Sinergia de conocimientos para mejorar la precisión en la energía eólica
Un grupo de investigadores de la Universidad de Salamanca desarrollan una herramienta para obtener una predicción de cuanta energía puede producir un parque eólico
16 julio, 2023 17:43Minimizar errores y maximizar la economía. Bajo este pretexto, un grupo de investigadores de la Universidad de Salamanca, distribuidos entre el campus de la capital charra y el de Ávila, se encuentran desarrollando un innovador proyecto destinado a elaborar una herramienta para obtener una predicción de cuanta energía puede producir un parque eólico, de forma que sufra menos las consecuencias de estar en el mercado de la electricidad.
Los investigadores Saray Martínez, María Isabel Asensio, José Miguel Pablos y Diego Prieto han sido galardonados con el primer premio en la categoría ‘Idea de Negocio’ del concurso ‘Iniciativa Campus Emprendedor’ en su última edición. Un certamen que persigue fomentar la creación de nuevas empresas, en el que destacaron entre las más de 60 ideas presentadas y del que se abre también el debate de la necesidad de financiación para la continuidad de estos proyectos científicos.
En este grupo multidisciplinar cada uno de los integrantes tiene su papel. José Miguel Pablos se centra en la parte más meteorológica, mientras que Saray Martínez es especialista en el análisis de datos, María Isabel Asensio se ocupa de la modulación matemática y Diego Prieto trabaja dentro de la vinculación con las nuevas tecnologías para hacer el producto final.
Este equipo, que cuenta con miembros de la Usal y de la Universidad Católica de Ávila, trabaja en esta idea que surgió hace unos cinco años como una demanda empresarial que Pablos desarrolló en su Trabajo de Fin de Máster. Para desarrollar esta herramienta, que, aunque ya existe en el mercado, ofrecen “una solución mejor”, los investigadores fusionan todas las fuentes de generación, ya sean de producción renovable como no renovable.
“Las fuentes de energía renovables normalmente no son programables”, explica Diego Prieto a Ical. Una característica que hace que, en el caso de la eólica, solo pueda producirse la electricidad cuando hay viento o, en la solar, cuando hay sol. La situación dista con las fuentes no renovables, de ciclo combinado, que pueden crear energía con el arranque de las máquinas. “En el mercado eléctrico tenemos que tener la energía que se consume equilibrada con la energía que se demanda. De no ser así, pues se podían producir alteraciones en la frecuencia y dañar los diferentes dispositivos que están conectados a la red”, continúa.
Las energías renovables encuentran un reto ante esta premisa. “Realmente no se puede saber cuánto se va a demandar, pero se puede predecir”, señala Prieto. Entre los inconvenientes también se encuentra la dificultad de saber cuánto se va a producir “especialmente en el caso de una fuente tan inestable como es la eólica, lo que dificulta su inclusión en el mercado”. Y aquí entra en juego la herramienta, con la que, combinan esta información meteorológica con la del mercado eléctrico para saber si necesita más o menos energía.
“En el mercado lo que intentas conseguir es el mínimo error y la máxima economía”, desarrolla Saray Martínez. “Al final lo que quiere el productor es obtener más dinero con el mínimo error”, señala, afirmando que así obtienen “un resultado bastante interesante, próximos a la realidad y además mucho más beneficioso de los que ya existen en el mercado”.
Ahora, el proyecto se centra en desarrollar desde la información meteorológica, “muy dispersa”, una fuente de datos de viento geolocalizados. “Este modelo lo alimentamos con datos dispersos y proporciona un campo de viento de alta resolución, que nos permite tener información en posiciones que nosotros elegimos, es decir, donde está el aerogenerador. Y esa es la parte que proporciona la herramienta total en este modelo de campo de viento”, explica María Isabel Asensio.
Sin financiación no hay continuidad
Durante estos cinco años, el proyecto ha podido seguir adelante gracias a la financiación de diferentes ayudas. La primera y más importante, del Ministerio de Ciencia e Innovación, y después han ido sumando becas de colaboración del departamento donde desarrolla su doctorado José Miguel Pablos, además del galardón de este concurso ‘Iniciativa Campus Emprendedor’ y del apoyo de dos grupos de investigaciones “muy potentes”, según Martínez, gracias a los que han podido “conseguir bastantes cosas”.
“El problema de la financiación es precisamente esa palabra, la continuidad. Esa es la mayor dificultad”, demanda Asensio. Una situación que “nos apena muchísimo”, reconoce, cuando esa falta de continuidad en la financiación y en el tiempo no les permite instar a los más jóvenes de cara a una permanencia en su futuro laboral. “Muchas veces es complicado porque tienes una etapa buena, pero cuando esa financiación se acaba y no has conseguido otra, tienes ahí un período en vacío”, señala.
Gracias a la partida del Ministerio de Ciencia e Innovación, los investigadores de este proyecto pudieron trabajar durante dos años junto a agentes del mercado, establecer contactos para conocer las demandas empresariales y trabajar con centros de referencia como el Centro Nacional de Energías Renovables. Ahora, aunque reconocen que esta financiación del Plan TCUE es un impulso, no les permitirá seguir investigando durante mucho tiempo prolongado, con un equipo que se encuentra en diferentes lugares geográficos.
“Tú consigues una financiación, contratas a una persona, la formas y se te acaba la financiación. No consigues otra, y arrojas a una persona formada a la que no le puedes dar oportunidades de seguir trabajando”, continúa Asensio. Por ello, la investigadora considera que el futuro al que se enfrenta la población es “lo suficientemente complicado” debido al cambio climático, donde la solución se encontraría, a su criterio, en la investigación.
Con todo, Asensio apuesta por un cambio de mentalidad por parte de los políticos, pasando de una visión “cortoplacista” a otra de largo alcance que vaya más allá de “las siguiente elecciones”. “Hay que intentar desvincular lo que se invierte en la estimación de las decisiones con los planes políticos”, argumenta.
Otro de los puntos que destacan los investigadores es la importancia de “tener visibilidad y saber venderse, porque eso te permite conocer a otras personas que hacen lo mismo que tú en otros sitios, establecer sinergias, colaboraciones, y atraer financiación”. La colaboración multidisciplinar que tiene este grupo es un punto muy positivo para el proyecto. Una cualidad mediante la que “tener distintas visiones de un mismo problema siempre va a enriquecer la solución”.
Así, tanto desde el campus de Salamanca como del de Ávila, por el cual apuestan e incentivan a los futuros estudiantes a descubrir nuevas posibilidades en una ciudad por la que otros no apuestan, los investigadores continúan este proyecto con la creencia firme de que juntarse desde diferentes áreas de conocimiento puede dar lugar “a muy buenos resultados”.