Las cumbres, frecuentemente nevadas de la Sierra de Béjar o de Candelario, presiden con su reconocida silueta este territorio meridional de Salamanca que constituye el sector occidental del Sistema Central peninsular.
Con cotas superiores a los 2.400 m., este farallón rocoso esconde paisajes de gran diversidad, enriquecidos por las numerosas corrientes fluviales que se deslizan desde los circos y valles montañosos de interesantes morfologías glaciares.
Castañares, robledales y pinares comparten el medio con nutridas alamedas, fresnedas, abedulares y toda suerte de especies de menor porte que configuran un valioso sotobosque donde habita el gato montés, la garduña, la jineta o el tejón. Las cimas son el refugio del vistoso pechiazul que alegra con sus cantos la colorida primavera serrana.
El águila real, desde los cielos, sobrevuela bellas localidades serranas de peculiares rasgos arquitectónicos que las convierten en unas de las más bellas de toda Salamanca.
Numerosos atractivos que tan sólo apuntan otros muchos que sorprenderán al viajero que se anime a disfrutar del Espacio Natural de Candelario.
Candelario, conjunto de arquitectura popular
A escasa distancia de Béjar se encuentra Candelario, situado en la falda norte de la sierra de su nombre, en terreno abrupto, pues se dispone en la ladera de una montaña, con sus calles en profunda pendiente por donde discurren, perfectamente encauzadas, dos acequias que se bifurcan en otras más pequeñas y que, a su vez, constituyen uno de los detalles más originales del conjunto, pues el visitante, mientras camina hacia la parte alta del pueblo, es acompañado por el susurro cadencioso del curso del agua en su búsqueda del río Cuerpo de Hombre.
Candelario es un pueblo que, además de otorgar su nombre a la totalidad del espacio natural, conserva uno de los conjuntos de arquitectura popular –fachadas encaladas y grandes solanas de madera– más interesantes de la región. Su tipología responde a un modelo que se repitió, con ligeros cambios, desde el siglo XVIII hasta el XX. Con la características, entre otras, de que la puerta principal se protege de las inclemencias meteorológicas, como la nieve y la lluvia, con un cancel de madera o batipuerta, muy característico de la arquitectura del lugar por la forma curva que adopta en uno de los extremos superiores.
El observador que dirija su mirada hacia esta Sierra se recreará en la majestuosa grandiosidad del relieve que culmina en el Calvitero, a más de 2.400 m. de altura, donde el material pétreo es el dominante. Por su ladera va trepando la vegetación sustituyéndose las distintas especies con su peculiar colorido, acentuado por las variaciones estacionales que experimenta a lo largo del año, a ello se une la presencia de abundantes corrientes de agua que bajan por sus laderas enriqueciendo la zona y que se dejan escuchar en su descenso por las calles de esta villa serrana.
La iglesia renacentista
Especial atención merece la iglesia, de estilo renacentista, de la La Asunción en la complejidad e intensidad de la arquictura tradicional candelariense. Como también las fachadas y balcones que cobijan a las estrechas callejuelas por las que discurren pequeñas regateras que descienden de las nevadas cumbres.
Enclavado en un indescriptible marco serrano, rodeado de espesos castañares y bosques de robles, entre sus principales mo numentos destacan las iglesia renacentista de la Asunción. Se alza en la parte sur del pueblo, en la zona elevada, y constituye un magnífico ejemplo de la arquitectura gótica.
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