El periodista de La 8 Salamanca Francisco Gómez Bueno será el encargado de pregonar la Semana Santa de Salamanca de 2022, el próximo 5 de abril a las 20.30 horas en el Teatro Liceo, tras dos años de suspensiones debido a la pandemia de Covid-19, ya que hubiera sido el pregonero de la edición de 2020.
Francisco Gómez nació en Salamanca en 1979 y es licenciado en Ciencias de la Información. Desde el año 2001 desarrolla su labor profesional en Televisión Castilla y León donde presenta y dirige los informativos de La 8 Salamanca. Desde 2010 coordina la programación especial de la Semana Santa de esta cadena de televisión donde ha dejado constancia de su profundo conocimiento de esta tradición salmantina.
Pregunta: ¿Qué supone ser pregonero de la Semana Santa de su ciudad?
Respuesta: Es un pregón tan raro..., tan dilatado en el tiempo, que a veces tengo que echar un poco la mirada atrás para responder a este tipo de preguntas, para ver los sentimientos de la primera vez. Para mí es una sorpresa, lo primero. Segundo, una responsabilidad y, tercero, una gran ilusión. Evidentemente, he cubierto muchos pregones, muy diferentes siempre todos. Los últimos años habían sido como actos muy solemnes y, bueno, jamás me lo pensé, no me lo plantee y, sobre todo, teniendo en cuenta que en 2019 había sido Abraham Coco, otro periodista. Si la Junta lo decidió así, pues yo encantado.
P: Podemos decir que Paco Gómez es una de las personas que mejor conoce la Semana Santa de Salamanca.
R: Soy una persona que sale mucho en televisión en Semana Santa y que, por lo tanto, es fácil que la gente te vea, y crea que controlas la Semana Santa, pero no vas más que a trabajar. Hay muchísima gente que sabe muchísimo más que yo de la Semana Santa de Salamanca.
Desde mi punto de vista la Semana Santa de Salamanca es una manifestación de cultura, un tesoro cultural, etnográfico y artístico. Además, tiene esa faceta de fe de la gente que la vive, que yo siempre digo que es un elemento consustancial a la Semana Santa, pero no es imprescindible para disfrutar, vivir y emocionarse. Si además tenemos en cuenta que es una manifestación, que en la ciudad se hace más o menos igual desde hace más de 500 años, pues nos podemos hacer una idea.
P: ¿Qué diferencia a la Semana Santa de Salamanca de otras ciudades?
R: Existe un adjetivo que la diferencia de manera radical, por lo menos respecto a las grandes del entorno, que mucha gente lo ve como algo malo y yo lo veo como bueno, y es que la Semana Santa de Salamanca es muy heterogénea. Ves la Semana Santa de Valladolid y tiene claro ese rigor de las grandes esculturas de Gregorio Fernández y de la escuela castellana. Ves la Semana Santa de Zamora y se ha construido en torno a otra entidad de sobriedad y de silencio, con su propia identidad. Después está la de León que es mucho más tradicional que la nuestra, por ejemplo. Mientras que la Semana Santa de Salamanca tiene una identidad muy marcada. Todo, con algunas excepciones, se mueve en mantener esa esencia que mucha gente considera que somos la Andalucía de Castilla. Tiene mucha variedad. Tenemos, como decíamos, todas esas cofradías antiguas, como la Vera Cruz, El Nazareno, Jesús Rescatado, que mantienen esa esencia de cómo era vivir la Semana Santa de Salamanca en un periodo largo. Pero luego hay otras maneras, hay silencio, hay andaluz, hay música, hay costal, hay unas procesiones de barrio que son muy emocionantes. Resumiendo, es una Semana Santa que tiene muchas actitudes distintas y, por lo tanto, el público, en apenas 7 o 9 días contando de Sábado de Pasión a Domingo de Resurrección, puede ver todas las maneras de vivir la Semana Santa y eso me parece que es un valor.
"La Semana Santa de Salamanca tiene una identidad muy marcada y, con algunas excepciones, se mueve en mantener esa esencia que mucha gente considera que somos la Andalucía de Castilla".
P: Si alguien de fuera le preguntara, ¿Paco, por qué tengo que ir a Salamanca en su Semana Santa?
R: Evidentemente, porque es imposible que haya un escenario más bonito para unas procesiones. Ese es el gran valor distintivo, porque hay calles donde ver una procesión no es lo mismo que en una avenida. Por muy buenas que puedan ser otras imágenes u otros conjuntos escultóricos, en una avenida grande, ancha, con semáforos y farolas, no es lo mismo que verlas por las calles del centro histórico de Salamanca, cambia mucho. Además, tienes la suerte de poder contemplar mucha variedad y también, desde una perspectiva patrimonial, hay grandes conjuntos escultóricos de Alejandro Carnicero, Juan Alonso Villabrille y Ron, Salvador Carmona, Inocencio Soriano Montagut, Mariano Benlliure, entre otros varios. Existe una amalgama perfecta entre una ciudad y sus calles, que por recurrir al tópico, parecen calles, como la de Compañía, hechas para la Semana Santa. Porque si te pones abajo en la calle Doctrinos mientras sube, por ejemplo, la Virgen de la Amargura o te pones arriba para ver llegar a la Universitaria de vuelta, es una sensación y un momento únicos.
P: Sin menospreciar a otros pasos o cofradías, si se tiene que quedar con alguna, ¿con cuál sería por sentimiento, arte o tradición?
