Siempre se dijo que Salamanca no había sido "graciosa" con su cantaor más grande, hasta los últimos años de su vida. Así, la ciudad lo recuerda con una estatua de Agustín Casillas en el que fue el Barrio Chino, donde se crió, creció, aprendió las vicisitudes de la vida y se hizo cantante. Hablamos de Rafael Antonio Salazar Motos, más conocido como Rafael Farina, el rey del fandango, con el respeto de Porrina de Badajoz, que en paz descanse también, y uno de los mayores exponentes de la copla española.
Era la España de la dictadura de Primo de Rivera, convulsa, allá por junio de 1923, cuando en esta provincia comenzaban a celebrarse las ferias ganaderas de Ciudad Rodrigo, Béjar, Ledesma, Vitigudino y... Alba de Tormes. Allá acudieron 'El Bolera', Antonio Salazar, gitano nacido en Salamanca y bien considerado, y su mujer Jesusa Motos Jiménez, aunque nacida en Zamora, criada en Salamanca. Hay que situarse en este primer cuarto de siglo para adentrarse en una familia gitana y sus circunstancias.
Una Salamanca rural, donde las caballerías imperaban en el campo y, por tanto, el movimiento de bestias era importante en los pueblos y por los caminos de tierra de la provincia salmantina. La Feria de Alba, llamada de San Antonio, se celebraba el 14 de junio, y eran tres días de tratos. De allí regresaban 'El Bolera' y Jesusa, embarazada, con sus bestias y churumbeles y pararon en el pueblecito de Martinamor, pero su intención era llegar a la capital para dar a luz. El pueblo, como la mayoría de pueblos, tenía su 'pajar de los pobres', un cobertizo sin uso, casi abandonado, donde paraban gitanos errantes, hojalateros y cíngaros o 'húngaros'. En ese banjaró, en caló, corral en castellano, nació el rey de la copla y el fandango, Rafael Farina.
Una dura niñez de pobreza, 'La Margot' y el Barrio Chino
El niño Rafael Antonio (para no confundir con su hermano mayor Rafael), hijo de los gitanos 'El Bolera' y la Jesusa, no tuvo una niñez fácil creciendo en el ambiente más pobre y deprimido de la ciudad del Tormes. No quedaba más remedio que aprender alguna gracia, algún cante o baile para pedir 'una voluntad' a las puertas de las iglesias, catedrales, hoteles o restaurantes de señoritos. Algo que hizo Rafael y su hermano 'Calderas de Salamanca', Rafael Salazar Motos, por los bares y tabernas de la ilustre ciudad taurina y universitaria.
Allá por 1936, con 13 años y espigado, el gitano Farina, a la sombra de los altos militares de alcurnia, de los ricos mineros o los señoritos aristócratas, que llegaban a la ciudad con el nuevo régimen, tuvo su primer contacto con el Barrio Chino, quien lo formaría, acogería y del que nunca más se despegó. La ilustre 'La Margot', Manuela de la Rosa y Ponce de León, natural de Sevilla y llegada a Salamanca para ser la 'madama' de una casa de lenocinio, 'lumís' o prostitución, con su 'Casa La Margot' en Tahonas Viejas. También regentó un cabaré en la calle Cervantes, esquina Carniceros, y ha sido, junto a 'La Mara', su amiga, la más universal de todas. Veinticinco pesetas cobraban por una ocupación ordinaria. Además, fue la primera persona que acogió al niño Rafael, lo vistió y le enseñó a peinarse y utilizar los aseos, hasta que marchó a Madrid, en 1948.
"En Salamanca había mucha miseria antes y después de la guerra. La tenían miles de familias que vivían en los barrios antiguos y pobres, la tenían en zonas extraradio como Los Pizarrales, la tenían miles de payos con antecedentes de casa y tal, conque ya te puedes imaginar en las condiciones que vivíamos las familias gitanas que en los meses de buen clima solíamos dedicarnos a ejercer de errantes de pueblo en pueblo. A los 14 años empezaron mis relaciones con Margot y duraron hasta que me uní a María Amaya.
Yo utilicé por vez primera un váter, una ducha y un mantel en casa de Margot. Me enseñó a vestir y me quiso con ternura, admiración y hasta compasión. Porque entonces yo era digno de compasión a pesar de que ya empezaba a destacar cantando. También ayudó a otros de mi familia. Pero ya eran distintos tiempos. Iba yo por delante". ('Mi Salamanca', José Mari Azofra).
