José López Botello, presidente del Club Villarino de La Habana, aseguraba a este diario, en una reciente visita a Salamanca, que “nos sigue contagiando el sonido de la gaita, la flauta y el tamboril, y lo ha venido haciendo en estas diez décadas. Este es el sentido de pertenencia que los primeros villarinenses llevaron en su sangre, lo trajeron también en sus costumbres y en sus recuerdos, proyectado hacia la nueva vida que se les ofrecía muy lejos de su aldea”.
De esta manera, los villarinenses se fundieron en aquel amplio horizonte cubano en sus gentes hasta que, como dijo Unamuno, "el paisaje se les hizo alma". Es momento de recordar a todos aquellos que marcharon, pero que siempre tuvieron presente a su pueblo, Villarino, y los vecinos a sus emigrantes. Porque, en Villarino de los Aires siempre ha estado presente el recuerdo del Club por diversas razones.
Para entender esta diáspora local, conviene recordar que la emigración española es un fenómeno histórico de larga duración que comienza en la Edad Moderna, y al que se puede considerar como continuación del proceso repoblador peninsular, de dirección norte sur, que fue siguiendo a la Reconquista en la Edad Media. Ya en el siglo XX, varió sus destinos principales de América a Europa, deteniéndose como consecuencia de la crisis de 1973, sin volverse a dar posteriormente cifras semejantes, dado el auge económico que siguió a la entrada en la Comunidad Europea (1986).
A pesar de que se ha producido un retorno importante de inmigrantes (sobre todo desde Europa), siguen existiendo significativas colonias de españoles en distintos países europeos y americanos, así como sus descendientes nacidos allí. Sin destacar numéricamente es especialmente significativa la emigración de jóvenes universitarios que terminan su formación científica en el extranjero, y a veces no retornan (fuga de cerebros).
Aún se canta en Villarino, allá por San Roque, esta bonita ronda/jota 'La Coronela': "los cubanos que han venido,/ no han traído ni un real,/ porque dicen que se le ha caído/ el equipaje para la mar/... Y la vaca los cubanos/ morirá, morirá". 'Cubanos' son los nativos que emigraron desde finales del siglo XIX a diversas zonas españolas y ultramar, sobre todo a Cuba y Argentina. El mayor núcleo de villarinenses se estableció en la isla, de ahí la denominación que le dan los locales a los emigrantes cuando regresan al pueblo.
Perpetuo recuerdo del pueblo
Los orígenes de estas migraciones datan de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando en la isla de Cuba, por tal motivo, se extendieron una serie de asociaciones, cuyo objetivo era agrupar a los residentes en Cuba, que procedían de las distintas provincias de la actual Castilla y León, proporcionándoles servicios culturales y recreativos, así como sanitarios y asistenciales. De ello, surgió el Club Villarino en la La Habana, que contribuyó a mantener una estrecha relación entre los salmantinos residentes en Cuba y sus descendientes y también con Villarino.
Durante 1914 se apoya, desde el Centro Castellano en Cuba, el fomento de la relación con las diferentes provincias de las que son naturales sus socios; así, en 1919 surge el Club Villarino en La Habana, que fue la asociación más significativa creada por los castellanos y leoneses, y que, desde su inicio, estuvo integrada por los nacidos en el pueblo de Villarino de los Aires y entorno.
El 8 de noviembre de 1919 se dan los primeros pasos en la constitución de una asociación "para que de esa manera quedara perpetuo el recuerdo del pueblo de Villarino en Cuba, y como cohesión entre los villarinenses", señalan los documentos de la época.
El Club se forma el 21 de diciembre de ese mismo año, eligiendo como presidente a Manuel Petisco Seisdedos. La asociación, según los estatutos, persigue "unir a todos los hijos de Villarino en Cuba, en la inteligencia de que en el local acogedor del Club hallarán un ambiente familiar que les permita recordar las añoranzas de la tierra ausente, estrechando los lazos de amor y confraternidad entre españoles y cubanos".
Así como desarrollar la vinculación con el pueblo contribuyendo a difundir y enaltecer "la memoria del pueblo de Villarino de los Aires, su provincia de Salamanca y la Madre Patria España y la honra de Cuba". Especial atención se dedica a la prestación de auxilio mutuo a los a sociados.
En este apartado, el Club Villarino acomete iniciativas importantes como fue la construcción del edificio social y del panteón, y la recaudación de 8.527,18 de las antiguas pesetas en 1926 para la construcción de las escuelas públicas de Villarino. La sede del Club Villarino fue inaugurada en el año 1928, en el municipio de Marianao, entre la calle 58 y la avenida. En la actualidad, todavía quedan algunos descendientes que recuerda las anécdotas contadas por sus antecesores.
Un caso excepcional
Ocho casas provinciales y una vinculada a Villarino de los Aires reúnen a más de 3.500 personas con orígenes castellanos y leoneses y residencia en Cuba. Las más veteranas son la Castellana de Beneficencia, con 114 años, y el Club Villarino, que suma 104 años, según el secretario general de la Confederación Internacional de Casas Regionales de Castilla y León, Javier Muñoz Royo. Esta organización, que aglutina a más de 100.000 asociados en 107 países, inició su andadura hace 16 años y reúne a estas casas provinciales que nacieron con un trabajo vinculado a la beneficencia y que con el paso de los años se ha orientado hacia la actividad cultural.
El caso de Villarino de los Aires es excepcional, ya que se trata del único pueblo de Castilla y León que cuenta con una casa propia. Según su presidente, José López Botello, el club fue fundado en 1919 y actualmente cuenta con 428 miembros. Botello aseguró que consiguen mantener la actividad del club con "bastante trabajo", de hecho en las instalaciones del centro han puesto en marcha un restaurante, el Club Villarino, en el que además de servir comida típica cubana, también se pueden degustar manjares españoles.
Son varias las personas que visitan el Club, sobre todo habitantes de Villarino que acuden a La Habana y realizan una entrañable visita al Club para saludar a los descendientes y, de paso, llevarles diferentes productos que escasean en la isla.
El regreso y el recuerdo de quienes visitan el Club Villarino está cargado de añoranzas, anécdotas y recuerdos que invaden los sentimientos.
También honran a San Roque como patrón del club
La fiesta cuenta con un gran número de invitados, de hecho, muchas personas se quedan de pie mientras duran las actividades. La conmemoración del patrón local tiene lugar en el municipio de Marianao, en las instalaciones del Club Villarino. El espectáculo artístico cultural tiene en un grupo de niñas del cuerpo de baile del propio Club Villarino, la intervención principal. Este grupo se constituyó el en septiembre de 2007, según refirió su profesora y directora, Antoinett Torres Suárez.
Y como resumen, baste transcribir los poemas de José Grande Martín, allá por las bodas de plata en 1944, en los que evoca al pueblo de origen, sus sentimientos y la realidad de aquellos hombres y mujeres que dejaron atrás madres, padres, mujeres, hijos y amigos, en busca de un futuro mejor del que ofrecían aquellos campos de vid, olivos y secanos.
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