Acontecimiento taurino histórico en Guijuelo, 50 años de alternativa de El Niño de la Capea
La villa chacinera acogerá este domingo una corrida de toros histórica, el regreso a los ruedos de El Niño de la Capea, junto a su hijo El Capea y su yerno, Miguel Ángel Perera, con toros del propio Capea
17 junio, 2022 07:00Noticias relacionadas
La villa chacinera de Guijuelo acogerá, este domingo a partir de las 18.30 horas, un acontecimiento taurino histórico. Pedro Gutiérrez Moya 'El Niño de la Capea', uno de los mayores exponentes y figuras del toreo de Salamanca, y de España, vuelve a pisar los ruedos para celebrar, de manera excepcional y por un día, su 50 aniversario de alternativa. Un hecho que tuvo lugar en Bilbao, de manos de quien en numerosas ocasiones mostró su admiración, Paco Camino, el 19 de junio de 1972, teniendo como testigo a Francisco Rivera 'Paquirri', cortando 2 orejas y saliendo por la puerta grande. El toro de la ceremonia se llamaba 'Mireto' de la ganadería salmantina de Lisardo Sánchez.
El festejo que se celebrará en Guijuelo será "de época", como bien asegura el empresario y apoderado José Ignacio Cascón, principal impulsor, junto al propio maestro y al Ayuntamiento, de mano de su alcalde Roberto Martín, de este evento, para el que tan solo quedan algunas entradas perdidas de sol, porque de sombra está todo vendido, "veinte minutos duraron los billetes", dice Cascón, "habiendo ya colas para las devoluciones, si las hubiera". Con lo que es más que probable colgar el cartel de 'no hay billetes'.
Decíamos que será de época en cuanto en el mismo, junto al maestro Pedro Gutiérrez 'El Niño de la Capea', harán el paseíllo su hijo, Pedro Gutiérrez 'El Capea', y su yerno, Miguel Ángel Perera, una de las figuras destacadas del toreo actual. Además, los toros que saltarán al ruedo son de la propia ganadería del Capea y Carmen Lorenzo.
Esta apuesta de El Niño de la Capea por Guijuelo, y descartar otras plazas, se debe al "propio interés del maestro", dice Cascón, para "agradecer al Ayuntamiento de Guijuelo su apuesta por los toros en estos momentos difíciles y, de paso, hacer a la villa chacinera aún más grande taurinamente".
¿Quién fue El Niño de la Capea?
Muchos aficionados actuales no tuvieron ocasión de ver en directo a una de las máximas figuras del toreo español, que trascendió de las fronteras charras, ya que su retirada de los ruedos se produjo el 14 de septiembre de 1988 en La Glorieta de Salamanca. Del mismo, sobre todo, cabe recordar, en el ámbito local, su rivalidad taurina muy notoria con su paisano Julio Robles. La afición de Salamanca estaba dividida. Y decir, que ha toreado cerca de 1.800 corridas, una cifra al alcance de muy pocos toreros.
Pedro Gutiérrez Moya, conocido como El Niño de la Capea, nació en Salamanca el 17 de septiembre de 1952, en el barrio de Chamberí, a orillas del río Tormes y a caballo entre la capital y Tejares. Durante su infancia fue alumno de la Escuela Taurina 'La Capea', una de las primeras de España, de donde toma apodo por su juventud.
Comienza su carrera en la tauromaquia a muy corta edad, vistiendo su primer traje de luces el 3 de mayo de 1969, en Salamanca, a la edad de 17 años y debutando con caballos el 17 de julio de 1970 cortando 2 orejas.
Su primera novillada en Las Ventas la realiza el 11 de junio de 1971 con novillos de Juan Pedro Domecq. Recibe la alternativa el 19 de junio de 1972 en Bilbao teniendo como padrino a Paco Camino y testigo a Paquirri cortando 2 orejas y saliendo por la puerta grande. El toro de la ceremonia se llamaba 'Mireto' de Lisardo Sánchez
Realiza su confirmación en Las Ventas el 21 de junio de 1974 apadrinado por Palomo Linares repitiendo Paquirri como testigo. El toro de la ceremonia se llamaba 'Girón' de Atanasio Fernández. Esa tarde le cortó una oreja a su primero y dos a su segundo, saliendo a hombros. El 16 de abril de 1975 aparece por primera vez en La Real Maestranza de Sevilla en la Feria de Abril. Ha salido 5 veces por la puerta grande de Las Ventas (años: 74,75,79,85 y 88). En Las Ventas ha cortado un total de 23 orejas.
Ha tenido una muy exitosa carrera tanto en plazas europeas como americanas, siendo líder en la estadística en España en las temporadas de 1973 con 84 corridas, 1975 con 92 corridas, 1976 con 86 corridas, 1978 con 80 corridas, 1979 con 76 corridas y 1981 con 68 corridas.
México fue para El Niño de la Capea su segunda patria, el lugar que lo quiso, reconoció y acogió como uno de los suyos. “México me dio una cosa que me estaba quitando España, que era el sentirme artista, el torero necesita sentirse artista, no solamente valiente, poderoso, que es lo que entonces yo me estaba sintiendo, pero me falta algo, esa sensación de que uno expresa algo como artista, y yo creo que México me dio esa sensación de artista por lo que me transmitió el temple, lo que me transmitió la templanza, Y quizás es donde ahí evolucionó mi toreo, probablemente la mejor parte de mi vida como torero fue después de sentir esas cosas en la temporada 85-86”, asegura el maestro días antes de su reaparición, entrenando en su finca con vacas y algún toro.
Según ha anunciado el diestro, espera dar su "mejor versión" aunque es consciente de sus "limitaciones", pues no está "como hace 20 años". Pero aún y así, si existe un torero de 70 años capaz de realizar tamaña gesta y en condiciones físicas es Pedro Gutiérrez Moya. Porque el Niño de la Capea ha sido un torero valeroso, mandón, con buen sentido del temple, luchador, con carácter, con ambición y gran muletero.
Las palabras del maestro, en el momento de su cumbre, al frente del escalafón, son una enseñanza de vida y profesión. "Yo creo que el día a día es muy duro, ya que es una incertidumbre total, nunca sabes lo que te va a ocurrir mañana, ni lo que te va a deparar el destino. Tienes que estar siempre preparado y mentalizado para esperar lo peor, incluso la propia muerte tienes que asumirla. Pero sobre todo tienes que ser consciente de que el fracaso está a la vuelta de la esquina. Y solo aquellos que tienen amor propio y verdadera vocación de ser toreros, son los que más duran en esta profesión, porque saben que todo es efímero , que tanto los triunfos como los fracasos pasan y que lo importante es ser consciente de que uno está haciendo lo que le gusta y a lo que quiere dedicar su vida".
Fue tanto el reconocimiento de sus compañeros, que incluso en el año 1982 le nombraron el presidente de matadores, novilleros y rejoneadores.