Santiago García-Jalón de la Lama, nuevo rector de la Upsa: "Quiero una capilla en cada edificio de la Universidad"
El nuevo mandatario académico afronta su Rectorado con el firme propósito de fomentar su identidad católica, reforzar las relaciones con la Conferencia Episcopal y formar en equilibrio entre las humanidades y los ingresos económicos
23 septiembre, 2023 14:11Santiago García-Jalón de la Lama (Logroño, 1956) fue designado hace exactamente un mes como nuevo rector de la Universidad Pontificia de Salamanca. El gran canciller de la Upsa, monseñor José Luis Retana, a la vez obispo de las diócesis salmantina y mirobrigense, dio a conocer su nombramiento el pasado 23 de agosto tras hacerse efectivo por el Dicasterio para la Cultura y la Educación de la Santa Sede, en Roma. García-Jalón de la Lama sucede en el cargo a la primera rectora de su historia, la catedrática Mirian de las Mercedes Cortés Diéguez tras ocho años de mandato al frente de la Pontificia. Según manifiesta en una entrevista con la agencia Ical, el catedrático de Filología Hebrea y hasta ahora decano de la Facultad de Filosofía afronta su rectorado con el firme propósito de fomentar la identidad católica de la Universidad, reforzar las relaciones con la Conferencia Episcopal y formar en equilibrio entre las humanidades y los ingresos económicos.
P.-El día que se presentó ante los medios ya avanzó que acumula usted 32 años dando clase en esta institución. ¿Qué más puede aportar sobre su trayectoria docente?
R.-Bueno, he dirigido varios proyectos de investigación nacionales y también de la Junta de Castilla y León. Y he firmado contratos de investigación con centros como el Cilengua, un centro de investigación de la lengua que está radicado en San Millán de la Cogolla. Destacaría, aunque me parece un poco mal echarme flores a mí mismo, que he tenido una trayectoria de investigación muy constante durante todos estos años. No sé en cuántos proyectos de investigación he participado o he dirigido. Quizá una docena.
P.-Según el relato que hizo sobre su elección como rector, se desprende que no es un cargo al que alguien se postule, sino que es designado, en este caso, por el gran canciller de la Upsa, monseñor José Luis Retana, aún con el beneplácito de la Conferencia Episcopal y de Roma. ¿Por qué cree que le han escogido a usted?
R.-La primera vez que tuve una entrevista con el gran canciller yo le propuse nombres. Y él me dijo: “¿Y tú?”. Yo el Rectorado lo acepto, pero no compito por él. Si me quieren nombrar, pues estupendo. Yo no sé cuáles son los factores que les han llevado a decidir una cosa u otra. Eso habría que preguntárselo a ellos. Pero intuyo que querían un sacerdote al frente de la Universidad después de este periodo de ocho años con Mirian. Y que fuera una persona de concordia, para lo que contribuye que lleve aquí muchos años y, por consiguiente, sea alguien que conoce la Universidad. Y que es un poco viejo, que la edad apacigua.
P.-Asume el cargo con la misión de profundizar en la identidad católica de la Universidad Pontificia de Salamanca. ¿Por qué cree que es lo más importante a la hora de abordar su Rectorado y cómo piensa hacerlo?
R.-Me parece lo más importante porque creo que hay otros aspectos, que son igualmente importantes, que ya están en marcha. El fomentar la calidad de la Universidad es algo que mi predecesora ha hecho primorosamente bien. Sin embargo, la identidad, Mirian ha tomado algunas medidas, pero no la ha potenciado tanto. No podía ocuparse de todo. Entonces me parece que este es el momento de potenciarlo más. ¿Cómo se hace eso? No lo sé. Yo voy a poner unos medios que espero que den resultado, pero que no lo garantizan. Sin embargo, sin los cuales sí se garantiza que no va haber esos resultados. ¿Cuáles son esos medios? Primero, potenciar la labor de la actividad pastoral dentro de la Universidad. Que haya más sacerdotes que se dediquen a ella y que en cada facultad haya un responsable de la pastoral. También quiero que haya una capilla en cada edificio de la Universidad. Una capilla que, aunque sea pequeña, permita acudir a los alumnos que lo deseen. Y luego, estaré atento a la adhesión a la identidad de la Universidad en la contratación de nuevos profesores. Yo creo que en nuestro profesorado, de diversas maneras, hay un número elevado de profesores que sí comparten el ideario de la Universidad y, desde luego, no hay nadie que lo contradiga. Pero bueno, potenciar eso siempre es conveniente.