Antes de dar el salto a Madrid, Farina pasó por Valladolid, donde hizo buen ambiente en algunas ventas, como la de 'Los Morales', cuyo dueño, Ángel Prieto, era gran aficionado al cante. Además, tuvo uno de los primeros acercamientos al mundo del toro, siempre presente en su vida, al compartir veladas con el fino matador de toros Fernando Domínguez, tío carnal del diestro Roberto Domínguez
De la ciudad del Pisuerga viajó a Barcelona, donde no tuvo buena suerte, aunque formó un grupo con Manolo Bulerías y Niño de Cartagena, cumpliendo numerosas galas en locales del Paralelo y el teatro Tívoli. Fue en esos años cuando el gitano de Salamanca conoció y entabló una fuerte amistad con el rumbero Antonio 'El Pescaílla', luego marido de Lola Flores, otra gran admiradora y amiga de Rafael Farina.
Madrid, de la mano con 'El Chaval de Hervás'
Florencio Castellanos González, conocido en el mundo taurino como 'El Chaval de Hervás' se había buscado la vida en Salamanca, donde vivió hasta mediados los años cuarenta. Sin cultura y analfabeto se bandeaba por la vida de manera magistral. Nunca pasó de modesto banderillero y mozo de espadas. Pero tuvo ojo con el gitano de Salamanca, de cuyo padre era amigo y se recorrían las ferias de la provincia. Tal era, que Rafael lo llamaba 'El Compadre', era hombre bueno y siempre buscó lo mejor para el gitano, al que aconsejaba en lo personal y en lo artístico. Farina lo consideró como su mejor amigo, ya que intervino a su favor en circunstancias delicadas, como cuando tuvo necesidad de pasaporte para dar el salto a América junto a la Piquer.
Y llegó el arranque definitivo. Fue por su participación en el homenaje a Juanito Mojama en 1949 en el Cine Alcalá de Madrid. Allí lo vio el matador de toros Antonio Márquez, marido de la estrella de la copla española, y lo contrató, dicen, por 150 pesetas cada actuación en la compañía de doña Concha Piquer y, así, debutó en el Lope de Vega de Madrid. Recorrió durante un año España y después diversos países de América. De ahí surgió su noviazgo y su boda oficial con la granaína María Amaya 'La Pillina', sobrina de la célebre cantaora 'La Gazpacha'. Fueron años ya de Rafael Farina como figura del flamenco y de la copla, reconocida por todos los amantes del cante.
'Los Limoneros', Sandalio y la 'catedral' del flamenco salmantino
Pero regresemos a lo nuestro, a los avatares históricos de Rafael Farina con su tierra, a la que amó más que nada, y a sus gentes, que las hubo buenas, como Sandalio Alonso Bullón, nacido en Béjar en 1905. Sandalio, fallecido en 1988, fue todo un personaje en la segunda mitad del siglo pasado en la ciudad del Tormes. Él encarnaba el flamenco y el cante jondo en la ciudad y, de paso, cogió mucha amistad con Rafael, a cuya madre ayudaba.
Desde muy jovencito, al quedar huérfano, comenzó a trabajar en el Café Novelty y, a continuación, a la Cafetería Las Torres, lo que hizo arraigar amistad con Calderas y Rafael. En 1939 se hizo propietario de 'Los Limoneros', situado en la Plaza del Mercado, esquina con la calle Obispo Jarrín, convirtiéndose en foco del flamenco en Salamanca. Por su tarima pasaron todos los cantaores y tocaores charros pero también los que llegaban de fuera. Un lugar de reunión gitana y fiesta flamenca para los aficionados locales que, Farina, siempre consideró su casa. Es que Sandalio sacó a Farina del Chino, le echó una gran mano en Madrid y lo presentó en los ambientes flamencos.
En aquellos tiempos de niñez, los gitanos, en su mayoría, estaban indocumentados y no cumplían el servicio militar, entre otras cuestiones. Eso le aconteció al niño Rafael Antonio, que, cuando necesitó papeles para cruzar el charco con Concha Piquer necesitaba pasaporte, pero no tenía documentación. El único que estaba documentado en su casa era su hermano Calderas, a cuyos papeles recurrieron. Se hicieron los trámites, con la 'asesoría' de 'El Chaval', y Farina pudo llegar a América, era el año 1950.
Siempre Salamanca, y ¿Salamanca con Farina?
