Las primarias del PSOE a la Alcaldía de Salamanca ya están en marcha, en cuanto los dos candidatos, José Luis Mateos -actual portavoz municipal- y Soledad Murillo -militante de base y exsecretaria de Estado de Igualdad- han superado el mínimo de avales exigidos, 46, y ya son candidatos oficiales.
Mañana comienza un proceso que, se mire como se mire, acarreará un enfrentamiento en las agitadas aguas del socialismo salmantino, por cuanto que representan dos maneras distintas de afrontar este proceso y con apoyos distintos. Unas primarias que tendrán su momento más importante en las votaciones que se celebrarán el 11 de diciembre.
Hasta entonces, ambos candidatos intentarán atraerse el favor de los militantes, pero con apoyos diferentes. No es menos cierto que el actual aparato, encabezado por el diputado nacional David Serrada, no quiere a José Luis Mateos como candidato. Pero tampoco ha trascendido que apoye a Murillo, aunque las intuiciones son evidentes.
José Luis Mateos concurre con el aval del trabajo "bien hecho durante cuatro años". Además, también cuenta a su favor que se presentó a las anteriores elecciones locales de 2019 cuando el PSOE solo tenía siete ediles, y en ese año consiguió diez. Además, deja claro que "antepongo los intereses de los salmantinos a los del partido".
Soledad Murillo, una militante de base pero con amplia experiencia en la gestión pública como exsecretaria de Estado de Igualdad en dos ocasiones, asegura que concurre "a título personal, para intentar cambiar la inercia socialista de oposición en esta ciudad".
Con estas intenciones y con los apoyos de los aparatos inclinados hacia un lado, no se sabe bien el de los militantes, que suman 400 tras la validación del censo por Ferraz. Seré el 11 de diciembre en una primera vuelta, pero si llegara el caso de una segunda vuelta esta se celebraría una semana después, es decir, el 18 de diciembre. Y, la proclamación del candidato ganador a luchar la Alcaldía de Salamanca al PP -que lleva la friolera de más de 30 años- el día 22 de diciembre.
A esperar el resultado final y, a buen seguro, que el mismo no dejará indiferente a nadie. Tanto dentro del propio partido, en cuanto por los apoyos del aparato hasta el día de hoy, porque en estos casos, ya se sabe, el que pierde, para casa. Como fuera, porque tanto el PP como los partidos de izquierda están ojo avizor para saber quién será el candidato.