La Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Salamanca celebra el último seminario del CES con el título 'Población y procesos migratorios. En el mismo, el presidente del Consejo Económico y Social de Castilla y León, Enrique Cabero, pidió la creación de "una figura transversal" para coordinar todas las políticas relativas a la retención de población y reto demográfico y que, a su vez, haga de "interlocutor común" con otras instituciones de Castilla y León. Así, dejó claro que "es imprescindible que, desde la Junta, haya una figura coordinadora, que además sea el interlocutor con el CES y sus organizaciones".
Cabero también reiteró que revertir la actual tendencia demográfica de despoblación "es el gran asunto" sobre el que deben girar todas las políticas de Castilla y León. Por eso mismo, explicó a los medios, se precisa de "un esfuerzo muy grande en cuanto a la planificación de servicios públicos, en generar actividad económica y la creación de empleo, eso sí, que sea de calidad".
Todas estas cuestiones vienen a colación por el informe que cada año elabora el CES sobre la situación económica y social de Castilla y León. Así, explicó Cabero que "es un documento, que estamos elaborando ahora correspondiente al 2022, único, ya que comprende una gran cantidad de estadísticas y datos". Todo ello, a su entender, "permite realizar una descripción para poder avanzar en el análisis de la situación real de Castilla y Leon".
Por otro lado, el presidente del CES ahondó en que está elaborado por expertos designados por la Junta de Castilla y León y las Cortes, pero también por un conjunto “muy notable” de especialistas externos, docentes e investigadores de las universidades públicas de Castilla y León. La Usal, sin ir más lejos, colabora en el tema abordado hoy en si seno. “El informe tiene un contenido técnico sobresaliente, pero también participado por sindicatos, patronales u organizaciones agrarias, quienes formulan recomendaciones”, explicó. El último, en concreto, 696, dirigidas a las Cortes, a la Junta y a la sociedad en general.
Además, se aprueba por unanimidad porque “exige un gran esfuerzo de debate”. “Esto le da un gran valor porque se llega a decisiones pactadas que, por tanto, disponen de un valor adicional. Se sustentan en un conocimiento tecnifico, en base a la realidad y desde el consenso”, matizó Cabero. Este año, la novedad, precisamente, es la presentación del informe en el ámbito académico. Así, hoy culminó este ciclo coordinado el profesor José Luis Rojo, decano de los especialistas externos, que participa desde el año 1996.
Sangría poblacional.
Importante realizar cada año
El coordinador general del seminario y catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid, José Luis Rojo García, apuntó la importancia del “esfuerzo especial” del CES por poner a disposición de los castellanos y leoneses los “datos y las reflexiones” del informe anual. “El otro objetivo de estos seminarios es plantear las cuestiones más importantes, en el candelero, dentro del propio informe. Por ejemplo, en la sesión de hoy, población, demografía y procesos migratorios. Está bien desarrollado en el capítulo tercero, pero es que es el origen y el destino de todas las políticas públicas y la actividad de las instituciones regionales. Por eso es muy importante situar este proceso cada año”, valoró.
Los expertos presentaron los rasgos fundamentales de lo que se dice en el informe sobre políticas migratorias en Castilla y León. Luego hubo un debate, una mesa redonda coordinada por la profesora Isabel Martín, sobre las necesidades poblacionales en la Comunidad. “Todo temas que están en boca de los responsables políticos y de todos los castellanos y leoneses, también a nivel de conversación de bar, como el envejecimiento, la ruralidad… todo eso”, ejemplificó.
Finalmente, Martín incidió en la advertencia sobre la sangría poblacional que afecta a este territorio. “Castilla y León lleva perdiendo población dese mediados del siglo pasado, con ritmos diferentes según la fase. Y los porcentajes vuelven a ser tan intensos como en los años sesenta. Una pérdida también sustentada en una alta mortalidad y una natalidad casi inexistente, algo que es es común al conjunto de España, aunque con distintos ritmos”, concluyó.