Mario García Romo (Villar de Gallimazo, 1999) es una realidad en el atletismo internacional. El mediofondista ha dejado de ser una promesa para convertirse en un referente para aquellos que sueñan con destacar en la prueba de 1.500 metros. En un año para el recuerdo donde se alzó con el Campeonato Nacional en junio y un meritorio bronce en el Campeonato Europeo celebrado en Múnich, el salmantino repasa con El Español-Noticias de Castilla y León sus éxitos y su futuro, prometedor, tras graduarse en Bioquímica el pasado diciembre en Colorado. Su nueva aventura americana le obligará a mudarse a Misisipi donde buscará engrandecer la historia de un joven al que ya se le compara con leyendas del atletismo mundial.
Nació en Villar de Gallimazo, un pueblo con 100 habitantes. Debido a las dimensiones de la localidad y las escasas infraestructuras, ¿a qué dificultades se ha tenido que enfrentar para llegar a la élite?
Para mí han sido 'buenas dificultades' que me han servido para intentar mejorar. Llevo un camino que muchos atletas soñarían con ello. Desde muy pequeño entrenaba por allí y no lo hice en pista hasta que tuve 10 o 12 años. La gran dificultad ha sido estar lejos de mi entrenador, ya que iba a Salamanca una vez a la semana los primeros años, pero en el resto de aspectos fue un lugar increíble para crecer y estar con mi familia.
En 2018 se marchó a Misisipi para seguir con su carrera deportiva, ¿cómo fue la adaptación viniendo de un pueblo tan pequeño?
Fue un cambio muy grande. Al principio lo pasé mal por el idioma y me costaba mucho comunicarme. También el estilo de vida es muy diferente: la comida, el ritmo de vida tan alto y la jornada laboral. Te acabas adaptando y, tras un año allí, me sentía muy cómodo.
En Estados Unidos con becas y patrocinadores se permite que los deportistas tengan una estabilidad y se desarrollen
El sistema de entrenamiento es diferente. Estás con tu grupo y tu entrenador de fuerza. Destaco también el formato que hay de competición con pruebas cada dos semanas y un sistema universitario que cuenta con una estructura diferente al europeo. Te mides a grandes atletas de diferentes países y eso hace que aumente el nivel. Al mismo tiempo, la repercusión mediática: Estados Unidos es un país de 300 millones de habitantes y, a pesar de que el atletismo es un deporte minoritario, puede haber una prueba de una universidad con 20.000 espectadores. Eso en España o Europa se da muy pocas veces.
En esta línea, ¿se sienten maltratados los atletas por parte de las instituciones en España?
No. Me parece que el sistema de ayudas que se ha implantado para atletas de primer nivel es bastante bueno. Sin embargo, en un nivel 'medio' en el que muchos atletas están intentando subir un peldaño y clasificarse para un Mundial o Europeo, no tienen ningún tipo de ayuda. En muchos casos tienen empleos a jornada completa entrenando después de trabajar y teniendo que pagar viajes. Ese tipo de casos son los que hay que proteger en España. Hay muchos casos que para dar ese siguiente paso necesitan independencia económica.
Su carta de presentación fue el pasado junio tras vencer en el Campeonato Nacional contra todo pronóstico
Fue una carrera que cambió toda la perspectiva que tenía de la temporada. Venía de un 'fracaso' tras quedar segundo en Campeonato de la NCA cuando era el favorito. Fui al Campeonato de España con algunas dudas. Durante la carrera me encontré muy cómodo con un ritmo bastante alto y, a falta de 300 metros, me preocupé por estar al alcance de la cabeza de la carrera. Hice los movimientos correctos, tuve la concentración necesaria y cuando llegué a los últimos 100 metros, puse toda 'la carne en el asador'. Al final me llevé la victoria con mi familia y amigos en la pista, lo que la hizo más especial.
El pasado agosto logró un meritorio bronce en Múnich por detrás de Jake Heyward e Ingebrigtsen, que logró el mejor tiempo en la historia de los Campeonatos Europeos, ¿está lejos de superarlos?
A Jake Heyward es muy difícil superarlo. Le podía hacer frente, pero al final yo corrí por el oro y él por la plata como se demostró durante la carrera. En los últimos 100 metros iba con más fuerzas. En el caso de Jakob Ingebrigtsen, ahora mismo está muy por encima del resto siendo un atleta de una generación que aparece cada década o cada dos décadas. Estamos intentando mejorar y llegar a los campeonatos internacionales de la mejor manera posible.
En ese mismo campeonato, el inicio se retrasó 20 minutos debido a la lluvia. ¿Qué se le pasa a uno por la cabeza durante ese tiempo?
Lo llevé bastante bien, ya que me gusta pensar los días de carrera como si fuera un día normal. Estaba con mi amigo Gonzalo García y nos lo tomamos muy bien. Aunque cambié la rutina de calentamiento y comidas no me alteró mucho. Diría que me sirvió para calmarme más y confiar en mis posibilidades.
Se habla de mediofondo en los 800 y 1.500 metros donde cada prueba requiere de una táctica diferente a la hora de afrontarlo. ¿Cómo se plantea su especialidad?
Hay que tener la confianza necesaria para saber que cuando se abre un hueco puedes hacer el movimiento necesario y atacar. También tiene un gran componente intuitivo: en un grupo hay que saber moverte ante varios rivales que tienen el mismo objetivo que tú y eso te lo da la experiencia. Cuanto más corres, más tranquilo estás. Llevo 15 años corriendo y sé cómo y cuando tienes que atacar.
Diferentes medios de comunicación comienzan a relacionarlo con referentes en esta disciplina como Reyes Estévez o Fermín Cacho entre otros. ¿Le da vértigo?
Lo hablé hace escasos días con un atleta que lleva 20 años en España. Me dijo que tuviera la tranquilidad de que soy Mario García Romo y no Reyes Estévez o Fermín Cacho. Ellos han conseguido grandes cosas en el atletismo, pero no tengo la presión de igualarles o superarles. Había gente que me preguntaba por el récord de España de 1.500 metros y de milla; ahora mismo estoy preocupado por intentar mejorar mis marcas -3:30 y 3:53- y, sobre todo, inspirar a esa futura generación de atletas españoles que vienen por detrás. Cuando empecé me fijaba mucho en los atletas del momento como Arturo Casado, Juan Carlos Higuero e, incluso, Reyes Estévez y lo que más me gustaba era como peleaban por las medallas en los campeonatos. No se rendían nunca. Me gustaría ser esa imagen para los siguientes atletas que vienen e intentar ayudar a que el deporte siga progresando.
¿Qué salud tiene el atletismo en Castilla y León?
Bastante buena. De momento, tenemos unos cuantos atletas en los Campeonatos de Europa y en el Campeonato Mundial. Son atletas jóvenes y al final es gente de mi generación. Hemos compartido concentraciones desde pequeños y eso es buena señal.
Está a las puertas de iniciar una nueva temporada en Estados Unidos, ¿cómo la afronta tras los recientes éxitos?
Con los mismos principios básicos: seguir mejorando, compitiendo y entrenando al mayor nivel que pueda dentro de mis posibilidades. Quiero seguir disfrutando de este deporte e inspirando a la gente. Deseo que esto trascienda más allá de las medallas como lo hicieron conmigo en su día. Competir en las Olimpiadas de París 2024 con mi familia y amigos presentes sería lo más grande que me pudiera ocurrir. Si ocurre, luchar por darlo todo y, simplemente, el proceso llevaría a los resultados.
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