R: Lo único de la Semana Santa que he vivido desde dentro, para mí el momento más intenso, es la salida de Jesús de la Pasión de los Dominicos abriendo la 'Madrugada de la Dominicana'. Como vivencia personal mía, como el Paco Gómez cofrade, es de lo que puedo hablar con más propiedad. Luego es imposible quedarte con un momento, porque es que cada día y, además yo siempre digo también una cosa, es la propia procesión la que genera un estado de ánimo en la gente que acude a verla. Por eso, seguramente, las mismas personas aplauden cuando sale el Despojado y guardan un silencio reverencial cuando pasa el Doctrinos o el Cristo de la Agonía, siendo las mismas. Tú también tienes un estado de ánimo distinto unos años u otros. A veces te llega más, puede ser ese movimiento de baile del paso, un andar determinado, una música, y en otro momento prefieres, por lo que sea, más de silencio y recogimiento o de sobriedad.
P: Vamos a olvidarnos del pregonero y hablamos del Paco cofrade.
R: El cofrade tiene una preocupación por ver lo que pueda ser esta Semana Santa. Me parece que la pandemia ha pasado una factura muy grande a las cofradías. Es verdad que ha parado, lógicamente, su día a día de salir a la calle. Y estoy preocupado, porque además el pálpito de la mayoría de las cofradías no es positivo. Ha habido hermanos que se han dado de baja, otros que no han podido pagar la cuota o se les ha olvidado. Pero mucha gente se ha alejado en silencio, y no sabemos si va a volver o no, y eso sería preocupante. Porque con las ganas que tenemos todos de volver a ver la Semana Santa en la calle, pudiera haber procesiones que no pudieran salir o no puedan hacerlo dignamente por esa cuestión.
P: Como periodista conocedor de esta ciudad, ¿no es menos cierto que Salamanca en Semana Santa es algo más?
R: Las nuevas cofradías han introducido esa forma de vivir la Semana Santa en el espíritu de hermandad. En verano toca hacer cosas de verano, en Navidad cosas de Navidad, convivencias en primavera o vivir la Cuaresma intensamente y, sobre todo ahora, hay una vocación que me parece muy positiva de calidad, de ayudar a los que lo necesitan con roperos o colectas, etcétera. Eso es lo que un poco trajo la pandemia y es el gran cambio que tiene que vivir esta Semana Santa, porque también eso garantiza la cercanía con los hermanos. Ahora existe un pequeño déficit de compromiso con las juntas directivas, que en la mayoría de los casos están demasiado solas sosteniendo a sus cofradías. Diría que la Semana Santa de Salamanca tiene una relación como de picos, hay momentos que interesa mucho como de bum, y luego hay otros de declive casi imparable.
Salamanca no es una ciudad cofrade, hay que reconocerlo. Por poner un ejemplo cercano, Peñaranda es una ciudad cofrade, mucha gente es cofrade, las familias son cofrades, las cofradías para el tamaño de la ciudad son muy grandes. En Salamanca hay un grupo importante de gente que es cofrade de muchas, y eso es lo que distorsiona un poco el mapa. Salamanca es verdad que tiene una Semana Santa que es una joya, pero no es menos cierto que en este momento concreto no es la ciudad demasiado cofrade, creo yo. Y ese es quizá el déficit que se le puede poner, porque podemos tener unas procesiones que tienen unas maravillas de pasos con un entorno único, pero con un poquito más de nazarenos, con un poquito más de personas en la fila, sería una dimensión verdaderamente estratosférica.
P: ¿Qué supone la Semana Santa para la ciudad de Salamanca?
R: Como un motor no podíamos decir. Estoy convencido, y así lo he dicho en alguna ocasión, que el turista no viene exactamente a ver la Semana Santa a Salamanca. El turista se la encuentra, y es el momento del hechizo mágico que dice a ver qué es esto, y mucha gente se queda conmovida con lo que ve y se interesa a partir de ahí. Pero raramente viene por la Semana Santa. La prueba más palpable de ello es lo que ocurre en la Plaza Mayor, que ha pasado de ser el epicentro de la Semana Santa a ser algo muy residual. Porque allí hay mucha gente como siempre, como todo el año, que está a lo suyo y a veces ve la procesión y a veces no. Ahora mismo ya nos produce un efecto extraño que esté pasando una procesión, como decimos, no siempre con demasiado cortejo, no siempre con demasiados integrantes, y que haya gente en las terrazas bebiendo su caña. Digamos que rompes esa atmósfera, porque hay mucho turista que no tiene ni idea de la Semana Santa, pero que ha aprovechado los cuatro días de descanso para venir a Salamanca.
"La pandemia ha pasado una factura muy grande a las cofradías. Y estoy preocupado, porque además el pálpito de la mayoría de las cofradías no es positivo".
P: ¿Se puede saber el contenido del pregón?
R: Esta semana me realizó también la misma pregunta la Tertulia Cofrade. Voy a intentar sintetizarlo. Dice el escritor Carlos Marzal, en el libro 'Nunca fuimos más felices', que a los humanos lo que de verdad nos gusta es estrenar. Yo digo que seguramente pensamos que la infancia es un territorio muy feliz, porque es un territorio en el que, aunque tuviéramos carencias económicas, no viviéramos también como los niños de ahora, no tendríamos todo lo que queríamos, pero si teníamos esa sensación de estar estrenando la vida a cada momento. Volver a mirar, después de este parón, la Semana Santa con ojos de niño significa tener la oportunidad de privilegio de volver a estrenar en gran medida la Semana Santa, porque van a venir muchas cosas que son nuevas. Y yo quiero que la gente, desde mis recuerdos, pueda también estrenar.
P: ¿Algo más?
R: La estructura del pregón siempre es lo que más te hace pensar. Tuve dos preocupaciones. Una, que se pudiera reenganchar el público, y dos, que sintiera que era una expresión oral, no echan para leer si no para aguantar. Esas son las dos coordenadas en las que he tratado de escribir el pregón.