P.-Otra condición de la Upsa, además de pontificia, es ser de Salamanca. Dentro de la misión universitaria de transferencia del conocimiento a la sociedad, ¿piensa también fomentar la interacción con el territorio para, de alguna manera, retener el talento que forma?
R.-Desde luego que sí. En un proyecto futuro, yo quería fomentar alguna titulación justamente que estuviera dedicada a beneficiar los intereses de Salamanca, y de Castilla y León. No me quiero extender más porque es un embrión de idea lo que hay en este momento. Parte del profesorado ya es salmantino, lo es, desde luego, gran parte del PAS. Y todo lo que contribuya al progreso económico de Salamanca es prioritario. Porque, claro, la caridad es ordenada. Uno puede y debe ocuparse de las víctimas del desastre de Libia o de Marruecos, pero antes debe ocuparse, como es natural, de los que tiene más próximos. No vaya a ser que uno ande organizando campos de trabajo en Libia y esté abandonando a los pobres salmantinos. No sé si la comparación es muy afortunada, pero creo que se entiende. Cuando se habla de identidad, se habla también de contribuir a la vida económica y social del lugar.
P.-¿Tiene ya pergeñado ese escenario bilateral con el que pretende fomentar las relaciones con la Conferencia Episcopal? ¿Cree que se habían descuidado?
R.-Durante el anterior Rectorado hubo un proyecto de establecer una especie comisión paritaria, quizá no tan oficial o no tan solemne, pero que mantuviera relaciones periódicas sin necesidad de reunirse solo cuando hubiera un conflicto, o solo para dar explicaciones sobre la marcha de la Universidad. Se trataba de reunirnos periódicamente para informar sobre la Universidad y para recibir indicaciones. Entonces, yo querría retomar eso, que fue un proyecto que, como tantas otras cosas, se llevó por delante la pandemia.
P.-No ha escatimado en referencias a su predecesora, Mirian Cortés, primera mujer al frente de la institución, de hecho, la ha integrado como secretaria general. ¿Qué destaca de sus ocho años de mandato?
R.-Me parece que ha habido un esfuerzo muy grande por fomentar la calidad, por cumplir con la legislación vigente, tanto estatal como de la Comunidad, y por establecer criterios objetivos para regular la vida de la Universidad. Los procesos de promoción del profesorado, etcétera. Se han establecido criterios objetivos, y otros cuya aplicación escapa a las decisiones unipersonales. Hay comisiones objetivas que lo sacan adelante y nadie tiene que interferir. En periodos anteriores dependía mucho, por ejemplo, de la relación que un profesor tuviera con un decano o con el rector. Y yo creo que Mirian ha hecho un esfuerzo muy grande por que se objetive todo esto. Luego, como es natural, todas esas regulaciones son discutibles. A unos les parecen mejor y a otros peor. Pero está la voluntad de cumplir la ley y que haya reglamentos que regulen las cosas de manera objetiva. Me parece que es lo más destacado y lo más meritorio.
P.-¿Qué valor le da a los ránkings universitarios? ¿Le preocupa ascender y no caer en los indicadores externos?
R.-A un solo ránking yo no le concedo mucha importancia. Cuando se acumulan, entonces sí. Todo el mundo sabe que la Universidad de Oxford en un ránking puede estar la segunda y en otro la cuarta, pero en ninguno va a estar la 58. Nosotros estamos dentro del sistema universitario español, que es perjudicado por esos ránkings en el sentido de que aplican unos parámetros que no son los vigentes en una universidad española. Cuando a veces se dice que es que no hay ninguna entre las 200 primeras, no es que las universidades nacionales sean malas. Nuestros ingenieros trabajan en Alemania, nuestros médicos trabajan en Reino Unido. No es que formemos mal a la gente. Pero existen unos parámetros que están tomados del sistema anglosajón y que a nosotros no nos favorecen. Nosotros somos una pequeña universidad y ocupamos un puesto muy secundario, o muy terciario, de nuevo porque en la aplicación de estos parámetros salimos muy perjudicados. Por el contrario, dentro del sistema de Castilla y León, que ya es un descenso vertiginoso, estamos bien, en la segunda o la tercera posición. Y sin ser un obseso de los ránkings, considero que la medición objetiva que tenemos, parcial, sesgada, lo que se quiera, pero lo es. Y cuando son tres o cuatro los que abundan en la misma valoración, hay que tomarlos en cuenta.
