Las fiestas grandes de Santa Marta de Tormes llegan a su cénit con la celebración del pregón oficial en el día de la patrona. Si la noche fue larga y alegre, con una multitudinaria y animada verbena con la Orquesta Pikante, con Javi al frente, no menos importante son los actos más tradicionales, los que tienen que ver con la fe y la emoción.
Es el caso del pregón oficial a cargo del obispo de Loja y Riobamba (Ecuador), Julio Parrilla, quien además fue párroco de Santa Marta, a petición del obispo siempre recordado Mauro Rubio Repullés, de 1884 a 1994. Esa llegada al pueblo, porque Santa Marta, con aires de ciudad nunca ha dejado de tener sus raíces de pueblos, fue la raíz sobre la que fundamentó su pregón. "Qué importante es mantener en la ciudad, como ahora Santa Marta, el corazón de pueblo", reconoció el obispo.
Un pregón que llegó a lo más profundo de la fe, de la tradición y de las personas, que, incluso, casi hace brotar alguna lágrima al alcalde de Santa Marta, David Mingo, a quien "he visto corretear por estas calles de aquel pueblo". Es que, explicó, "es un cambio importante e imparable el que se ha producido en este pueblo en 30 años".
También hubo mensajes muy directos para los políticos, les recordó que "conocía a cuatro alcaldes, por tanto, no lo olvidéis, todos tenemos fecha de caducidad". Porque, prosiguió, "existe una disfunción seria entre lo que se sueña, lo que se dice, lo que se promete en campaña y la realidad".
Finalmente, con la presencia del vicepresidente de la Diputación de Salamanca, Carlos García Sierra, los diputados Antonio Labrador, Manuel Hernández y Jesús Luis de San Antonio, así como el alcalde de Carbajosa de la Sagrada, Pedro Samuel Martín, junto a mandos del Ejército del Aire, Guardia Civil, Policía Local y Protección Civil, entre otros invitados, junto a la Corporación, les recordó a todos que "una ciudad o pueblo debe ser humana para vivir, crecer y ser feliz".
Y El Mariquelo pone la música
Finalizado el pregón, todo el séquito oficial se encaminó a la iglesia parroquial donde se ofició la misa grande en honor de Santa Marta. El templo lleno, como de costumbre, y los acordes del Coro local y la gaita y el tamboril de El Mariquelo.
Luego, la patrona, a hombros de la Asociación de Mayores y de Protección Civil recorrió las calles del pueblo, con el acompañamiento de decenas de fieles y los acordes charros de El Mariquelo y las charras. Mientras, las campanas repicaban a fiesta mayor, cuando el manso y fresco Tormes lamía las verdes riberas y unos patos levantaban el vuelo en la Isla del Soto.