La llegada del teléfono móvil cambió nuestras vidas y, sobre todo, nuestra forma de comunicarnos. Estar siempre disponibles, para unos con pros y para otros con contras, nos ayuda estar siempre conectados.
A inicios del siglo XXI, aunque cueste creerlo, no a un tiempo remoto y antiguo, quien necesitaba hacer una llamada no tenía otro remedio que rebuscar la calderilla que tuviera en el bolsillo de su pantalón y meterse en una cabina telefónica.
La primera cabina de España llegó en 1963, y durante varias décadas fueron parte fundamental de nuestra vida. Luego llegaron los smartphones y las cabinas acabaron siendo irrelevantes, pero aún así han sobrevivido durante años. Es el caso de la cabina de Hinojosa de Duero, que ya fue desmantelada. Para unos añoranza de lo que fueron nuestras vidas, para otros un incordio molesto. Y, para los más, un lugar para hacer sus necesidades de vejigas en fiestas y saraos en la calle, como era el caso de la cabina de Hinojosa de Duero.
'La cabina'
Esta película de drama surrealista es una de las obras más importantes de Mercero, consiguiendo el Premio Emmy internacional. Aunque a primera vista parece una historia simple, toca diversos temas espinosos. Protagonizada por Jose Luis Lopez Vazquez, es la historia de un hombre que queda atrapado en una cabina, desarrollando una parábola kafkiana.
Varios operarios instalan una cabina telefónica en medio de una plaza y un hombre entra para hacer una llamada. La puerta de la cabina se cierra de golpe y el hombre no consigue abrirlo. Varios transeúntes intentan ayudarle sin éxito. Se va acercando cada vez más gente a la cabina hasta que vuelven a llegar los operarios y meten la cabina con el hombre y todo dentro del camión. Finalmente lo trasladan a un depósito lleno de hombres encerrados en cabinas, algunos de los cuales llevan años encerrados, llenos de angustia, en el túnel de la presa de Aldeadávila de la Ribera. Al final de la película los operarios vuelven a depositar una cabina en la plaza, a la espera de la siguiente víctima.