Aldeadávila de la Ribera cubre jornadas en las fiestas de San Bartolo donde, como se sabe, el protagonista es el toro. Se corre, se disfruta, se sufre, se teme y, también, se torea para el regocijo del valiente o las risas y sustos del respetable que, todas las mañanas de encierro, copan las calles del recorrido como llenan los tendidos de la bonita plaza portátil que sostienen la Casa Consistorial y la iglesia parroquial.
Cuatro novillos de la ganadería salmantina de Valdeflores que hicieron el recorrido, desde el prado del toro, de una manera vertiginosa. Fue un encierro, como se dice en el jerigonza, rápido y limpio. Es decir, no hubo que lamentar desgracia personal alguna y, además, las reses entraron en manada acompañados por los mansos.
Una vez las reses enchiqueradas para la novillada de la tarde, con El Mene y Cristóbal Arenas, el Ayuntamiento ofreció la posibilidad de disfrutar, torear, reír, correr y también saltar con una brava vaquilla.
De por medio, mucha fiesta con la animación de la charanga La Escala 2.0, que marca el ritmo a las peñas en el pré recorrido del encierro para, luego en la plaza, seguir animando, bailando y divirtiendo a Viti -qué energía festiva tiene el aldeaviluco-. Pero también llegados de fuera como Gudino y Mati, fiesta y alegría sana en la plaza.
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