Guijuelo está de moda. No solo es el jamón, único casi en el mundo o de la mano con otras dos o tres denominaciones, no más, sino que en el deporte también brilla pero, desde unos años a estos días, se ha convertido en referente nacional, e incluso internacional, de los toros, en su más amplia acepción. La Feria Taurina de Guijuelo es el deseo de todo matador, sea figura, veterano o el que empieza. Ejemplos, a puños.
En este compendio taurómaco local destaca, por mérito propio, la Asociación Taurina de Guijuelo, desde allá por 2012, cuando un grupo de vecinos, y grandes aficionados a los toros, acordaron crear esta asociación social para apoyar y dar mayor auge, si cabe, a la tauromaquia en la Villa Chacinera. Desde entonces hasta ahora, todos los años entrega sus premios correspondientes a la Feria Taurina de agosto, cuando las fiestas patronales y todo ese elenco de corridas dignas de plazas de primera, siendo una de tercera.
Si comenzó con Pedro Jiménez, que hace nada dejó su cargo, quien fue el impulsor con su tesón, voluntad y trabajo de que haya llegado hasta hoy como una de las principales asociaciones en el ámbito del toro, ahora toca el turno al que fuera novillero Javier Gómez. Otro joven insuflado de voluntad, deseos y mucha afición.
Con un salón del Pernil lleno a rebosar de aficionados y, sobre todo, amigos, se entregaron los premios y la excelente presentación de Victoria Rodríguez, como siempre. Los mismos recayeron en Pedro Gutiérrez Moya 'El Niño de la Capea', ¡casi nada! por realizar toda una gesta taurina en su 50 aniversario de alternativa. Pedro, emocionado, dio las gracias a Guijuelo y, sobre todo, dejó claro que "si alguna corrida, y recuerdo todas, llevaré en mi corazón, es la de Guijuelo, con mi gente, en mi tierra y en el medio siglo de alternativa". Es que Pedro, un maestro grande entre los grandes, cortó un rabo a sus 70 años.
Además, recibieron premios Morante de la Puebla que, por motivos de agenda lo recibirá en su corrida del 23 de abril en Guijuelo, Pedro Gutiérrez 'El Capea', Manuel Diosleguarde, la ganadería del Puerto de San Lorenzo -con los nietos de Lorenzo Fraile recogiendo los premios, de casta le vendrá al galgo- , y Miguel Martín Ramos, ese hombre bonachón y campechano que se hace querer y cuida de la plaza. Por último, la asociación agradeció al Ayuntamiento y a Roberto Martín, su alcalde, el apoyo al mundo taurino en Guijuelo. Todos en una mesa donde se incluían el diputado de la Escuela de Tauromaquia, Jesús María Ortiz, y el empresario Ignacio Cascón.
Pero esta gala fue más. Fue el ejemplo de la afición por los toros. Fue el lazo de la convivencia entre unos y los otros y los de más allá, sean de Guijuelo o de la capital. Como también la presencia de Gonzalo, Gudino y Jesús, destacados integrantes de la Juventud Taurina de Salamanca, otra asociación que merece el respeto, el aplauso y la felicitación por el apoyo desinteresado a la fiesta de los toros.
Pero allí estaban también amigos como Julián Ramos, Juan Pedro Martín, Samuel Fernández, Manolín Majuma... Es que los toros se han convertido en parte esencial del nuevo Guijuelo. No se entendería esta Villa, entre otros sectores, sin el jamón, el deporte y, ahora también, los toros.
Ahora, a esperar el inicio de la temporada taurina 2023, que tendrá en la Fiesta de Castilla y León, el 23 de abril próximo, una corrida de primer nivel. Están acartelados Morante de la Puebla, Emilio de Justo y la reaparición después de su gravísima cogida de Manuel Diosleguarde, que se enfrentarán a una corrida de Capea, uno de los pocos hierros que aún quedan del encaste Murube. Que suenen clarines y timbales.