Antonio Amaya 'El Pillín', un granaíno que fue mánager, cuñado y compañero, deja claro el amor de Rafael Farina por su Salamanca: "Personalmente creo que Salamanca nunca se portó con Farina como merecía. Montamos espectáculos cinco o seis años y sólo iban cuatro amigos. Recuerdo en una ocasión que llegó a la Plaza Mayor, después del espectáculo de la noche, y con un bastón que llevaba hizo una cruz diciendo: "Nunca volveré a Salamanca mientras no sea reclamado". Bastantes años después de ser figura se le aceptó en Salamanca mayoritariamente. Tras su muerte lo han acogido y le han dado un trocito de tierra. ¿Dónde mejor iban a guardar un tesoro? Tenía a Salamanca siempre en la boca. Desde que se levantaba hasta que se acostaba". Declaraciones a Juan Mari Azofra en 'Mi Salamanca'.
Martinamor, su pueblo, también fue lugar que nunca olvidó. Una gran parte de las obras que se realizaron en el pueblo las costeó Rafael. En la iglesia repararon un retablo, compraron una imagen y aportaron 350.000 pesetas organizando un festival, con un novillo que donó su amigo el ganadero Antonio Pérez de San Fernando.
Farina ha cantado a su tierra Salamanca y ha llevado a gala su origen castellano. 'Mi Salamanca' es bandera de sus cantares y buque insignia de sus coplas. En todas sus galas, una o dos veces cantaba 'Mi Salamanca'. Y, como dice Azofra en su libro, "Farina, hasta el último suspiro de su vida tuvo presente a Salamanca. Incluso dedicó un fandango a la Unión Deportiva Salamanca (UDS)".
El día 8 de septiembre de 1995 Rafael Farina vivió, en su Salamanca, uno de los momentos "más felices" de su vida. El día de la Virgen de la Vega, patrona de Salamanca, fue pregonero de las ferias desde el balcón del Ayuntamiento en la Plaza Mayor, ante miles de salmantinos que llenaban el ágora local. Que agradeció al alcalde, Julián Lanzarote, de la siguiente manera:
"Es para mí un honor y la mayor satisfacción de mi vida el poder realizar este acto a este gran hombre, el señor alcalde, que se ha encargado de que el pregón lo diera Farina. No puede contener la emoción y quiere empezar cantando 'Mi Salamanca', a la guitarra, para todos vosotros que os lo merecéis". El domingo, 10 de septiembre, hizo el saque de honor en el estado Helmántico. Perdió la UDS con el Celta de Vigo (0-1), llevándose un mal rato. "En primera división / Salamanca está en primera / en primera división / y con mi copla sincera / yo me sumo a su afición. / Ay, mi Salamanca deportiva y torera".
Rafael Farina falleció en Madrid el 21 de noviembre de 1995 a los 72 años de edad, como consecuencia de un infarto de miocardio, tras haberle sido practicada una operación a corazón abierto en la Clínica de Nuestra Señora de América de la capital. Está enterrado en el cementerio de su ciudad natal, Salamanca. En el entierro, se le dió, como quien dice, la 'vuelta al ruedo' de la Plaza Mayor antes de encaminarse a la iglesia de San Juan de Sahagún. Salamanca, la realidad, es que despidió a Rafael con sencillez y cariño.
Los familiares de Rafael Farina tienen también su propia historia musical. Era hermano de Rafael Salazar Motos, Calderas de Salamanca y Juana Farina, (el hermano mayor es Rafael y Farina se llamó Rafael Antonio). Su sobrino Diego 'El Cigala' nacido en diciembre de 1968 en Madrid, es hijo de Juana Farina y Pedro Velasco Páez. Su hija Matilde Salazar Serrano (nacida el 9 de febrero de 1965 en Sevilla). Su nieta Tamara (nacida el 27 de junio de 1984 en Sevilla) es conocida por sus interpretaciones de boleros, y su nieto Jesús Rafael Valcárcel Serrano (nacido el 12 de noviembre de 1985 en Sevilla), los hijos de Matilde Serrano y Federico Valcárcel, y sus nietos pequeños Manuel Alejandro (1 de julio de 2002), Adriana y Luis Miguel Sanguino Salazar (20 de agosto de 2006).
La 'tribuna' de Navalón
Alfonso Navalón escribió en 'Tribuna de Salamanca', entonces periódico de papel, una crónica de la muerte de Rafael Farina que, por su estilo, conocimiento y amistad, resume la vida de Rafael Farina.