P.-Las dos principales novedades en la oferta académica de este curso son los grados en Bienestar Psicológico y Calidad de Vida y Fisioterapia ¿Qué se espera de estas titulaciones?
R.-Justamente he estado hace un momento viendo las instalaciones de fisioterapia, que las acaban de entregar. El primer objetivo de ambas titulaciones es completar el catálogo la oferta en ciencias de la salud. Y todavía, creo yo, que se puede añadir alguna otra. Por otra parte, yo tengo un gran interés en todas las titulaciones que entrañen un trato directo con personas. Me parece que eso se integra también muy bien en nuestra identidad. Nosotros preparamos comunicadores, que son gente que tiene que tener una relación muy estrecha con la verdad, y también educadores o enfermeros. Dentro de eso, el desarrollo del catálogo de ciencias de la salud es importante. Hay un tercer aspecto, que no es menor, que es que esperamos ingresos económicos. Lamentablemente, la gente tiene la manía de comer a diario. Y es absolutamente legítimo, siempre y cuando no se supedite todo a eso.
P.-Los que llegarán en el futuro son los grados en Dietética y Nutrición e Historia. ¿Se corresponden, uno, con la necesidad de adaptación al mercado laboral y, por lo tanto, mayor demanda para mejorar la rentabilidad económica y, el otro, a ese objetivo de potenciar las humanidades? ¿Es ese el equilibrio el que persigue la Upsa?
R.-Sí, Dietética y Nutrición es un proyecto que ya Mirian había emprendido, y que a mí me hace una particular ilusión ya que una hermana mía, fallecida hace un par de años, se dedicaba justamente a la dietética y la nutrición, y fue una de las pioneras de los estudios de ese tipo en España. Con Historia ya habíamos acordado ese lanzamiento también con Mirian. Y es verdad, responde a esa doble vertiente. Por un lado, una titulación sanitaria o del campo de la salud que nos permita ingresar, y por otro, una oferta en las humanidades de manera neta. Y además que es muy importante. Bien se sabe que la historia ahora mismo es un campo de batalla. Cada cual trata de arrimar el ascua a su sardina y de echar ceniza sobre las sardinas ajenas. Veremos si también lo hacemos nosotros, pero bueno, vamos a ver si lo hacemos moderadamente.
P.-A pesar de que la formación online pueda ir en detrimento de esa relación profesor-alumno ¿tiene previsto seguir profundizando en ella?
R.-El año pasado, cuando yo estaba de decano en la facultad de Filosofía, tratamos justamente de hacer una reunión presencial con alumnos y con profesores. Y luego empezamos a diseñar, aunque la cosa acabó en nada porque se empezaron a precipitar los acontecimientos, una cafetería virtual. Bueno, pues un día, a las ocho de la tarde, fuera del horario escolar, se abre una sesión y cada uno, en su casa, el servicio se lo tiene que pone él. Un café, un gin-tonic, lo que quiera. Para charlar, conocerse, hablar de manera informal. Acabó en nada porque luego empezó la movida del nombramiento del rector. Y no sé cómo saldría. Pero bueno, se trata de paliar esa distancia entre profesor y alumno que se da en la enseñanza online.
P.-Igualmente, ¿se buscará avanzar también en ese ámbito?
R.-Sí, sí. Por ejemplo, ese grado en Historia del que yo hablo sería online. Sí, lo digital se impone, con sus ventajas y sus inconvenientes, sobre todo para ese tipo de titulaciones que son muy demandadas por personas que no pretenden estudiar con fines profesionales. ‘Toda mi vida he querido estudiar filosofía. Yo ya estoy de salida en el mundo laboral, pero me interesa estudiarlo’.
P.-¿Qué tal está funcionando el recién estrenado Centro de Lenguas?
