo de toro. Yo no vi la corrida, pero por lo que me dicen, fue una gran corrida.
P.- ¿Qué situación profesional tiene usted en España, en este momento?
R.- En este momento no tengo apoderado en España. Estamos esperando a que se cumpla una promesa que hizo pública en televisión, en Canal Toros concretamente, el empresario de Madrid, Simón Casas, en el año 2017, donde dijo que me iba a poner el 15 agosto de ese año. Estamos esperando todavía que cumpla su palabra. Este año, que es el último que le queda, a ver si termina cumpliéndola.
P.- Los que hemos seguido su trayectoria, desde sus años en la Escuela de Tauromaquia de Salamanca, sabemos que ha sido uno de los mejores toreros que han pasado por el centro, y estamos ahora aquí, y en estas circunstancias. ¿Si mira por el retrovisor del tiempo, qué dejó atrás o, más bien, si se arrepiente de algo?
R.- Pues la verdad que no. En cada momento se hacen las cosas como crees, en esas circunstancias, que debes hacerlas. No me arrepiento de nada. A lo largo de una vida, el que no se haya equivocado nunca, que tire la primera piedra. Como te digo, no me arrepiento de nada, pero sí he aprendido mucho a lo largo de mi carrera.
P.- Finalmente, el maestro Juan José fue una persona importante en su vida profesional. ¿Sintió no poder acompañarlo en su fallecimiento?
R.- Es que fue todo tan rápido… Y me enteré un poco tarde de su enfermedad, ya que estaba en México. Me hubiera gustado haber ido al entierro, y antes a visitarlo durante su enfermedad. Pero cuando me enteré ya estaba con la enfermedad muy avanzada, y no tuve la suerte siquiera de poder despedirme de él en persona, aunque fuera por teléfono.