El gitano de Martinamor
No era tan guapo como Cagancho, pero le faltaba un pelo. Rafael Farina nació en un pajar de Martinamor, cuando su familia iba con las bestias al mercado de Salamanca. Se crió como un niño marginado, con el culo al aire, espantando el hambre con los mocos colgando. Se crió con su tribu y con su gente y salió cantando como un jilguero del campo, como cantaría su hermano el feo, el Chato Calderas, que pudo ser el emperador del cante profundo si no hubiera nacido en Salamanca.
Rafael cantiñeaba por los soportales de la Plaza Mayor y a las puertas de los cafés de los tratantes. "Por un real un fandango, señorito, que soy 'probe' y no tengo 'pa comé'. El churumbel pasó luego a esa otra gran escuela de la vida que fue el famosísimo Barrio Chino, como cantaría después el Chato Calderas y en la última época 'El Pollo' de la garganta tronchada.
A la sombra del rumbo del dinero que corría en aquel entonces por el Barrio Chino, cuando venían tirando billetes los contrabandistas del Wolfram de Barruecopardo y La Alamedilla, nació allí una escuela de artistas del flamenco, condenados a las estrechas lindes de un cuarto lleno de humo, de unas copas y unas tapitas hasta que llegaba la madrugada y los señoritos dejaban unos billetes y se iban con las putas a la cama.
De ese barrio salió Modesto de la Alhambra que luego sería reina del Paralelo de Barcelona como 'Madame Artur'. Modesto, buen hijo, buen cristiano y enamorado de Salamanca, se anticipó treinta años al huracán de los gays, que llenaron de oropeles y lentejuelas los escenarios de la transición.
A Rafael se le quedó chica Salamanca y se fue por el mundo a desgranar sus coplas. Y Concha Piquer descubrió aquel torrente de voz templada, poderosa, flamenca y limpia que no necesitaba los artilugios del micrófono para llegar al corazón del público. Y Rafael, sin ser andaluz, se convirtió en el rey de la copla flamenca.
Pero ahora que se ha muerto debo proclamar que no le dieron el sitio que merecía. Rafael tenía voz de campaña con un poderío que pocos han logrado alcanzar. Tenía postura en el escenario, simpatía en la calle y mantuvo siempre esa cazurrería de las gentes de la tierra.
Gitano de Salamanca. Motos y Salazar como se apellidan casi todas las familias del bronce salmantino. Y tuvo brillantes como garbanzos en el anillo de sus dedos morenos. Y trajes de alpaca como un reyezuelo árabe.
Su primo Emilio Motos, más listo que el hambre, se compró una finca y una ganadería cerca de Navalmoral y su hermano 'El Calderas' de Salamanca, le cantaba a esa escultura del baile que es María Albicín. Y todos estos gitanos con el nombre de Salamanca en la punta del corazón. Con un cariño 'pregonao' por la tierra donde pasaron tanta hambre.
.... Farina ha muerto y con él se marcha el estilo de una raza errante y artista que adornaba el trato de un borrico con muchas horas de vino y cante.
Ya casi no quedan gitanos que hagan tratos al compás de un fandango. Muchos han cubierto sus chabolas con fachadas de mármol y cambiaron el carro trashumante por el último modelo Mercedes. Muchos han dejado el bronce y se han ido con la 'nieve'. Muchos han muerto, como el pobre 'Camarón', con las entrañas podridas por la desesperación y la soledad de un mundo engañoso y tentador.
Pero mientras Salamanca se mire en el Tormes, mientras quede un vagabundo durmiendo bajo el puente, mientas haya toros bravos ganduleando por las cercas de las dehesas, seguiremos recordando los compases de esa 'Salamanca campera' que le salía del corazón al gitano más famoso de esta tierra.
... Ahora que ya casi no quedan toros bravos en Salamanca, ahora que las campanas del toreo suenan a latón, Federico (García Lorca) se quedará asombrado de que en Salamanca hubiera un gitano de tan buena planta y tan buena voz. Y te dirá eso de "lo que en otros no envidiaban ya lo envidiaban en ti" o eso otro de "digno de una Emperatriz, acuérdate de la Virgen porque te vas a morir". Federico dijo que los gitanos eran "bronce y sueño". Tu bronce se quedó aquí en tu última copla desde el balcón del Ayuntamiento. Ya sólo eres un sueño, Rafael".