R.-Se sigue trabajando en acuerdos internacionales, creo que con República Checa se está negociando uno, y hay más. Seguimos tratando de promover, por una parte, la industria del español, o sumarnos a ella aquí, y por otra, tratando de fomentar iniciativas propias en algunos de esos países.
P.-No sé si a través de la industria del español pueden tener acceso a fondos europeos, por ejemplo, en el marco de los PERTES.
R.-Sí, claro. Salamanca es la ciudad por excelencia del español. Recuerdo que hace años me pude entrevistar con el catedrático Gómez Asencio, que era director entonces de los Cursos de Español y que falleció lamentablemente el año pasado, para pedirle su opinión o su consejo. Él me dijo que pasa con los centros de español como con las zapaterías. Uno pensaría que si hay una zapatería aquí, no voy a poner la mía al lado. Pero, en fin, se ha demostrado que es al revés, que hay calles a las que se acude porque hay muchas zapaterías. ‘Vete a Salamanca porque o bien en una academia, bien en una universidad, o bien en la otra, seguro que vas a obtener lo que quieres’. Se trata de fomentar eso.
P.-Antes ha mencionado que quiere capillas en todas las facultades. ¿Piensa en algún otro proyecto o cambio a nivel de infraestructuras?
R.-Aparte de esas pequeñas reformas, donde estamos volcados ahora mismo es en la reforma del edifico que acabamos de adquirir para instalar allí el que curso viene Fisioterapia y algunos otros grados. Eso nos va a llevar la mayor parte de los esfuerzos, aparte del mantenimiento habitual del edificio histórico. De momento, ningún otro megaproyecto. En algún momento se habló de la posibilidad de ampliar el colegio mayor Guadalupe, pero de momento lo hemos parado para calibrar bien los gastos que habría que hacer.
P.-¿Cree que existe un estigma en la sociedad que devalúa los títulos obtenidos en la educación superior privada respecto a la pública?
R.-Yo creo que está camino de superarse. La universidad privada, o no estatal, mejor dicho, porque esto no es de nadie, no es que yo venga aquí por las mañana con la llave y abra, tenía el estigma de que aquí acuden los alumnos que se lo pueden pagar, o bien los que no han sido admitidos en la universidad estatal. La legislación reciente a nosotros nos ha favorecido mucho en el sentido de que se han establecido criterios de valoración objetivos, justamente los ránkings. Aquí, en Salamanca, la universidad por excelencia es la Usal, por su volumen. Pero el sistema, a su vez, de acreditaciones y de sexenios igualmente nos favorece. Cuando yo me entrevisto con mis colegas, puedo hacerlo sobre la base de que mi acreditación y el número de sexenios es el mismo que el suyo. No es que se diga ‘vete a saber de dónde habrá salido este cura’. No. ‘Tengo los mismos méritos académicos que usted’. Las universidades estatales, como es natural por otro lado, tienen entre sí relaciones que no comparten con las no estatales. Pero yo creo que la relación es buena. Desde luego, para mí lo es con mis colegas de Hebreo, de Latín, de Lingüística. Siempre han sido relaciones excelentes de colaboración. El rector de la Usal tuvo la amabilidad de asistir a mi toma de posesión, cosa que le agradecí mucho.
P.-¿Cuáles son los principales valores que la Universidad Pontifica de Salamanca puede aportar a sus egresados a la hora de ingresar en el mercado laboral y en la sociedad en general?
R.-Una transmisión nítida de los valores propios de la fe cristina. El amor a la verdad, el deseo sincero de servicio a las personas y a la sociedad a través del propio trabajo, el saber que lo que perfecciona al hombre es la donación de sí mimo. Suena un poco a predicación, pero estoy convencido de eso. Es el fundamento de la fe. Lo importante no es ser querido, sino querer, es lo que le hace a uno dichoso. Si uno sale a la calle y se la abalanzan multitudes al grito de ‘cuánto te quiero’, lo que querría es que le dejaran pasar. Y, sin embargo, uno sabe cuánto disfruta con una persona a la que quiere. Si ese valor conseguimos vivirlo y transmitirlo, sería magnífico y, además, sería muy rentable para su vida y para la sociedad.