La temperatura de nuestro planeta está aumentando de manera evidente. Los patrones climáticos se están modificando debido a que la concentración de dióxido de carbono (y otros gases) en nuestra atmósfera está aumentando muy rápidamente. Los registros de distinta índole ponen de manifiesto que estamos asistiendo en nuestras propias vidas a un momento en la historia de la Tierra en el que el clima global está cambiando.
En las profundidades del océano Atlántico, frente a la costa de Portugal, bajo toneladas de sedimentos marinos, es muy posible que se encuentren algunas de las claves que expliquen la historia de la Tierra y en particular la evolución de su clima. Éste es precisamente el objetivo de la Expedición IODP (Integrated Ocean Discovery Program) 397 encargada de recolectar testigos que proporcionen datos de alta resolución sobre las variaciones en el clima antiguo de nuestro planeta.
En este programa de investigación oceánica, considerado como el más relevante que existe actualmente a nivel internacional, ha participado José-Abel Flores, catedrático del Departamento de Geología y miembro del Grupo de Geociencias Oceánicas de la Universidad de Salamanca, único científico español presente en esta campaña que ha finalizado esta misma semana tras dos meses de trabajo en alta mar.
Para Flores esta experiencia no es nueva, ya que suma cinco expediciones del ODP/IODP, pero sí ha sido una de las más esperanzadoras, ya que se ha conseguido alcanzar de forma continua un registro de 8 millones de años, cuando la meta original era alcanzar los 5 millones, edad que se ha superado ampliamente, “abriendo posibilidades inusitadas”.
Para el paleontólogo de la USAL esta campaña ha representado “una oportunidad única para la implicación de la Universidad de Salamanca en el programa de investigación oceánica más importante que existe, en una región que afecta directamente a nuestro entorno, con acceso a un material único y la conexión con los equipos de investigación más relevantes de la Geología Marina mundial”.
“En la Ciencia, a veces, para conocer el futuro hay que mirar al pasado. Cuanto más entendamos sobre los ambientes pasados de la Tierra y su dinámica, mayor será nuestra capacidad para evaluar cómo nuestro planeta está cambiando hoy y cómo lo hará en el futuro”, subraya el catedrático de Geología, quien no oculta su satisfacción por los bueno resultados obtenidos a bordo, “que ponen de manifiesto la excelencia de un material muy prometedor”.
Resultados preliminares
Los resultados preliminares han permitido poner de manifiesto la influencia de la dinámica orbital en el clima del pasado, y consecuentemente los mecanismos y desencadenantes de la variabilidad. Para ello se han estudiado cuatro estaciones, en las que se han hecho varias perforaciones paralelas, a profundidades entre 1.304 a 4.686 metros bajo el nivel del mar, recuperando en total 6 km de sedimento.
El equipo de 32 científicos que ha trabajado a bordo, pertenecientes a las universidades de Cambridge, Texas A&M, Brown, Lamont, Tokio, Yamaguchi, Qingdao, Bejing, Banaras, Bordeaux, París, Brenen, Alabama, IPMA Portugal, entre otras, se ha encargado de hacer los análisis preliminares y comprobar, por un lado, esa continuidad en el registro, y por otro, las primeras aproximaciones a la historia climática, demostrando esa impronta continental y orbital (astronómica).
La fidelidad de las señales climáticas conservadas en los sedimentos perforados durante la Expedición 397 proporcionará los datos para reconstruir la variabilidad natural del clima del Atlántico Norte (antes del impacto humano) con una resolución temporal sin precedentes hasta el Mioceno (últimos 8 millones de años).
En esta campaña, José-Abel Flores ha sido el responsable del análisis de nanofósiles calcáreos, esencialmente como bioestratígrafo, es decir, el encargado de suministrar edades de forma rápida y certera mediante el análisis paleontológico.
El nanoplantólogo es el investigador al que le llega la primera muestra de la perforación, y tiene la responsabilidad de proporcionar edades, evaluar la continuidad, y, en segunda instancia a bordo, suministrar datos acerca de las condiciones ambientales en el momento del depósito.
Consorcio internacional
El IODP (Integrated Ocean Discovery Program-Programa Internacional de Descubrimiento de los Océanos-) es un consorcio del que forman parte 23 países que utilizan como buque insignia el "JOIDES Resolution”, un barco de perforación con altas capacidades, tanto de penetración, como de recuperación de material, una técnica que está muy limitada por la complejidad que comporta.
El programa lleva activo (con distintos nombres) desde los años 60, y con sus investigaciones se han hecho algunos de los descubrimientos más importantes relacionados con la historia de la Tierra y en particular de su clima.
La expedición IODP 397 (Iberian Margin) se ha llevado a cabo en el margen ibérico, un punto en el que la sedimentación y acumulación de sedimentos ha sido muy rápida, conteniendo además un registro de alta fidelidad de la variabilidad climática milenaria (MCV) producida en los últimos millones de años. Con anterioridad, en esta misma región, ya se había llevado a cabo una expedición (IODP 335), en la que también participó la Universidad de Salamanca, pero la recuperación se limitó al último millón cuatrocientos mil años, por lo que quedaba abierto el reto de obtener una secuencia más larga.
Uno de los intereses de la región, se debe, por un lado, a que en el material recuperado se encuentra tanto la señal marina como la continental, por lo que constituye un punto idóneo para ver la dinámica de ambos sectores y como interaccionaron, y por otra parte, algo sumamente importante y es la posibilidad de correlacionar con precisión la señal tanto de Ártico, como del Antártico (interhemisférica), empleando diversas técnicas geoquímicas y micropaleontológicas.
Para Flores, existen pocos lugares en el mundo donde sean posibles vínculos marinos-hielo-terrestres “tan detallados”. “La continuidad, las altas tasas de sedimentación y la fidelidad de las señales climáticas conservadas en los sedimentos del margen ibérico hacen de esta región un objetivo principal para la perforación oceánica”, apostilló.